Observadores internacionales, entre ellos las Naciones Unidas, hicieron un llamado este viernes a los candidatos y las fuerzas políticas a respetar los resultados de las elecciones del domingo con las que Bolivia busca zanjar la crisis política tras la renuncia del presidente Evo Morales hace un año.
El Secretario de la ONU, Antonio Guterres, envió a su representante Jean Arnault, quien se reunió con Luis Arce, del partido de Morales, y el centrista Carlos Mesa, primero y segundo respectivamente en los sondeos de intención de voto.
“Se está haciendo un monitoreo muy riguroso de la situación de los derechos humanos en el país y que se va a concentrar muy especialmente sobre la situación el día de las elecciones”, dijo Arnault a periodistas tras los encuentros con los candidatos.
A su vez, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, envió un comunicado en el que señaló que “las elecciones representan una oportunidad para avanzar… y disminuir la extrema polarización que afecta a Bolivia”.
“Es necesario que desde los partidos exista una aceptabilidad de la derrota y que se dejen de lado llamados a confrontación”, dijo por su parte Pamela Santamarín, representante de la Unión Interamericana de Organismos Electorales tras reunirse con el Tribunal Supremo Electoral.
El presidente de ese tribunal, Salvador Romero, informó que los comicios del domingo también serán observados por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Centro Carter.
“Nos interesa un proceso limpio, no los resultados”, dijo Francisco Guerrero de la OEA.
Ese organismo fue el que denunció un fraude en las elecciones de octubre del año pasado, en las que Morales buscaba su cuarto mandato, tras una dudosa interrupción en el sistema de conteo de votos. Ello precipitó un estallido social que derivó en la renuncia Morales, actualmente refugiado en Argentina.
En medio del silencio de campaña electoral que rige por ley la policía desbarató un choque entre simpatizantes y opositores del alcalde de Cochabamba, en el centro de Bolivia. Los agentes debieron usar gas lacrimógeno para dispersar a los bandos en pugna.