Los productores del estado Lara, generalmente los pequeños, se quejan de la falta de estímulos para cultivar la tierra, ya que comenzando por la escasez de combustibles, no encuentran forma de que los organismos oficiales se ocupen de ellos.
Argenis Manzi, quien se ha convertido en vocero de los agricultores del valle de Quíbor, dijo que cada vez se reduce el número de los productores, porque no pueden seguir invirtiendo sin posibilidad de tener rentabilidad.
Después que desapareció Agroisleña no hay ninguna empresa de su tipo que pueda suministrar los insumos, ni asesoría técnica, ni mucho menos financiamiento para los rubros que se cultivan en la región.
La falta de combustible se ha convertido en un negocio para funcionarios oficiales, ya que han tomado control de la venta de gasolina y ésta es vendida en dólares, porque se ha obviado la venta en bolívares.
Antes de presentarse el problema de la escasez, los productores podían comprar sus pimpinas en las estaciones de servicio, e incluso pedirle a otro agricultor que tuviera vehículo que le comprara el combustible para llenar las bombas de riego.
Era fácil, porque el suministro no era controlado por uniformados.
Ahora es distinto, ya que en las estaciones de servicio no surten a quienes llevan las pimpinas, sino que el suministro se hace por número de placas y determinados días.
Este asunto ha sido planteado a las autoridades, a fin de que tomen en consideración que la mayoría de pequeños productores no tienen vehículos, pero nadie ha querido atender ese asunto.
Ya es difícil conseguir transportistas para trasladar las cosechas a los centros de distribución y consumo, motivo por el cual los principales rubros que se producen tienen hoy precios muy elevados.
Una cesta de tomates, que tiene veinte kilos, en el campo cuesta diez millones de bolívares y una de pimentón, que tiene quince kilos, siete millones y medio, por citar dos rubros. De modo, pues, que esos productos en la ciudad de Barquisimeto son costosos.
Ahora se ha observado que están llegando algunos comerciantes de Valencia y Caracas, que pagan los productos en dólares.
Sin embargo, son muy pocos y no representan la solución a los problemas que tienen los pequeños productores, quienes no pueden sino sembrar lo mínimo para subsistir, dijo Manzi a Elimpulso.com.