#OPINIÓN Ventana abierta: Pernil en diciembre #14Oct

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Para recordar:

“De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra.”

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(Génesis 7:2)

Desde hace varios años, se les ha venido ofreciendo pernil en diciembre a un sector de venezolanos. Intento, tras intento. Y este año, desde el mes de mayo, también en el mes de julio 2020, el primer mandatario está ofreciendo esas piernas de cerdos como fuente de proteína. Y como se acerca esa fecha, ¿quién sabe cuántas veces más hablarán de los renombrados cochinos?

Según el párrafo anterior, valdría la pena preguntarnos: 1) ¿Por qué ofrecer proteínas animal, solo para un mes del año y dónde quedan los otros meses? 2) ¿Por qué los encargados de las bolsas Clap, pensando en la cantidad de proteína que necesita una persona diariamente (todo el año), no colocan un mejor menú de alimentos en ellas?

Por ejemplo: Soja, frutos secos, semillas, frijoles (que no sean chinos), lentejas; avena, entre otros. Por favor, no se rían con la lista que dimos, porque ¿Acaso no se gasta excesivo dinero en otras cosas? Últimamente, en dichas bolsas Clap, aunque se pague poco, están colocando mucho arroz, harina de maíz, pastas, frijoles chinos y de vez en cuando un aceite, pero de palma, que es bastante dañino para la salud.

En ese orden de ideas, según la página web, newsnetwork.mayoclinic.org, “una persona requiere unos 0,8 gramos de proteína diarios, por kilogramo de peso corporal. Ejemplo: Alguien que pesa 75 kilogramos (165 libras) debe consumir 60 gramos diarios de proteína”. Eso puede ser repartido en tres comidas. Mayor cantidad en el desayuno, poco en el almuerzo y nada o casi nada en la cena. Tristemente hay personas en nuestro país, ni siquiera están haciendo una comida al día. Lógicamente, para los bendecidos en cuanto a alimentos, debe haber un complemento calórico, carbohidratos, vitaminas y minerales, todos tomados, preferiblemente de los alimentos y no tanto de suplementos sintéticos, que también son costosos o no se encuentran.

De acuerdo a la página web fatsecret.cl, por cada 100 gramos de pernil, se encuentran: 19,6 g de proteínas; 193 Calorías y 12, 28 g de grasa. Esa grasa la dividen en Saturada 4,25 g; Poliinsaturada 1,31 g; Monoinsaturadas 5,47 g. Es decir, si una persona comiera solo pernil al día para buscar proteínas, necesitaría unos 300 gramos del mencionado cochino ¿La grasa saturada se multiplica por 3? Aunque el exceso de grasa dañina no lo mate, esta carne está prohibida por Dios, por ser un animal inmundo.  

Según texto inicial, se introdujeron en el arca de Noé, por orden divina, siete (7) parejas de animales limpios y una (1) de animales inmundos. Entre los limpios están la vaca, el chivo, el ovejo. Y entre los inmundos están: el cochino (cerdo); el chiguire, el ratón, el camello. Igual clasificación para peces, aves y reptiles.

Después del diluvio, la tierra fue repoblada y por dejar a Dios, cayeron esclavos de los egipcios y cambiaron su manera de alimentarse. Por ello, Dios escogió a Moisés como escritor y libertador de ese pueblo. Al igual que Noé clasificó los animales. Eso está en Levíticos 11: Los limpios (comestibles) y los inmundos (no comestibles).

Así que, mientras los gobernantes y parte de la población de este país, se empeñan en desconocer la orden de Dios o los textos bíblicos que nos prohíben comer carnes inmundas, por su parte el profeta Isaías (66:17) dice que es “abominación para Dios los que comen carne de puerco y de ratón”. Y pensar, que en la Sagrada Escritura señala que en el cielo no entrará nada inmundo (Apocalipsis 17:1).

La Biblia nos aclara que ni Pablo o Pedro, siendo judíos, o Jesús, cambiaron la forma de alimentarnos. Al leer 1ª Timoteo 4:1-5, Pablo hablaba de las carnes limpias, por ser Judío. En Hechos 10, no dice que Pedro comió carnes inmundas, sino que Dios lo llamó “al botón” sobre los gentiles, quienes eran llamados inmundos por los judíos. Y Jesús dijo en Mateo 5:17, que no venía a cambiar nada de la Ley o los profetas.          

Por todo lo anterior, Dios quiere salvarnos, pero debemos mantener sus normas o mandamientos. Si el cielo es la meta para muchos, debemos aprender a alimentarnos a pesar que los gobiernos o algunas personas no nos sepan guiar en el asunto.

Eduardo Iván González González

www.ventanabiertalmundo.com

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