La familia Pérez Landaeta abandonó este martes la ciudad de Valencia, en el estado Carabobo, rumbo a la frontera, con el propósito de migrar hacia Colombia.
El destino, es la ciudad de Medellín. Allí piensan radicarse con la ayuda de familiares. «Buscamos estabilidad, que lo que ganemos nos alcance para comer«, profirieron los progenitores de cinco niños.
Fueron casi ocho días de fatigoso e incierto camino. «En algunas alcabalas no nos dejaban pasar y teníamos que desviarnos por el monte, por las trochas«, dijeron en tono irónico.
«La necesidad nos hace migrar. Para mí la situación en Valencia está crítica, si no aún estuviéramos allá«, soltó el caballero con un sonrisa que denotaba preocupación por las experiencias que están por venir.
Aunque consiguieron varios aventones, recalcaron que, una vez arribaron a Barinas, la situación se hizo más difícil, pues la gente prefería no dar la «cola por temor a lo que pudieran decirles en alguna alcabala«.
Las pertenencias que cargaban consigo eran pocas. Llevaban lo más primordial: ropa y algunos productos para consumir en el trayecto. Sus bolsos, con el tricolor nacional, muestran a grupos de venezolanos decididos a vivir otros escenarios pese a la pandemia.
«Dormíamos en las aceras, porches»
En los momentos de descanso, el grupo familiar buscaba alguna acera o porche donde poder posar la humanidad y descansar por algunas horas.
«Es duro«, subrayó la progenitora mientras dejaba por sentado su optimismo frente al lóbrego e incierto panorama. «Nos dijeron que siguiéramos por esta vía, hasta llegar a la trocha. Falta poco«, lanzó un suspiro para luego emprender, junto a los suyos, la ruta.
En los últimos días, han aumentado los grupos de caminantes que llegan a la frontera para migrar a Colombia por los caminos verdes o trochas, como también se les conoce.
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