La economía venezolana se ha venido desmonetizando, lo que ha promovido la aparición de nuevos medios de pago digitalizados y cada vez hay menos demanda de billetes, obligando a la banca nacional a irse adecuando a un entorno multimoneda, aseguró el economista, César Aristimuño.
El pronunciamiento lo hizo el especialista en el marco del evento “La Economía y las Empresas Venezolanas ante la Nueva Realidad”, que llevó a cabo la firma consultora Aristimuño Herrera & Asociados (AH&H) y bancaynegocios.com.
En ese orden, el economista detalló que las transacciones en divisas han crecido considerablemente. De hecho, los consumos en efectivo se ubicaron entre 26 y 26 millones de dólares en los últimos 2 meses, mientras que las transacciones con tarjeta de crédito internacional cayeron de 12 millones de dólares en la época prepandemia a US$4,5 millones, aunque se estabilizó al nivel actual de 7,5 millones de dólares.
Asimismo, Aristimuño señaló que el dólar en Venezuela ha perdido 20% de su poder de compra en lo que va de año, frente al 86% que perdió en 2018 y el 35% en 2019.
Ante este escenario, la banca venezolana enfrenta una viabilidad económica y financiera comprometida. La presión del encaje legal incrementa sus costos financieros y limita la capacidad de generación de ingresos e impide cumplir la razón de existir de la banca que es la intermediación financiera. Además la devaluación e inflación aumentan los costos operativos y condiciona las inversiones requeridas para mantenimiento, sustitución y modernización de plataformas tecnológicas e infraestructuras físicas.
El economista señala que la banca progresivamente se irá adecuando a un entorno multimoneda a través del manejo de divisas en efectivo a través de cuentas custodia y monederos en divisas, préstamos en divisas, medios de movilización y pagos, así como créditos indexados.
Vista esta serie de factores, Aristimuño recomienda a las empresas potenciar su gestión multimoneda como elemento para operar y como mecanismo de cobertura, planificar su fuente de fondos, así como adaptar sus procesos operativos, administrativos y logísticos a la nueva realidad.
Destaca que es necesario acelerar los procesos de transformación digital dado que la tecnología llegó para quedarse, así como reforzar las políticas de capital humano a personal clave y estratégico.