“El Dr. Juan Pablo Pérez Graterol”.
No es fácil superar la ausencia de quien el 16-7-1976, con su despedida física marcó un hito de dignidad, templanza, valor e integridad en los corazones que perpetúan su memoria, en la gratitud de los habitantes de Araure donde fue concejal, jefe civil, filántropo, profesor, pero muy especialmente, médico general, internista, urólogo y, el partero que trajo a la vida varias generaciones de araureños y aquí debo contarte otras bellas anécdotas sobre mi tío.
El día en el cual le dimos sepultura a la materia, los estudiantes de un liceo de Araure, en un obituario estilo comunicado, le exigieron a las autoridades del Ministerio de Educación, de aquel entonces, que le asignaran el nombre del DR. JUAN PABLO PÉREZ GRATEROL al liceo que por más de 38 años había servido sin haber cobrado estipendio alguno habiéndolo donado al liceo, para que lo destinaran a los gastos comunes y mejoras de su planta física, durante “todo” el lapso que laboró dando clases de francés y de biología; formando con sus conocimientos y ejemplo a la juventud araureña y de los lugares próximos de donde provenían los muchachos que allí cursaban estudios. Es por ello que, el Concejo Municipal de Araure aprobó aquella solicitud y, en la Villa de Araure existe:
“EL LICEO DR. JUAN PABLO PÉREZ GRATEROL”.
A finales de la década de los años ochenta realizamos en “Pozo Blanco”, Acarigua, una asamblea de caficultores, donde asistieron representantes de la banca comercial privada, después de la asamblea, fuimos invitados a cenar en un restaurant en Araure. Durante la velada y el compartir, comencé a contar mis correrías de niño y de adolescente en aquellos lares. Enfaticé en que era sobrino del Dr. Juan Pablo Pérez Graterol y, entre mis remembranzas me doy cuenta que a uno de los presentes le comienzan a rodar lágrimas por sus mejillas, entonces cambié el tema y extrañado pedí disculpas, corte mis anécdotas y me fui al baño, estando en el baño llegó la persona, del cual lamentablemente no recuerdo su nombre, y me preguntó si en realidad era sobrino del Dr. Juan Pablo Pérez Graterol, y le expliqué lo que ya les he contado; que en verdad no era mi tío, porque él, en realidad era primo hermano de papá, pero siempre habían sido como morochos, por tanto… “¡Era mi tío!”
La persona se fue en llanto y me contó (Palabras más, palabras menos):
“Mi madre era extremadamente pobre, vivía no en un rancho… vivía bajo cuatro tapas de zinc, viejas… Sin paredes, piso de tierra y sin servicios. Tu tío la partió en el “Puesto de Socorro” y al saber de su pobreza, iba al rancho de mi madre llevándole comida, ropa y la leche necesaria para que yo sobreviviera…
Era una persona muy joven, de trato cordial y educado, me dijo que se había graduado de Contador Público… Era Vicepresidente de zona, de un importante banco comercial.
Entre sollozos me repetía: “Si no hubiese sido por tu tío… No hubiese sobrevivido.”
En la Declaración Sucesoral de mi tío, al igual que en la de papá, está el testimonio, legal y fehaciente de su honestidad, integridad y amor a sus semejantes a través de su profesión…
En el texto de los obituarios, acuerdos de duelo y comunicados que circularon el 17 de julio de 1976, durante la estadía de su cuerpo en Capilla Ardiente en el Concejo Municipal de Araure, circuló la confirmación escrita de una insigne trayectoria pocas veces vista y muy poco conocida, en la palabra impresa se podía leer… Continuará.
Maximiliano Pérez Apóstol