El Frente Amplio Venezuela Libre es una plataforma política ideada e impulsada por el Padre Luis Ugalde. Como su objetivo es la Unidad Superior por el rescate de la Democracia venezolana sus integrantes son todos aquellos ciudadanos que tengan la aspiración de ser libres y quieran luchar por conseguirlo.
De esta forma el FAVL tiene tres grandes componentes, los partidos políticos, la sociedad civil y la disidencia del chavismo que desea enfrentar al régimen usurpador por vía pacífica y democrática. Sobre el papel, el conformar este esquema unitario puede parecer fácil, pero al llevar estas ideas a la práctica nos encontramos con múltiples dificultades que tienen que ver con la falta de un diagnostico sociopolítico actualizado y los parámetros organizativos de los grupos políticos y sociales quienes mentalmente usan referentes institucionales que desaparecieron, producto de la mega crisis que sufrimos y que aplanó la diversidad social y económica de nuestra sociedad, compactando a la población en grupos invertebrados ocupados fundamentalmente a tareas de supervivencia.
Así tenemos que al plantearnos el reto de la movilización popular en respaldo a las propuestas hechas por nuestro Presidente Juan Guaidó, nos topamos con carencias organizativas graves, que no pueden ser subsanadas por la inmensa y heroica voluntad de la dirigencia política, quienes probablemente registren en sus mentes como partidarios a miles de personas que votaron por sus partidos en elecciones anteriores pero que ahora han marcado un distanciamiento dramático respecto al mundo político. He aquí entonces un problema que necesita ser resuelto mediante la reubicación correcta de estos `partidos ante la realidad, para reconocer con humildad que la votación y apoyo que tuvieron en las elecciones parlamentarias del 2015 no se corresponde al apoyo ciudadano que ahora tienen.
Lo mismo sucede cuando se acude a los sectores independientes que antes eran unas fortalezas organizativas y ahora en buena parte están desarticulados y los que sobreviven institucionalmente se agrupan con base a motivaciones básicas que responden al mismo formato de lucha general, tener condiciones elementales para la subsistencia familiar.
Sucede así que cuando se quieren planificar acciones que necesitan de respaldo ciudadano, no se cuenta con una estructura organizativa que cumpla las expectativas, sencillamente porque, tanto la dirigencia de los partidos políticos, como de la sociedad civil, no tienen espacios específicos de control, sino un poder de convocatoria que funciona con la condición indispensable de la Unidad, ya que un componente fatal del rechazo de la población ante el mundo político es que este se encuentra dividido por rencillas internas.
Así tenemos que cada partido y cada sector de la sociedad civil vale y cuenta, mucho, en la medida que actúe en conjunto. En pocas palabras, por separado cada grupo político o social no tiene influencia ni convocatoria popular, pero cuando aportan su cuota de militancia e imagen pública a una plataforma unitaria, su aporte se multiplica. Y eso lo hemos visto a nivel nacional y regional cuando ante el llamado unitario las calles y avenidas se desbordan de multitudes entusiastas.
Pero lograr esta unidad, articular estos consensos, no es nada fácil porque algunos dirigentes partidistas no han entendido estas verdades tan notorias y buscando fortalecer sus organizaciones rompen elementales reglas de convivencia unitaria y esto termina impactando el comportamiento de toda la plataforma.
Otro elemento a considerar es que estamos en las puertas de acontecimientos importantes que podrían acercarnos con mayor velocidad a una salida del drama infernal que nos agobia. Esa salida está vinculada a la realización de unas elecciones libres donde por necesidad histórica, los factores democráticos deben presentarse unidos, para triunfar sin dejar lugar a la más mínima duda y también para constituir una sólida alianza nacional que de estabilidad política al ciclópeo esfuerzo de gobernabilidad que quedará como reto, luego de esta nefasta dictadura.
En Lara, afortunadamente, muchos de estos problemas de entendimiento los hemos superado gracias a una sala situacional que realiza diagnósticos permanentes sobre hechos nacionales y regionales ,relacionados con la sana relación que debe existir entre partidos políticos y sectores independientes, con lo cual hemos logrado convertir al Frente Amplio Venezuela Libre, en la referencia fundamental de la oposición democrática, tanto a nivel regional, como municipal y parroquial, donde la coordinación se ejerce con equilibrio y satisfacción de todos los involucrados.
Para alcanzar esta mancomunidad hemos recorrido un camino de dificultades, pero los resultados defienden por sí mismo el que se nos tenga como ejemplo positivo de éxito, dentro del esfuerzo unitario que busca a nivel nacional. Claro que subsisten dificultades, pero ellas son solucionadas con prontitud debido a los buenos niveles de comunicación que hemos establecido. Por todo esto podemos concluir que el Frente Amplio Venezuela Libre es una realidad presente que funciona como plataforma unitaria y además tiene un gran potencial para continuar incorporando voluntades a esta lucha por la libertad de nuestro país. Dios con nosotros.
Jorge Rosell y Jorge Euclides Ramírez