#OPINIÓN Carora en 1969 #28Sep

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A la memoria de Víctor Julio Ávila.

Ese año ha quedado como fijación permanente en mi memoria por haber ocurrido tres hechos trascendentales entonces: la llegada del hombre a la Luna, el Cuatricentenario de Carora y mi graduación de bachiller en el Liceo Egidio Montesinos. Habría que agregar la disolución de la banda rockera británica de Los Beatles y el allanamiento manu militari de la Universidad Central de Venezuela por el Dr. Rafael Caldera I.

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 Las instituciones de gobierno en la Carora de hace medio siglo eran once y empleaban a 538 personas. Hogaño habrá que multiplicar esta cifra por 10. Lejos estábamos del monstruoso crecimiento del Estado, de lo que llama Octavio Paz el “ogro filantrópico”. El Censo de población arroja en ese tiempo la cantidad de 31.934 almas en aquella ciudad pueblerina y cordial que era Carora.

En ese entonces contábamos apenas con siete alojamientos: Hotel del Comercio, Hotel Parrilla Italia, Hotel Familia, Hotel Lara, Hotel Victoria, Hotel Bologna de Livio Martinengo, Hotel Mara. El líder político más resonante por su atrabiliario léxico  era el falconiano Jesús Morillo Gómez, dirigente del partido social cristiano Copei, quien llega a la ciudad del Portillo a trabajar en los Silos de Adagro de la avenida Miranda.

Las instituciones  de gobierno que empleaban a más personas eran el Ministerio de Educación con 132 empleados, a todos los cuales se les cancelaba Bs. 161.500,00 cada mes; la otra era el Concejo Municipal con 132 empleados (hogaño somos 824) que devengaban, entre todos, Bs.165.000,00 mensualmente.

La Oficina de Identificación y Extranjería, “La Cédula”, que estaba ubicada en la calle Lara, era atendida por cinco funcionarios, el más emblemático de ellos era el popular y dicharachero Blas Meléndez, los salarios montaban a Bs. 14.521,00 mensuales; la Zona 4 del Instituto Agrario Nacional (IAN) daba trabajo a cinco personas cuyos sueldos mensuales ascendían a Bs. 5.450,00; tres ciudadanos atendían el Ministerio del Trabajo, la Comisionaduría, quienes ganaban globalmente Bs. 2.144,00 cada mes; el Ministerio de Obras Públicas (MOP) laboraban cinco personas, quienes ganaban Bs. 6.030,00 mensuales; en “la” INOS o Instituto Nacional de Obras Sanitarias trabajaban 36 ciudadanos, los cuales devengaban globalmente Bs. 38.145,55, salarios que ganaban para extraer y distribuir  un agua de alto contenido de hierro y salitre sacada de los pozos subterráneos de La Miel, ubicados en la vía Lara-Zulia.

En el Ministerio de Comunicaciones se ganaban el pan 62 personas, 14 en Tránsito Terrestre, ubicado al lado del Centro Lara, 40 en la Oficina de Correos, calle Lara, esquina calle Sucre, ocho en la Oficina de Telégrafos en la calle Bolívar, todo ese personal ganaba Bs. 33.171.80 cada mes; 26 personas trabajaban en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, ubicado entonces en la calle Lara, los cuales percibían Bs. 33.292,40 cada 30 días; el Ministerio de Justicia daba empleo a 38 ciudadanos, seis en el Registro Subalterno, donde descollaba el amable y gentil escritor don Antonio Crespo Meléndez, tres en la Medicatura Forense, cinco en el Juzgado del Distrito, allí brillaba la eminente Doctora Lida Álvarez de Briceño Canelón, en tanto que en el Consejo Venezolano del Niño (CVN) lo hacían 24 personas, uno de ellos ni amigo Profesor Gerardo Armao Vásquez, todas esas personan recibían salarios que montaban los Bs. 23.068,00 mensuales; y finalmente en el MAC o Ministerio de Agricultura y Cría, Región 3, cuyas oficinas se situaban en la avenida Miranda, empleaba a 41 venezolanos,  quienes devengaban cada 30 días salarios que sumaban Bs. 48.635,oo; no dispongo de datos de la Comandancia de Policía, que funcionaba en la calle Comercio, en la casona donde nace el Colegio La Esperanza o Federal Carora en 1890, hogaño frente a la Casa de la Cultura, eminente obra  ésta del odontólogo caraqueño Dr. Juan Martínez Herrera, quien casado con la caroreña y también odontóloga  Teresita Yépez de Martínez se vino a vivir a nuestra ciudad en 1963.

Tres años antes  hacía otro tanto quien escribe, pues el 15 de septiembre de 1960 llegamos desde la hermosa población andina de Humocaro Alto del Distrito Morán, la familia de mi padre Expedito y Claver de Cortés, nos instalamos en la residencia del Director del Grupo Escolar Ramón Pompilio Oropeza, instituto donde vivimos hasta 1981, año en que mi papá recibe su merecida jubilación después de rutilante y luminoso magisterio al frente de ese instituto de primaria que fue fundado en 1949 con el nombre popular de “La Concentración Escolar.”.

Luis Eduardo Cortés Riera.

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