Quinta Mayda, la casona olvidada de los Yepes Gil

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Conocida en barquisimeto como una casa de espantos y aparecidos, la Quinta Mayda o casona de la familia Yepes Gil, asentada a un lado del parque Ayacucho, declarada patrimonio histórico y cultural de Venezuela, hoy sobrevive al abandono oficial. 

En las crónicas de Fulgencio Orellana, la afamada casona fue ordenada a construir en 1921, por don Carmelo Giménez, natural de Yaritagua, estado Yaracuy, acaudalado comerciante propietario de «Mercantiles El Globo».

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Giménez abrigaba la esperanza de construir una casa similar a las existentes en las afueras de París, motivado a una obsesión con una bailarina francesa que vino a Barquisimeto con la compañía de Filo Vagontier.

El historiador Romel Escalona, cronista de la parroquia Concepción de Barquisimeto, asegura que el rico comerciante contrató a un arquitecto francés para dirigir la obra y cuyo proyectista fue el Hermano Juan.

Al concluirse la obra a mediados de 1922, Giménez se la ofreció a la deseada bailarina, y con ella convivió unos meses en el inmueble, hasta que la dama consiguió de su acompañante un préstamo caudaloso para  cancelar unas deudas en París, pero nunca más regresó.

Despechado y arruinado, el comerciante se dispuso alquilarla para aquellas familias acomodadas de Barquisimeto.

Un regalo para doña Yuya

El cañicultor don Cruz María Yepes Gil y su esposa Julia ‘Yuya’ Elena Joubert León,  de origen curazoleño, quien “era una hermosa mujer de vivaces ojos, muy caritativa, bondadosa y amable”, se prensaron del hermoso caserón, sostiene Haydee Padua, hija de Daniel Yepes Gil, hermano de don Cruz María. 

Este matrimonio accedió rentar el inmueble por su belleza vegetal, los finos acabados, amplios espacios y por sobre todo, por el esplendor que irradiaba en su interior. 

No obstante, don Cruz María, decide comprar la casona en 1928, para obsequiársela a su esposa, y así mudarse a la meseta de Barquisimeto, toda vez vivía hasta ese entonces en Bella Vista, su hacienda de cañamelar asentada en el Valle del Turbio. Sus dos hijos Edgar y Beyla se mudaron con ellos, y en 1935 nace Mayda, su tercera hija.

El cronista Orellana narra que en la casona se festejaron dos grandes bodas: “La primera fue la de la hija mayor Beyla con el abogado Raúl Castillo Fernández, la cual se efectuó durante la noche con toda la huerta iluminada, más la presencia de 2.500 invitados, y los festejos que se trajeron desde Caracas. La celebración se prolongó por varios días”.

La segunda boda fue la de Mayda con el abogado Rómulo Moncada Colmenares, nativo del estado Táchira, sarao que se efectuó a plena luz del día pero igual de fastuosa, ya que la casa poseía en sus alrededores la más hermosa arboleda de la región, la que se iluminó para el fastuoso matrimonio, considerado uno de los mejores de la época.

La tragedia enluta la casa

Un gris episodio envuelve la casa en luto tras el asesinato de un empleado a manos de otro durante los años 60.  El diario EL IMPULSO publicó el siniestro reseñando que el mayordomo de los Yepes Gil, apuñaló con un cuchillo a un albañil. Don Cruz María empacó sus pertenencias y se mudó junto a su familia a la casa de sus posesiones en el Valle del Turbio. Más tarde, a mediados de los años 70, ya fallecido don Cruz María, su esposa regresa para habitar la casona, donde permaneció hasta 1981.

Orellana atestigua que sería doña Yuya quién relató que la casa se había llenado de espíritus malignos, motivo por el cual se mudó a un sitio más acogedor de la ciudad, traspasando la propiedad a su hijo Edgar Yepes Gil (versión negada por sus familiares).

Pasadizo secreto

Se dice que la quinta posee un pasadizo subterráneo que va desde un sótano (bodega) hasta los predios del Parque Ayacucho, diseñado para huir o esconderse durante las guerras internas. Este túnel contaba con pequeños cuartos para resguardar armas, pólvora y municiones. Por razones de seguridad y salubridad, doña Yuya ordenó sellar sus entradas, bajo la más estricta reserva. Esto igualmente ha sido negado por familiares directos de los Yepes Gil, con firmes alegatos y calificado “como parte de los mitos construidos por antiguos cronistas de la ciudad”.

Espantos atormentados

Edgar Yepes Gil se mudó nuevamente a esta residencia por un período más corto que su madre. Manifestó que en ella si vivía “un alma atormentada”, y que “el sonido de carretas y caballos durante la noche no lo dejaban conciliar el sueño”.

A mediados de la década de los 90, decide colocar la Quinta Mayda en venta, porque ningún integrante de su numerosa familia deseaba volver habitar el inmueble. Edgar logró acuerdo con la corporación del proyecto Denu Park, otorgando permisos donde autorizaba la demolición de la casona para que construyeran sobre su asiento dos enormes torres habitacionales. 

Al tiempo de concretarse la compra, la vivienda fue invadida por seguidores del presidente Hugo Chávez, quienes pidieron su expropiación para la construcción viviendas populares.

Reseñada por el IPC

Según el catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano, “(…) En la ciudad de Barquisimeto específicamente en las carreras 16 y 17 y calles 42 y 43, se encuentra ubicada la Quinta Mayda, conocida anteriormente como la casa de los Yepes Gil o la quinta Carmen Luisa, tratándose de una edificación construida en los años 20 del siglo pasado. 

Emplazada en el centro de un terreno que abarca una manzana completa, con abundantes áreas verdes a su alrededor. La casona presenta una tipología de villa, tanto por su forma de emplazamiento como por su majestuosidad en la organización y aspecto formal, su volumen con techo inclinado, muestra un juego simétrico de dos niveles, que determinan un acceso principal, conformado por el atrio.

Presenta elementos de estilo neoclásicos que le dan un aspecto señorial a la edificación, así como grandes puertas y ventanas enmarcadas por molduras planas, pilastras y cornisas molduradas y frontones triangulares, conservando materiales tradicionales en su estructura.

Sus techos fueron construidos en madera con acabados de tejas de arcilla, y sus muros de adobe, siendo registrada en el Primer Censo de Patrimonio Cultural 2004-2005 y declarada Bien de Interés Cultural por el Instituto Patrimonial Cultural, según Gaceta Oficial Nº 38.234 de la República Bolivariana de Venezuela el 22 de Julio de 2005. 

Hoy la Quinta Mayda está sometida al más triste de los desprecios: la indiferencia oficial.

Luis Alberto Perozo Padua

Periodista y escritor

[email protected]

TW / IG @LuisPerozoPadua

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