El estoicismo es la capacidad o la fuerza de voluntad de un individuo para controlar sus sentimientos o emociones. Alguien estoico, por lo tanto, se mantiene firme ante la adversidad. “Para alcanzar la ataraxia (Estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores), el individuo debe mantenerse ajeno a las vicisitudes materiales y tiene que abstenerse de realizar juicios”.
Se denomina estoicismo la doctrina filosófica que practicaba el dominio de las pasiones que perturban la vida valiéndose de la virtud y la razón. Su objeto era alcanzar la felicidad y la sabiduría prescindiendo de las comodidades, los bienes materiales y la fortuna. De allí que también designe cierta actitud moral, relacionada con la fortaleza y la ecuanimidad en el carácter.
El ideal de los estoicos era lograr la imperturbabilidad y cierto grado de independencia. Aunque era una doctrina fundamentalmente ética, tenía sus propias concepciones lógicas y físicas. Fue influida por los cínicos y por Heráclito.
Es una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio en el 301 a. C. Su doctrina filosófica estaba basada en el dominio y control de los hechos, cosas y pasiones que perturban la vida, valiéndose de la valentía y la razón del carácter personal. Su objetivo era alcanzar la felicidad y la sabiduría prescindiendo de los bienes materiales.
Durante el período helenístico adquirió mayor importancia y difusión, ganando gran popularidad por todo el mundo grecorromano, especialmente entre las élites romanas. Su período de preeminencia va del siglo III a. C. hasta finales del siglo II d. C. Tras esto, dio signos de agotamiento que coincidieron con la descomposición social del alto Imperio romano y el auge del cristianismo.
Fuente: significados.com / Wikipedia.
Presumo que la cotidianidad del venezolano hace renacer al antiguo estoicismo de la época de los césares, reyes, faraones y hasta de las creencias ejercidas por el pueblo que condenó a Jesús, el Cristo Redentor, con el mismo populismo que propagó la falsa máxima que expresa: “La voz del pueblo es la voz de Dios”.
Una gran mayoría hemos demostrado que tenemos la capacidad para controlar nuestros sentimientos y emociones, esto se hace evidente cuando vemos la templanza con la cual, las personas que nos quedamos en el país nos despedimos de familiares y amigos muy queridos, y después nos mantenemos unidos a través del WhatsApp, Instagram, Facebook, Skipe, Google, Yahoo, Telegram, o cualquier otro medio que el dispositivo que tengamos a la mano nos lo permita. Más aún quienes se van generalmente incurren en la gran mentira de decirnos: “Estoy bien…”
Pero, generalmente, nos mienten para no acrecentar nuestras angustia a sabiendas que somos sobrevivientes de un sistema que destruyó nuestro bienestar y nos hundió en una escases plenamente definida, y que otrora fue inimaginable.
La manifiesta voluntad que hemos tenido viene dada por las costumbres y valores sembrados por nuestros “Padres Libertadores” que nos hacen llegar la savia invaluable que alimenta los genes que recorren nuestras venas.
Tengo la seguridad que más temprano que tarde, la lógica y la razón, nos harán actuar con sensatez, “utilizando el Estamento Legal nacional e internacional con el debido respeto a la justicia que restaurará el Estado de Derecho que logrará la unión a través del arrepentimiento, el propósito de enmienda y, muy especialmente…LA PENITENCIA.”
Maximiliano Pérez Apóstol