Aunque es frecuente escuchar menciones al Foro de Sao Paulo (FSP), muchas personas no conocen su origen, ejecutorias y planes. Por ello, dedico esta entrega al tema, consciente de que sobre el particular se requeriría un libro, y no dos breves cuartillas. El FSP nació en 1990, a la caída del muro de Berlín, de la mano de Fidel Castro y Lula da Silva, como lugar de encuentro de los partidos de izquierda y ultraizquierda de América Latina, preocupados por la orfandad en que quedaba Cuba tras el derrumbe de la URSS; para hacer frente a las orientaciones de apertura que se dieron en el continente en torno al Consenso de Washington de 1989, y para debatir planes acordes con los objetivos de conquista del poder de organizaciones afines, las cuales debían ser revitalizadas. El FSP fue constituido inicialmente por 60 partidos u organizaciones, entre ellos algunos involucrados en la lucha armada: FARC, ELN, Frente Sandinista de Nicaragua, y Frente Farabundo Martí de El Salvador. En la actualidad, el FSP agrupa a 120 partidos de 25 países, que incluyen por parte de Colombia a: Movimiento Progresista, Partido Alianza Verde, Partido Comunista de Colombia, Polo Democrático Alternativo, Presentes por el Socialismo, Unión Patriótica, y Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
La llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela en 1999 bajo la mentoría de Castro, insufló al Foro aliento y apoyo económico, que le permitió capitalizar importantes triunfos políticos. En el presente se mantienen en el poder la dictadura cubana, el chavismo-madurismo en Venezuela, el sandinismo en Nicaragua, y de nuevo el peronismo kirchnerista en Argentina, pero en un determinado momento llegaron a contar con gobernantes afines al FSP como Lula da Silva y Dilma Rousef en Brasil; Tabaré Vásquez y Pepe Mujica en Uruguay; Michelle Bachelet en Chile; Evo Morales en Bolivia: Rafael Correa en Ecuador; Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén en El Salvador; Fernando Lugo en Paraguay, y Leonel Fernández en República Dominicana, además de brindar apoyo a influyentes candidatos de izquierda, que no lograron el deseado triunfo.
Desde su fundación, el FSP ha celebrado 26 encuentros presenciales, el último de ellos bajo un costoso evento en Caracas en julio de 2019, y en agosto del presente año celebraron otro por medios virtuales. Aunque algunos líderes desmienten que el FSP cumpla propósitos contrarios a las democracias liberales de la región, y la definen como un influyente centro de pensamiento de la izquierda regional, muchas son las evidencias sobre las estrategias que realmente surgen de su seno. Uno de los latinoamericanos que más siguió los pasos del FSP fue el venezolano Alejandro Peña Esclusa, autor de varias publicaciones, considerado por ello un peligro para los objetivos del FSP, y neutralizado bajo detención domiciliaria en Caracas. Peña Esclusa, fundó en 2008 UnoAmérica, una alternativa al FSP, y editó la obra titulada “El Foro de Sao Paulo, una amenaza continental”, la cual puede leerse por Internet, donde revela las hazañas del FSP hasta su publicación. La detención de Peña acabó con UnoAmérica, por tratarse de su líder principal.
Solo para que nos ayude a formarnos un juicio propio, analicemos algunos de los temas tratados en la reunión del FSP de julio de 2019, bajo el lema: “Por la Paz, la Soberanía y la Prosperidad de los Pueblos: ¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria!”, entre los cuales cabe mencionar: el Diálogo del FSP con “Plataformas, Articulaciones y Redes del Movimiento Social y Popular”; la unión de Centros de Estudios y Escuelas de Formación Política; un Grupo de Trabajo del FSP con el Partido de la Izquierda Europea (PIE); las “Experiencias y Perspectivas de los Gobiernos Progresistas de América Latina y el Caribe”; una reunión de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales; la Mesa Redonda: “Luchas del pueblo venezolano”, y la “Marcha por la paz y la unidad de los pueblos”. Adicionalmente, la movilización Lula Libre, para concentrar “actividades de agitación política de comités, partidos, movimientos populares, sindicatos y entidades estudiantiles en defensa de la libertad de Lula”; y la solidaridad activa con el pueblo chileno ante la “agresiva agenda” del gobierno de Sebastián Piñera, así como con la causa del pueblo Mapuche, y del movimiento estudiantil de ese país.
Ante la “persecución en Colombia contra excombatientes, líderes sociales, populares, gremiales, intelectuales, docentes, defensores de DDHH y de la Naturaleza, de LGBTI, indígenas, afrodescendientes y líderes de la oposición”, expresaron su enérgico repudio. Fustigaron al gobierno del presidente Duque por “entorpecer” la implementación del Acuerdo de Paz de La Habana, exigiendo el cese del hostigamiento y actividades de inteligencia contra organizaciones sociales, sindicales y de DDHH. Expresaron la solidaridad con la Revolución Cubana y su “heroico, digno y solidario pueblo”. Condenaron la “persecución” del gobierno de Ecuador para “reducir las fuerzas progresistas y de izquierda”. Rechazaron la política exterior de El Salvador “alineada al imperio”, y la militarización de su territorio. Se solidarizaron con el FMLN, cuyos dirigentes sufren persecución por parte de “la derecha al servicio de EE.UU.”, y anunciaron el respaldo a que el FMLN, con base en sus principios revolucionarios y socialistas, avance en su proyecto transformador. Felicitaron al FSLN de Nicaragua y al Gobierno por el 40 Aniversario de la Revolución, en momentos en que ese país “enfrentó con éxito” el intento de golpe de estado auspiciado por imperialismo.
Sobre Venezuela, condenaron que EE.UU. politice el sistema internacional de DDHH para favorecer sus intereses, y rechazaron el informe sobre la situación de los DDHH en Venezuela de la Alta Comisionada para los DDHH de la ONU Michel Bachelet, porque “no refleja en lo absoluto la realidad venezolana”, y por tener “un enfoque sesgado y parcializado a favor de la extrema derecha”.
Refiere Luis Velásquez Alvaray, disidente del chavismo, que en la última reunión virtual del FSP de agosto pasado, participaron entre otros: las FARC como anfitriones, Lula Da Silva, Pepe Mujica, Alberto Fernández, Rodríguez Zapatero, Maduro, Ernesto Samper, Vilma Rousseff, Fernando Lugo, Rafael Correa y Evo Morales. La delegación colombiana “mostró su alborozo” por la detención del expresidente Uribe, como “gran inicio de la tormenta bolivariana”, expresando: “Ha comenzado a funcionar la justicia, y es un trabajo que venimos haciendo desde hace muchos años. Hay jueces con gran conciencia revolucionaria”. Pepe Mujica atacó al presidente Duque, señalándole como responsable de no ceder a lo acordado en el acuerdo de paz promovido por el expresidente Santos.
Destaca Velásquez Alvaray que entre los temas tratados en dicho encuentro destacan los siguientes: 1. Después de la pandemia se propone desarrollar el plan estratégico de desestabilización. Aprovechar la debilidad económica de los Estados, y bajo la hambruna, organizar a la gente contra el sistema imperante. 2. Generar movilizaciones masivas como las anteriores al Covid 19, en actos desequilibrantes en Chile, Colombia, Ecuador y demás satélites de la órbita estadounidense. 3. Continuar en estos países la organización y formación de la guardia paramilitar. 4. Proponer las reformas constitucionales para facilitar la toma del poder, como es el caso del “magnífico ejemplo de Chile”. 5. “Hemos penetrado las luchas de la equidad de género y el racismo, y estamos arrinconando el imperialismo; banderas como la desmitificación de las religiones, han sido bien aprovechadas por nuestros militantes”. 6. Los sectores esotéricos también deben ser impulsados, y deben formarse en los preceptos revolucionarios. 7. Control de los medios y redes de manera progresiva. Medidas ejemplarizantes a los comunicadores que atacan la revolución. 8. La agenda progresista debe promover el aborto libre y el consumo de droga como parte del desarrollo de la personalidad. 9. Impulsar la teoría de la relatividad de los valores: “Todo lo que favorezca la revolución es bueno”. 10. Crear símbolos nacionales. Convertir los casos de crímenes policiales en bandera popular. 11. Intensificar el “culto al líder” en cada uno de los países. 12. Reformar la educación, enfocada en la lucha de clases. 13. Crear células de control ciudadano. Bonos populares. Movilizaciones y tomas planificadas. Venezuela y Cuba ofrecen la capacitación para esas tareas. 14. Destrucción de partidos políticos no comprometidos con nuestros postulados. 15. Georreferenciación y perfilamiento de empresarios. Ya hay dirigentes que colaboran para el paso de empresas al poder del pueblo. 16. Sembrar en todas las instituciones infiltrados de izquierda e impulsar estructuras paralelas a las del Estado. 17. Crear mecanismos de trazabilidad del dinero: control de bancos, divisas y rastreo a capitales no afines a la revolución. 18. Invasiones masivas. Reparto de propiedades. 19. Empobrecer la sociedad para mantener el control social. 20. Penetración de las redes sociales.
Las estrategias comentadas son parte de la agenda pública del FSP. ¿Qué oras cosas están en su agenda oculta? ¿Qué significa “pasar de la brisa, a la tormenta bolivariana”? A lo anterior se añaden las deliberaciones del “más potable” Grupo de Puebla de reciente creación, cuyas expresiones se alinean con las del FSP. Pero si acaso lo dicho pudiese resultar poco creíble, recordemos las palabras de Nicolás Maduro de octubre de 2019, por aquello de que, a confesión de parte, relevo de pruebas: “El plan que se trazaron los líderes de izquierda en el FSP está en pleno desarrollo y se está cumpliendo a la perfección, ustedes me entienden”. “Todas las metas que nos hemos propuesto en el FSP se han realizado. Así debemos seguir. Esto es producto de la unión de los movimientos sociales revolucionarios de toda América Latina, el Caribe y el mundo. Estamos revitalizados”. “Los partidos de izquierda de todos los continentes y particularmente de la región deben seguir articulándose para conseguir los fines propuestos en dicho encuentro”. En pocas palabras, en la reunión del FSP de Caracas se articuló un plan para impulsar movimientos insurgentes en la región, y desmantelar al Grupo de Lima con gobiernos “progresistas”. Estamos actualmente presenciando nuevas acciones de vandalismo en Colombia, muy diferentes a la protesta social democrática, amén de la desestabilización del gobierno de Vizcarra en Perú, y de la preparación para la toma del poder en Chile. Tampoco es casual que en los desmanes de los últimos días en Bogotá y en otras ciudades de Colombia, se haya detectado la presencia del ELN, de las disidencias de las FARC, del crimen organizado, y ojo, de “colectivos populares”, a imagen y semejanza de los de Venezuela.
“El que quiera ver que vea, el que quiera oír que oiga”, repetía Chávez con frecuencia en sus alocuciones. Si con ello no estuviese clara la estrategia del FSP para América Latina, apague y vámonos.
Pedro Carmona Estanga