La salud económica de un país depende en gran medida de su comercio internacional y la medida del comercio internacional venezolano, tiene su principal medida en los puertos marítimos, lo que dice mucho del progreso del país; sin embargo, la situación del intercambio comercial del país, no es la mejor.
Así lo dio a conocer, Jesús Ranzullo, investigador del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice Libertad), quien destaca que la situación actual de la infraestructura de los puertos en Venezuela, es deplorable por decir lo menos; lo segundo es la gran cantidad de permisos que se requieren como importador o como exportador para poder llevar una carga fuera del país o traerla a territorio venezolano; y por último, la pérdida de nuestra propiedad y nuestro derecho a obtener divisas.
“Los puertos venezolanos tienen en estos momentos una infraestructura deteriorada, con equipos obsoletos, con altos costos para el proceso de embarque y desembarque que retrasan las inspecciones y que ponen en peligro la puntualidad de la entrega a destino y por lo tanto suben las tarifas de transporte. El problema de la infraestructura es muy grave, los puertos nacionales no tienen los calados suficientes ni siquiera para poder manejar los niveles comunes de la comunidad internacional actual, el calado de los puertos nacionales, por ejemplo en Puerto Cabello es de unos 12 metros mientras que en la Guaira es apenas de 8 metros, mientras que en Panamá el nivel de calado es de 15 metros”.
Explicó que otras deficiencias de los puertos nacionales, es que carecen de grúas para carga y descarga, de silos de almacenamiento y no existe el personal calificado para la inspección de los buques.
Por otra parte, como efecto de la ineficiencia de los puertos nacionales, los costos operativos son demasiado elevados, señalándose como ejemplo que lo que cuesta en la Guaira, US$ 32,200 en Kinston, Jamaica, cuesta US$ 7.000; lo que cuesta en Maracaibo US$ 62.000 en Manzanillo (Panamá) cuesta US$ 5.000 y lo que en Guamache cuesta US$ 30.000 en Cartagena, Colombia, cuesta 7.000 dólares.
Otro factor de perturbación del intercambio comercial en Venezuela, son los costos en permisología y aranceles, lo que se convierte en el viacrucis de exportador e importador. En efecto, se requiere de 5 o 6 permisos para poder exportar o importar; se necesitan 20 permisos si se toman en cuenta los necesarios para toda la actividad productiva, advirtiéndose que los sectores estratégicos, exigen más permisos.
Se destaca en un estudio que hizo Cedice en el 2017, “…en Venezuela para poder exportar un contenedor estándar de 20 pies toma entre alrededor de 528 horas en total y 1.090 horas en total para obtener la permisología necesaria para importarlo”, mientras que en los países más avanzados, toma menos de dos horas.
Se señala como ejemplo algunos sectores especialmente complicados, como Alimentos, plagados de permisos de movilización, de permisos sanitarios, de certificados de demanda interna satisfecha y regímenes legales; Hidrocarburos, controlados por el ministerio de Petróleo, Energía y Minas a través del Régimen Legal 14; e Industrias Pesadas, que incluye sectores manufactureros como papel , metales, electrodomésticos, subordinado al Regmen Legal 4, uno de los más complicados de obtener, necesitándose seis meses para obtenerlo.
Ranzullo destacó que con la creación de Cadivi, el venezolano fue despojado de su derecho a obtener divisas, lo que generó una distorsión enorme a nivel de comercio internacional y la perdida de la credibilidad de la marca país en el exterior.