Ecuador puso fin este lunes al estado de excepción nacional que llevaba seis meses e imponía restricciones a la movilidad, las reuniones y las actividades sociales, por lo que los ecuatorianos comenzaron una etapa con mayores libertades aunque bajo la advertencia de que la pandemia continúa y que evitar el contagio es una responsabilidad personal.
El 40% del transporte público se reintegró a las tareas aunque cada unidad podrá llevar sólo la mitad del pasaje. En tanto, la asistencia presencial al trabajo público y privado queda a discreción de los jefes departamentales, siempre precautelando a las personas con enfermedades preexistentes y a las de mayor edad.
Ramiro Guaña, un guardia de seguridad de 34 años, contó que en La Marín, en el centro de Quito y uno de los puntos neurálgicos del transporte público, se evidenció una mayor afluencia de usuarios a quienes se les ofrecía alcohol y se les tomaba la temperatura.
“Antes de entrar a los andenes la gente respeta la distancia, pero para subir o bajar de los buses toditos se amontonan y no hay respeto por nada. A ratos parecía que no hay pandemia, parece que no aprendimos nada”, señaló a The Associated Press.
En el transcurso del día se registró una fuerte circulación vehicular hacia la capital, especialmente desde los valles cercanos, mientras el alcalde de la ciudad, Jorge Yunda, dijo que más 5.000 vigilantes están en la vía pública “supervisando, ayudando, controlando. La multa, la sanción no es algo que desearía ni queremos molestar a la ciudadanía, pero tenemos que seguir ejerciendo control”.
En algunas dependencias públicas también se pudieron observar largas filas de usuarios, guardando prudencial distancia entre sí, esperando atención por trámites retrasados, aunque sólo el 25% de los funcionarios estatales están trabajando presencialmente.
Paralelamente, en el centro norte capitalino se produjo una marcha pacífica de cientos de estudiantes y profesores de la estatal Universidad Central contra un anunciado recorte presupuestario y para exigir el pago de salarios adeudados por cerca de dos meses.
Los centros comerciales, supermercados, agencias bancarias y restaurantes podrán atender hasta el 50% de su capacidad, pero los cines y teatros no podrán superar el 30% mientras que los centros nocturnos, discotecas, bares y espectáculos, al aire libre o cerrados, continúan suspendidos. Quienes incumplan estas disposiciones serán multados con el equivalente a 6.000 dólares.
Las reuniones familiares de hasta 25 personas quedaron autorizadas.
Desde mediados de marzo el gobierno ordenó el estado de excepción en todo el territorio nacional por la pandemia del nuevo coronavirus que incluía un confinamiento de hasta 16 horas diarias y salidas sólo una vez por semana para abastecerse de alimentos y medicamentos.
Entre marzo y abril Guayaquil vivió dramáticas escenas con muertos abandonados en las calles y en las casas debido a que las autoridades y los servicios funerarios no daban abasto para atender la situación.
El 3 de junio se relajaron algunas de esas medidas, lo que poco después ocasionó un fuerte rebrote en la capital y otras ciudades.
El vicealcalde de Quito, Santiago Guarderas, dijo a la red de televisión Teleamazonas que “son medidas temporales y por tanto están sujetas a revisión. No hay cómo decir que éste va a ser el esquema que va a perdurar en el tiempo, están sujetas a análisis y a revisión”.
El Ministerio de Salud hace constantes llamados a la ciudadanía a mantener el distanciamiento social, usar mascarilla y lavarse las manos frecuentemente. En Quito la demanda de atención médica y de cuidados intensivos se ha ido reduciendo, luego de que en junio y julio colapsaran por la cantidad de enfermos.
Hasta ahora Ecuador ha reportado unos 118.600 casos del nuevo coronavirus y más de 10.900 fallecidos, de acuerdo con el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins.