“El Dr. Juan Pablo Pérez Graterol”.
Con la publicación del artículo número 52 se cumple el primer aniversario de Soliloquios de Café. Con todo el respeto que merecen ustedes, los lectores, quiero hacerles llegar esta historia que embelese e impregna de admiración y amor a cada parte de las células de mí ser, aclarándoles que no pretendo ser la tierra desprendida de las sandalias de éste pescador. Son sus virtudes las que me inspiran hacerle este reconocimiento, con la esperanza de que sea de vuestra aceptación, después las podrán conseguir ampliadas en un trabajo, que pronto entregaré, titulado:
“TERTULIAS DE CAFÉ”.
Es una forma de compartir el origen de mi lucha por el bienestar de las humildes familias que producen ese peculiar aroma y sabor a libertad… a democracia.
Son estos los genes que me inspiran a seguir por encima de las dificultades…
¡Espero que les guste!
Son anécdotas de la otra llamarada indomable e indetenible, que atizó el fuego que encendió el crisol de la entereza donde se forjó una etapa de libertad, democracia, integridad, altruismo, profesionalidad y humildad llamada:
JUAN PABLO PÉREZ GRATEROL.
Mi tío… mi padrino (aunque en realidad fue primo hermano de papá), vino al mundo en la “CAPITAL CAFETALERA NACIONAL”, la población de Guarico, municipio Morán del estado Lara, el 24 d junio de 1902, fecha en la cual, por benevolencia divina le fue entregado a Adelaida Graterol, quien lo había concebido con don Maximiliano Pérez, (mi tío abuelo).
Desde muy niño creció junto a papá en los exuberantes cafetales sembrados en los alrededores del caserío “Santa Marta”; en la finca colindante con la del abuelo Blas. Los productores de café, Maximiliano y Blas Pérez, eran hermanos inseparables, como también lo fueron estos dos seres inigualables Juan Pablo Pérez Graterol y Epifanio Antonio Pérez Pérez.
Juntos se vinieron de aquellas montañas a estudiar en el “Colegio La Salle” de Barquisimeto y después emprendieron camino hacia la Universidad Central de Venezuela, en la capital de la República…Caracas.
Allí se impregnaron sus cuerpos y sus espíritus del pensamiento libertario que los llevó a participar en la célebre “Semana del Estudiante”, el Cuartelazo San Carlos, a soportar los grilletes en las prisiones de “La Rotunda y el Castillo Libertador en Puerto Cabello”. A él le fue asignado el número trece (13) en la nómina de los estudiantes larense hechos prisioneros y confinados en el “Castillo Libertador de Puerto Cabello” por los esbirros del sátrapa Juan Vicente Gómez, descrita en la magna obra del Dr. Pedro Nolasco Pereira (Pedro N.) Titulada:
“EN LA PRISÓN (Los estudiantes de 1928)”.
Fue Juan Pablo Pérez Graterol quien recibió una bala en su cabeza, el 12 de octubre de 1928, presuntamente disparada por el mismísimo Eustoquio Gómez, primo hermano del mal llamado Benemérito Juan Vicente Gómez.
Fue a mi tío Juan Pablo a quien papá rescató del hospital de la Cruz Roja, donde había sido llevado inconsciente, por unas muchachas de apellido Mazzei, diciéndole:
“Se te acabaron las vacaciones porque los Chácharos nos buscan vivos o muertos.”
Papá contaba qué: se vinieron a Guarico en viaje de tres días y cuando llegaron a casa de doña Adelaida, su madre, el jefe civil del pueblo les mandó a decir que tenían que desaparecer porque una comisión llegaría a buscarlos en media hora.
Los dos muchachos, casi hermanos morochos, papá con veinte años y mi tío con 26, huyeron de nuevo de nuevo. Continuará…
Maximiliano Pérez Apóstol
