La banca venezolana muestra la intermediación financiera más baja de su historia

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La banca venezolana muestra unos resultados poco favorables al cierre del primer semestre de 2020. Según los datos publicados por la Sudeban, a los créditos y los ingresos del sector se los sigue devorando la hiperinflación y la devaluación. Pocos bancos se mantienen con una alta participación de un mercado que se hace cada vez más pequeño en comparación con la de otros países en la región  


«La banca venezolana no está en posición para servir como factor de apalancamiento, de ejecutar su principal función que es la canalización de los recursos superavitarios de la economía a actividades productivas y fomentar con ello el crecimiento económico», así se desprende de un informe de la consultora Torino Capital sobre el sector financiero en Venezuela.

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Y es que de acuerdo a los resultados de la banca publicados por la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) al cierre del primer semestre de 2020, se evidencia una caída del negocio bancario que cada vez se hace más pequeño en patrimonio y activos, una baja entrega de créditos a los sectores productivos, y unos ingresos en bolívares que son devorados por la hiperinflación y la devaluación.

«Con todo lo que se ha contraído la economía (más de 70% en seis años y contando), la cartera de créditos de la banca venezolana no llega ni siquiera a un 1 punto de PIB (Producto Interno Bruto). El crédito no existe», afirmó Asdrúbal Oliveros, economista y director de la consultora Ecoanalítica.

Uno de los resultados más preocupantes es la intermediación financiera en el sistema, que a finales de junio de 2020 fue de 11,34%, una cifra sin precedentes en la historia del país. Esto significa que por cada 100 bolívares de captaciones del público, apenas entrega 11,34 bolívares en préstamos.

De los 29 bancos en el país, solo cuatro muestran una mayor aprobación de créditos: Exterior, Plaza, Bancrecer y Mi Banco.

La caída de la intermediación financiera se evidencia cuando del 64,1% registrado en diciembre de 1998 pasó a 61,01% en el primer trimestre de 2001. De ahí en adelante comienza la disminución del índice hasta llegar a 48,05% en diciembre de 2004 y luego de una leve recuperación a mediados de 2018 (56,09%), se dio inicio en 2019 al desplome del indicador con 15,86% en enero y de 13,29% en diciembre de ese año.

Analistas bancarios han explicado que la menor entrega de préstamos bancarios obedece a la crisis económica del país y a la política de aumentos de encaje legal aplicada por el Banco Central de Venezuela (BCV) desde 2019. Esta decisión buscó poner freno al alza del dólar en el mercado paralelo, a través de una severa restricción de liquidez al sector privado vía reducción del crédito. Sin embargo, hasta la fecha la medida ha profundizado la recesión de la economía y no ha impedido que el precio de la divisa norteamericana siga tomando vuelo.

Por otra parte, tal y como lo señaló Torino en su informe, la banca hoy no podría contribuir a una recuperación de los distintos sectores productivos en Venezuela, los cuales indudablemente dependerán para su desarrollo en un futuro de financiamiento externo por parte de organismos multilaterales a través de un plan de emergencia financiera internacional.

La víctima: las tarjetas de créditos

Las cifras señalan que la cartera de créditos de la banca cerró el primer semestre de este año en 32,5 billones de bolívares, lo que representa en términos nominales un aumento de 220% durante el período y de 1.163% entre junio de 2019 y junio de 2020. Sin embargo, en términos reales (descontando la inflación) los préstamos reflejan una caída de 96% en el último año.

El menor tamaño del sector bancario venezolano también se refleja en la cartera de créditos medida en divisas. Para este mes de junio, los préstamos cerraron en 159 millones de dólares.

Según los datos de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), que llegan a diciembre de 2019, en Bolivia la cartera ascendió a $24.249 millones; en Chile a $261.744 millones; en Colombia a $146.074 millones; en Costa Rica a $30.518 millones; en El Salvador a $13.162 millones; en Perú a $86.326 millones; en Nicaragua a $3.822 millones; e incluso en Honduras que muestra la cartera más pequeña en el registro de la organización, alcanzó a $567 millones de dólares, es decir, más de cinco veces que la venezolana.

Los datos de la Sudeban revelan además que la participación de todos los grupos en el total de los créditos bajaron de manera significativa entre junio de 2019 y junio de 2020, especialmente los préstamos al consumo cuya cuota pasó de 11,12% en junio de 2019 a 6,11% en junio de 2020. La poca aprobación por parte de los bancos de mayores montos en las tarjetas de créditos a sus clientes, es consecuencia de la medida de encaje legal del BCV, que restringió el uso de los bolívares depositados en el sistema para la intermediación financiera.

El economista y decano de la Facultad de Economía de la Universidad Católica Andrés Bello, Ronald Balza, señaló que no hay suficientes bolívares disponibles por crédito bancario, porque al encogimiento patrimonial del sistema financiero se añadió un nuevo aumento del encaje legal ordinario (de 31% a 57%) y del encaje marginal (de 60% a 100%) a partir del 11 de febrero de 2019.

«Los efectos de la medida sobre los costos de intermediación se reflejaron de inmediato en el alza de la tasa  interbancaria y en la caída brusca de la liquidez monetaria», explicó.

Más divisas

Según la data oficial, desde que se autorizó la venta al menudeo y las mesas de dinero, el monto de las divisas que se manejan en el sistema financiero nacional sigue creciendo, al punto que supera al de la cartera de créditos medido en dólares.

En los bancos existen unos $698 millones en depósitos en divisas a través de diferentes cuentas. De ese monto, $107 millones son cuentas a la vista (cuentas corrientes, cuentas custodias) que son alimentadas por las divisas que circulan actualmente en el país; el resto se encuentra en fideicomisos que no se pueden movilizar ya que forman parte de las cuentas relacionadas al Convenio Cambiario Número 20 (y las cuales están bajo un control mas directo del BCV), esto significa que no se pueden retirar los recursos y requieren de bancos corresponsales para movilizarlas o transferirlas.

El economista Luis Arturo Bárcenas, integrante de la consultora Ecoanalítica, explica que la gran diferencia entre el monto de la cartera de créditos y de las divisas que se observa actualmente, obedece a las restricciones que tiene la banca de aumentar sus disponibilidades para entregar más préstamos (debido al encaje legal). Pero también por la imposibilidad de los bancos de poder otorgar créditos en base a los depósitos en divisas, ya que no está autorizado por el BCV.

«Los bancos tienen que guardar en las cuentas del Banco Central al menos 93% de sus depósitos, esto quiere decir que por cada bolívar solo puede prestar menos del 10%. Es por ello que se observan las diferencias entre la cartera de créditos medido en dólares y los depósitos en divisas. Ese nivel de créditos es consistente con la política de encaje», dijo.

Bárcenas recuerda además que los depósitos en divisas tampoco pueden ser utilizados por la banca para entregar créditos, y solo pueden negociarse a través de las mesas de dinero o para la venta de dólares en efectivo. «Ninguno de los 107 millones de dólares se están destinando para dar préstamos y mucho menos los 591 millones restantes que son del Convenio Cambiario 20. Entonces se tiene una gran base de depósitos que no se puede prestar, y por eso se observa un monto tan pequeño en créditos».

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