Sin embargo, siempre quedará la interrogante de ¿Cuántos abrazos se perdieron? ¿Cuántas experiencias? ¿Cuánta vida?
Así fue recibido uno de los jóvenes liberados de La Sucre: Naudy Atacho. Nada más y nada menos que con un abrazo espontáneo, cálido y amoroso por parte de su abuela de 92 años de edad, Inocencia Atacho.
Al llegar de sorpresa, el rostro de su abuela se llenó de luz y alegría. ¿La reacción? Un abrazo sumamente cariñoso, acompañado de una exclamación: «¡Tanto tiempo sin verte mi cielo!«. Palabras que reflejan su inefable amor.
Otros de los momentos que podrían ser singulares, pero que representan el sentimiento del rencuentro después de momentos tan duros por la aprehensión, se evidenció cuando el propio Naudy Atacho volvió a ver a su perra llamada Geisha, quien apenas lo percibió, le saltó encima emocionada y comenzó a transmitirle la alegría que sentía de volver a estar a su lado.