15.- El Capítulo Octavo: “La jornada de trabajo”
(El Capital, págs. 230-311)
Trata del impacto del capitalismo sobre las vidas de los proletarios británicos. De hecho, es la única parte de la obra de Marx en que, realmente, trata de los trabajadores, los sujetos ostensibles de toda su filosofía. Por lo tanto, vale la pena estudiarlo en cuanto a su valor “científico”. Puesto que, como ya hemos señalado, Marx sólo buscaba los hechos (en bibliotecas) que concordaran con sus preconceptos, y como esto va en contra de todos los principios del método científico, el capítulo tiene, desde el principio, un defecto radical. Pero, ¿acaso Marx, además de seleccionar tendenciosamente algunos hechos -que leyó, pero no vivió-, también los presentó engañosamente o los tergiversó? Esto es lo que debemos examinar ahora, lo que este subtítulo quiere demostrar; se trata del núcleo de la tesis moral de Marx:
• que el capitalismo, por su propia naturaleza, implica la progresiva y creciente explotación de los trabajadores; y, por lo tanto,
• cuanto más capital se emplee, mayor será la explotación de los trabajadores, y este gran mal moral produce la crisis final.
Al fin de justificar su tesis, en forma científica, debía demostrar:
1°.- Por malas que hayan sido las condiciones de trabajo en las manufactura pre capitalistas, se han vuelto mucho peores bajo el capitalismo industrial;
2°.- Que, una vez admitida la naturaleza impersonal e implacable del capitalismo, la explotación de los trabajadores alcanza un punto culminante en las industrias con mayor proporción de capital invertido.
Marx ni siguiera intenta demostrar el primer punto. Escribe:
“En lo que se refiere al período que abarca desde el comienzo de la industria en gran escala en Inglaterra hasta el año 1845, sólo lo consideraré incidentalmente refiriéndome para mayores detalles a la obra de Friedrich Engels:“Condiciones del trabajo de la clase trabajadora en Inglaterra”, publicado veinte años antes. Y en consecuencia, ¿qué valor científico puede adjudicarse a esta única fuente?”.
Todo el Capítulo Octavo, clave de “El Capital”, es una falsificación deliberada y sistemática, para probar una tesis que el examen objetivo de los hechos demostró insostenible. Sus atentados contra la verdad caen dentro de cuatro categorías:
1ª.- Usa material desactualizado porque el material actualizado no le brindó apoyo a lo que quiso demostrar.
2ª.- Eligió ciertas industrias, en las que las condiciones eran particularmente malas, como típicas del capitalismo presentando, en su mayor parte, empresas precapitalistas, por ejemplo: la alfarería, el vestido, herrería, panaderías, fósforos, papel de empapelar, encajes.. Esta trampa era, especialmente importante para él, porque de no hacerla no hubiera podido en absoluto escribir el Capítulo Octavo.
Su tesis era que el capitalismo genera condiciones que empeoran permanentemente:
• “cuanto más capital se emplea, peor debían ser tratados los trabajadores para obtener ganancias adecuadas” es: no probado o falso.
• No tomó en cuenta, al mismo tiempo, la verdad que no podía dejar de ver: “a mayor capital menor penuria”.
Otro ejemplo: Para el momento en que se publicó “El Capital”, los ferrocarriles se estaban convirtiendo ya en el sistema de trasporte masivo más seguro en la historia del mundo.
El llamado socialismo real o marxismo o comunismo fracasó porque no era verdad que las fuerzas productivas capitalistas ya no se podían desarrollar más; de hecho, lo hicieron, y siempre estuvieron por delante de las fuerzas productivas, supuestamente socialistas, durante todo el siglo XX.
3ª.- Haciendo uso de los informes del cuerpo de inspectores de fábricas, Marx cita ejemplos de condiciones deficientes y de maltrato de los trabajadores como si fueran el resultado normal e inevitable del sistema. En realidad, se trataba de lo que los inspectores mismos llaman: “culpa del propietario fraudulento de hilanderías”, para cuya detección y enjuiciamiento habían sido designados y, por ello, estaba en proceso de ser eliminado.
4ª.- El hecho de que la evidencia principal de Marx provenía de esta fuente, el cuerpo de inspectores, pone al descubierto la mayor de todas sus trampas. Su tesis era que el capitalismo, por su misma naturaleza:
• era incorregible y, más aún, que
• en las miserias que hacían sufrir a los trabajadores el Estado burgués, era su socio, ya que el Estado, escribió: “es un comité ejecutivo, para la gestión de los asuntos de la clase gobernante como un todo”.
Pero si eso fuera cierto, si el sistema no hubiese estado en proceso de reformarse, cosa que según el razonamiento de Marx era imposible que:
• el Parlamento nunca hubiera aprobado las leyes de fábricas;
• el Estado se hubiera dedicado a hacerlas cumplir; y
• “El Capital”, no podría haber sido escrito.
Como no tenía ganas de hacer investigación de campo alguna, se vio obligado a apoyarse, justamente, en las pruebas de aquellos a quienes denominaba “la clase gobernante”, que estaban tratando de enderezar las cosas y tenían en su tarea un éxito creciente.
En definitiva, Marx tuvo la zonza pretensión revolucionaria de sustituir el “pensar” en vez del “actuar”, la teoría en vez de la práctica.
16.- Lo que escribió Engels
Tras la muerte de Marx, Engels preparó y publicó:
El tomo II de “El Capital” sobre la base de 1.500 páginas, en folio, de notas de Marx, la cuarta parte de las cuales, reescribió. El resultado son 600 páginas aburridas y confusas sobre la situación de “El Capital”, que tratan principalmente de las teorías económicas de la década de 1860.
El tomo III, en el que Engels trabajó entre 1885 y 1893, examina todos los aspectos de “El Capital”, no tratados anteriormente, pero no es más que una serie de notas que incluyen 1.000 páginas sobre la usura, en su mayor parte, memorándums de Marx. El material data, casi en su totalidad, de principios de la década de 1860, reunido cuando Marx trabajaba en el primer tomo. De hecho nada, le habría impedido a Marx completar él mismo el libro, salvo la falta de tesón y el saber que, en realidad, simplemente carecía de coherencia.
Los tomos II y III en realidad no interesan, ya que es muy poco probable que los hubiera dado a la imprenta con esta forma o que, a fin de cuentas, los hubiera terminado, ya que había dejado de trabajar en ellos durante una década y media.
Los demás tomos previstos quedaron en el vacío.
En resumen:
Lo que surge de la lectura de “El Capital” es su fracaso básico para entender el capitalismo. Fracasó, justamente, porque:
• no fue científico,
• no se ocupó de investigar los hechos él mismo, y
• no empleó objetivamente los hechos estudiados por otros.
Del principio al fin no sólo “El Capital”, sino toda su obra, refleja una falta de interés por la verdad que por momentos llega a ser desdén. Esa es la razón fundamental de por qué el marxismo, en tanto como sistema, no puede producir los resultados que dogmática y engañosamente se le adjudican. Y calificarlo como “científico” es absurdo.
Próximo domingo: Karl Marx y el marxismo teórico (Parte VIII) – Características personales de Marx, la violencia…
Juan José Ostériz