La implementación urgente de políticas públicas, formuladas con y para los hombres y mujeres del campo venezolano en beneficio de toda la nación, reclama la Federación de Asociaciones de Productores Agrícolas (Fedeagro), en un documento denominado “Declaración de El Bosque”, donde dan cuenta de la situación del Sector Agrícola Nacional y sus perspectivas futuras, aprobado en el marco de su asamblea anual.
Aseguran que Fedeagro apuesta a la recuperación de la producción nacional y del Sistema Agroalimentario Venezolano, agregando que han trabajado activamente con un conjunto de instituciones y sectores, en una propuesta condensada en el Plan País Agroalimentario, allí se conjugan orientaciones, políticas, programas y proyectos de amplio alcance.
Recuerdan que la agricultura vive el período mas oscuro de los últimos 50 años, sumergida en una profunda crisis, los resultados de todos los subsectores y rubros, año tras año, registran récords negativos.
Destacan que la producción de los cultivos de mayor tradición en el país alcanzó, en 2019, los volúmenes cosechados en las décadas de los años sesenta y setenta. Producto de la recesión, la contribución de la oferta interna al consumo aparente nacional ha alcanzado mínimos históricos, y la insistencia del aparato gubernamental en mantener las políticas públicas responsables de la crisis, no avizora el cambio necesario en las tendencias de los indicadores sectoriales.
Los sistemas productivos desarrollados por generaciones de agricultores en todo el país, con base a procesos de innovación y esquemas tecnológicos propios y/o adaptados, resisten estoicamente la indolencia y la anomia de la gestión pública, y los agricultores, sin crédito, sin semillas, sin fertilizantes, sin agroquímicos y sin repuestos, entre otros requerimientos,se han venido reinventando para mantenerse dentro sus explotaciones, seguir produciendo, generando empleo y contribuyendo con las economías regionales.
Completa este oscuro cuadro, la falta de combustible, presente en el interior del país desde el año pasado y manifestado intensamente durante este año, afectando la comercialización de las cosechas del ciclo norte verano 2019 –2020 y la siembra del ciclo productivo más importante del año, el ciclo de invierno 2020, en todas las regiones se perdieron cosechas y quedo tierra sin sembrar. La prioridad, supuestamente acordada al sector agropecuario, no se otorgó.
A las limitaciones detalladas anteriormente se agregan las derivadas de la pandemia “COVID-19”, referidas alas restricciones de movilidad y de las actividades económicas impuestas por el gobierno nacional y las instituciones regionales y locales.
Los gobiernos de todas las naciones del mundo, aún de las más pobres, han instrumentado un conjunto de medidas para proteger a sus agriculturas del embate de la pandemia: facilidades crediticias, bonos, incentivos y un conjunto de estímulos se han creado para compensar a los agricultores de las consecuencias del impacto del coronavirus.
En nuestro país, no solo no se han adoptado medidas de este tipo, sino se han creado otras de impacto desfavorable para el sector; tales como la exoneración de impuestos y aranceles aduanales a las importaciones de productos terminados y materias primas que compiten con la producción nacional; mientras se mantienen impuestos y aranceles a los insumos importados y bienes de capital requeridos para la producción interna, se pretenden crear nuevos impuestos municipales, se cierran mercados naturales para rubros perecederos, se restringe la circulación,se mantiene el encaje a legal a la banca que le impide el financiamiento, PEQUIVEN por primera vez en 50 años no produce fórmulas completas de fertilizantes y AGROPATRIA se queda sin inventarios de agroinsumos.
Ante tan desconcertante situación, la respuesta del Ejecutivo es relanzar la Misión Agro Venezuela, un “programa” creado hace 10 años, el cual no ha generado resultados positivos en términos de producción y abastecimiento alimentario; no obstante, ahora se le pretende dar rango constitucional, se crea un órgano superior, se cruza con el Sistema Patria, se le impone una unidad de cuenta (el Petro), se crea un nuevo registro de productores y se le asignan nueve (9) vértices. Los productores se preguntan ¿de cuantos recursos dispondrá esta Misión y a cuales programas podrán optar?.
Ya basta de retórica, de nombres y renombres, de Misiones y Grandes Misiones, es con hechos y no con palabras que abasteceremos a los venezolanos de los alimentos que requerimos, el país así lo exige. Se necesitan políticas públicas formuladas con y para los hombres y mujeres del campo en beneficio de Venezuela.
Fedeagro apuesta a la recuperación de la producción nacional y del Sistema Agroalimentario Venezolano, ha trabajado denodadamente con un conjunto de instituciones y sectores, en una propuesta condensada en el Plan País Agroalimentario, allí se conjugan orientaciones, políticas, programas y proyectos de amplio alcance, basados en la Democracia, el respeto a la Constitución y las Leyes, las Libertades Económicas y La Libre Empresa, en un modelo de desarrollo con la efectiva participación y proyección del sector privado y con el concurso de todos los actores de las cadenas de valor.
No se trata de promover una nueva burguesía revolucionaria o de la autarquía agroalimentaria, como algunos voceros pretenden imponer, se trata de impulsar acciones que de verdad encaminen el rescate de nuestro sector y lo conduzcan a nuevos y superlativos estadios de desarrollo que ofrezcan calidad de vida y bienestar a la población rural, que a su vez garantice la disponibilidad, el acceso y la calidad de los alimentos para la población. Para lograrlo nos inspiramos en los hombres y mujeres que han dejado la piel en los surcos y la tierra de nuestros campos sobre la cual construiremos el futuro del país.