Las Pulgas retomó parte de sus actividades este martes 25 de agosto, luego de tres meses de permanecer cerrado por convertirse en el principal foco de contagio de Covid-19 en el Zulia.
Decenas de compradores se dieron una vuelta por el mercado principal de Maracaibo, para “ver que conseguimos” y se encontraron con colas para poder ingresar por las tres entradas habilitadas, cada una con un túnel de desinfección.
Uno de los túneles está ubicado en la entrada principal frente a la avenida Libertador, al lado del centro comercial Plaza Lago. Los otros dos quedaron colocados por el acceso junto al centro comercial Las Pulgas.
Quienes llegaron a Las pulgas con la esperanza de comprar verduras, frutas y carnes regresaron a sus casas con las manos vacías, pues solo abrieron algunas perfumerías, confiterías, zapaterías, farmacias y almacenes de ropa.
Aunque no se permitió la entrada a los carretilleros y el resto de comerciantes informales, se pudo evidenciar la presencia de vendedores ambulantes de bebidas y comidas, como jugos, café, churros y fritangas.
Además de los que ofrecen en la mano polvos matarratas, antihormigas, champús, bolígrafos, cigarros y mercancía pequeña que transportan en un bolso o morral. Todos se ubicaron al fondo del mercado, lejos de ojo de la opinión pública, pero a la mano de los compradores.
A la vez, se notó presencia de transporte público oficial y “pirata”. Con movimiento en las paradas de 18 de Octubre, Bella Vista, Marina Norte y otras rutas que confluyen en el casco central.
¿Será seguro el mercado?
Aunque se evidenció movimiento de personas desde tempano, la mayoría eran dueños de negocios y empleados. Muchos que no habían podido acceder a sus locales desde el cierre de la zona y retornaron “a ver que encontraban”.
Los visitantes comentaron que, pese a los tres meses de cierre y a los trabajos que presuntamente se realizaron en la zona, la apariencia del mercado es la misma.
“Menos basura, sin buhoneros, pero las calles están igual de rotas y las estructuras igual de maltratadas”, expresaron algunos que piensan que no fue mucho lo que se “arregló”.
Vale destacar que el casco central de Maracaibo es una zona amplia y llena de callejones que han sido utilizados como puntos de venta por los buhoneros durante décadas.
No es sencillo mantener a raya el comercio informal, mucho menos conservar las medidas de prevención, distancia personal, higiene de manos o garantizar el uso del tapabocas.
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