El domingo se informó que el estado Bolívar tendría flexibilización amplia bajo el esquema 7×7, es decir, 24 sectores económicos podrían abrir sus puertas en los reducidos horarios establecidos, sin embargo, la apertura tiene unas limitantes graves para los empresarios privados de Bolívar: el combustible.
Luego de una semana de cuarentena en la que solo se le surtió combustible a los sectores priorizados, en Bolívar no se abrieron las estaciones de servicio para abastecer de gasolina a los ciudadanos. “Vamos a trabajar los 24 sectores, pero estamos inmovilizados por el tema del combustible”, expresó José Alfredo Olivo, presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) en Bolívar.
El esquema 7×7 no ha servido para mantener los empleos y la operatividad de las empresas. Sectores como el construcción y turismo se mantienen paralizados casi en un 100%, mientras los que pueden operar con menos regulaciones dejan de hacerlo por la falta de combustible.
“La gran mayoría de nuestras empresas no tiene salvoconducto, la gran mayoría de las empresas está pariendo para conseguir su combustible”, agregó Olivo. En Caroní empresarios han comprado combustible en mercados negros que al final solo generan pérdidas, al no tener ingresos superiores al gasto de la gasolina. “Hasta eso se hace costoso para el empresario, porque no está facturando para comprar 20 litros a cinco dólares, no le dan los números para eso”.
En otros casos donde no se compra el combustible hay empresarios, administradores y gerentes que les cuesta llegar al trabajo por temas de combustible. Dependen de colas, bicicletas o de utilizar camiones de carga a gasoil.
Olivo solicitó que se haga una revisión de los salvoconductos para abastecer combustible, porque consideran que se han entregado a sectores que no son prioritarios, dejando por fuera a empresarios del sector alimentos y salud.
“Las empresas no aguantan, se quedaron sin capital, no tienen flujo de caja (…) ya no les dan los números”, expresó. Estimó que cerca de tres millones de personas puedan quedarse sin empleo. Insto a autoridades a sentarse como los distintos gremios para mejorar el suministro de combustible.
Otros gremios
Las empresas afiliadas a otros gremios también padecen la escasez de combustible. Jonathan Veracierta, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro de Puerto Ordaz (ACEC), calculó que cerca de un 90% de sus afiliados están comprando combustible en mercados negros.
En Caroní el litro de combustible ronda los tres y cinco dólares, por lo que llenar un combustible de 40 litros podría significar hasta 200 dólares, un gasto que los comerciantes no pueden asumir. Veracierta expresó que ni siquiera sectores de alimentos y salud, priorizados por el Estado, están siendo atendidos con el suministro.
Con la disminución en las ventas, costear combustible a más de tres dólares es un gasto que los empresarios no pueden pagar | Fotos William Urdaneta |
El presidente de ACEC informó que de los 16 comercios priorizados que tienen afiliados ninguno ha sido atendido en el suministro de combustible, por lo que han tenido que optar por comprar en mercados informales. “Esa gasolina al final va a los costos, termina incrementando los precios y eso lo termina pagando el ciudadano”, manifestó.
En el mes de mayo representantes del Bloque de Integración Empresarial del Sur (Biesur), ACEC, Asocomercio San Félix y Fedeindustria Bolívar, se reunieron con el general Humberto Núñez Hernández, comandante de la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI Bolívar N° 62) para discutir sobre la atención a comercios prioritarios para el suministro de combustible. Ninguno de los gremios tuvo respuestas luego de estas reuniones.
“Meterte en esas colas sin saber si te van a permitir surtir y si las colas que se forman te permiten llegar a las puertas de las bombas es una pérdida de tiempo para el empresario”, expresó. Para el gremialista debe haber un suministro como el anunciado por el Ejecutivo nacional, sin regulaciones ni limitantes en el combustible a 0.50 centavos de dólar.
La medida 7×7 y la escasez de suministro ha generado cierre en comercios y el quiebre de algunos comerciantes. Veracierta considera que eso también está sucediendo con sus afiliados, aunque no pudo precisar cuántos comercios en total cerraron sus puertas.
No hay gasolina
De acuerdo con la agencia Reuters, la refinería Cardón está produciendo 25 mil barriles diarios de gasolina, mientras El Palito estaría procesando alrededor de unos 20 mil barriles diarios de gasolina, lejos de los 180 mil que demanda el parque automotor.
En Venezuela el estado de las refinerías es grave. La falta de mantenimiento y la nula inversión no garantizan una producción suficiente y que pueda mantenerse en el tiempo. Pero además de esto, el contrabando de gasolina sigue perjudicando Ciudad Guayana.
El diputado Rachid Yasbek denunció el desvío de combustible al sur de Bolívar, donde la gasolina se cotiza en oro. “Las gandolas que van hacia el sur del estado ni siquiera van hacia las estaciones de servicio, sino a las alianzas mineras. Una gandola antes costaba un kilo de oro, unos 39 mil litros, hoy puede costar hasta dos kilos de oro. Estas alianzas venden la gasolina en las poblaciones del sur entre 2 y 3 dólares por litro”, señaló.
Números rojos
Adán Celis, presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Coninustrias), informaba dos semanas atrás que de continuar la pandemia y no tomarse medidas unas 800 empresas, un 60% del sector industrial podría cerrar sus puertas. Actualmente las industrias trabajan a menos de un 20% de sus capacidades.
La Cámara de Comercio de Caroní (Camcaroni) estimaba para finales de julio que al menos el 30% de sus afiliados habían cerrado sus puertas durante este período de pandemia. “¿Qué pasa si se pierden los puestos de trabajo? son familias que quedan sin ingreso”, resaltó Luis Núñez, presidente del gremio.
La cámara registraba que había un grave problema de poder adquisitivo y los empresarios estaban teniendo una disminución de hasta un 75% de los ingresos, porcentajes graves que, consideraba, seguirían llevando a compañías a la quiebra.
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