Las artes escénicas se enfrentan a un desafío, tal vez el más radical de todos, pero que de alguna manera venía preparando su terreno con el advenimiento del gran salto cualitativo de los avances del internet en el ámbito cultural.
Si hablamos propiamente de teatro, que tiene como requerimiento fundamental la interacción de los actores con su auditorio, los medios virtuales ofrecen el contacto, tal vez hasta más íntimo, pero también más “desterrado” de los escenarios naturales, más purificados de la reacción de un público del cual los responsables del montaje se retroalimentan.
Al respecto consultamos a dos dramaturgos tachirenses, para hablar de lo que el futuro aguarda para esta manifestación artística.
Para Luis José Glod, Premio Nacional de Teatro “Aquiles Nazoa”, reinventarse resulta necesario, aun a riesgo de diluir fronteras, que exigen un acercamiento al lenguaje audiovisual
—Absolutamente –afirma Glod-, todas las cosas en el mundo tienen sus pros y sus contras. Quizás sea un poco difícil acoplarse a eso, pero para mí ha significado comunicarme con zoom y acceder a muchas cosas de manera virtual. Con el hecho específico del teatro hay que estudiarlo muy bien. Algunas recomendaciones, que dan unos teóricos, contemplan consejos técnicos relacionados con el sonido, con no trabajar con una sola cámara, ni trabajar en un solo plano a la hora de llevar los montajes teatrales a la red. Tengo que utilizar algunos recursos que me da el cine, y entonces hay una paradoja, porque donde empieza a ser cine y televisión, y cuando deja de ser teatro.
Expresa que en Venezuela, una opción interesante lo constituye El Trasnocho Cultural, en cuya plataforma puedes acceder a obras ya grabadas, bajo un cierto lenguaje audiovisual, que no es propiamente cine.
— Experiencias como estas son una oportunidad de ingreso para los que tienen al teatro como modo de subsistencia, algo que sucede más que todo en la capital. Aquí en provincia podríamos seguir algo similar, pero hay cosas que no ayudan, como las fallas energéticas y en la internet— dice.
Esperar a los escenarios
José Ramón Castillo, director del Teatro Unet, admite que hay quienes sencillamente esperan a que los escenarios vuelvan a reabrir, y los que trasladan las tablas a la red, una vía que subsistirá, aun cuando la pandemia se acabe.
—Hay dos propuestas. Quienes se niegan a los cambios dicen que el teatro se tiene que quedar en los escenarios físicos, pero hay otros que aluden que tienen que sobrevivir y tienen que vivir de una entrada, y están empujando el teatro a lo digital. Yo soy de ese bando, me pliego a la idea de que el teatro tiene que transformarse; como acción humana tiene que adaptarse a los cambios humanos, tiene que estar en esas condiciones que se le imponen. Así ha sucedido durante las guerras. Yo siempre hago la comparación con las radionovelas, antes de las cuales existía el radioteatro, que escuchaban nuestros abuelos.
El punto delicado, que también señalaba Glod, es el de la sobrevivencia de todo el equipo que hace posible el hecho teatral.
—El actor, el dramaturgo y el director deben pensar en cómo sobrevivir en la pandemia; ahora, en vez de pagar por una entrada, pagas para que por el correo electrónico te envíen un enlace y puedas ver el montaje por esa vía. Yo, por mi parte, estoy haciendo algunos montajes con una compañía de teatro en Brasil y, por supuesto, he tenido problemas con la cuestión tecnológica: yo no tenía ni idea de cómo se edita, y ahora estoy aprendiendo a toda velocidad eso. Si te metes en Instagram, hay actores que están haciendo trabajos en vivo.
En Colombia se hizo un festival vía on line, y el público emite sus opiniones e impresiones por el chat.