Obreros de fábricas continuaban el martes su huelga en Bielorrusia, sumándose a la ola de protestas para exigir la renuncia del líder autoritario del país.
Más empresas y fábricas estatales se sumaron el martes a la huelga iniciada el día anterior y que abarcó a varias fábricas de tractores en Minsk y una enorme productora de potasio en Soligorsk, el canal estatal de televisión y el principal teatro nacional.
Las huelgas ocurren tras unas protestas masivas sin precedente, a raíz de denuncias de que Alexander Lukashenko, quien lleva 26 años gobernando, ganó las elecciones mediante fraude. El gobierno insiste en que Lukashenko obtuvo el 80% de los votos y su rival Sviatlana Tsikhanouskaya sólo 10%.
“Las autoridades tienen que entender que están perdiendo el control. Sólo la renuncia de Lukashenko y el castigo a los responsables del fraude electoral y de los abusos contra los manifestantes podrá calmar a la calle”, expresó a The Associated Press, Yuri Zakharov, líder de un sindicato de mineros.
“El pueblo le dijo ‘no’ a Lukashenko y no vamos a ceder. Las huelgas continuarán hasta que él se vaya”, añadió.
El lunes, Lukashenko tildó las huelgas de insignificantes y afirmó que no sucumbirá a las presiones.
También el martes, el embajador bielorruso en Eslovaquia, Igor Leshchenya, informó que entregó su renuncia y emitió un comunicado en apoyo a los manifestantes.
En un video difundido el sábado, Leshchenya expresó su “solidaridad con aquellos que salieron a las calles de las ciudades de Bielorrusa exigiendo que se escuche su voz”.
Añadió que quedó pasmado por reportes de golpizas y torturas a manifestantes y acusó a la policía de Bielorrusia de seguir el oscuro ejemplo de la policía secreta soviética.
Leshchenya, el primer funcionario oficial que se declara a favor de los manifestantes, indicó el martes en una entrevista que su renuncia “era la medida lógica”.
Las protestas han aumentado a pesar de la brutal represión de la policía, que en los primeros días de las marchas arrestó a casi 7.000 personas e hirió a cientos con perdigones de goma, granadas de aturdimiento y palos. Por lo menos dos manifestantes han muerto.