#OPINIÓN Sainete en cápsulas: Dime quiénes son tus socios y te diré cómo caerás #10Ago

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Saltamos del asiento cuando nos hablan de diálogo y elecciones. Como si nos cayese una bomba de hidrógeno. Un insulto casi a nuestra propia dignidad y a aquellos esfuerzos interminables del pasado por seguir soñando. Para esos temas no existen más iniciativas. Vacías pretensiones para mantenernos en ascuas. Ya son cuentos triturados y el resultado previsible.

Parece que no existe cura para el retorcimiento político de Venezuela. Declaraciones transitan en el patio trasero de nuestra propia impaciencia. Hechos repetibles, lugares comunes, la misma pesadilla y más de lo mismo. Pero existe un cambio a valorar: todos los organismos internacionales y los voceros reales reconocen el teatro absurdo y la mala dramaturgia de los comicios próximos.

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El mecanismo sigue igual. Formalizan la trampa, muestran cara de cordero y después maquillan el engaño. Así han edificado las elecciones en las últimas dos décadas. Estoy convencido que los partidarios de la usurpación -el puñado de ingenuos, no los acaudalados-, también saben bien que todo es una farsa.

No existe tanta carencia mental para no ver el montaje patético. Ahora el planeta entero lo observa con los ojos abiertos y convencido que la democracia es un recuerdo antiguo, pues se desvaneció hace mucho en nuestra nación.

El régimen siempre explica su ficción. Defiende febrilmente sus argumentos, con maromas lexicales. Maduro aseveró con una seguridad de piedra, que el nuevo sufragio tendrá puertas abiertas al acompañamiento electoral. No dudo que el ocultamiento será el mismo. Y pagarán por sus vigilantes falsos. Dudo que le abra la puerta de la honestidad a la OEA. Pero lo hará con aquellos que han pasado por un proceso de selección simple: “tú me ayudas, yo te pago”.

El plan está muy claro. Hacen elecciones simuladas y fortalecen lazos con Irán y Corea del Norte. Precisamente ante esta posibilidad, expertos de la ONU han enviados sendas cartas en fechas distintas al representante de la dictadura ante el organismo, Samuel Moncada, solicitando los términos específicos de estos acuerdos y explicándole que las sanciones podrían prohibir tal convenio.

La advertencia es muy clara: cualquier acuerdo de cooperación militar con el país asiático podría violar las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El representante especial de Washington para Venezuela, Elliott Abrams, también recordó al mundo sobre la naturaleza de este régimen y los socios que busca. De la misma manera, hizo una aclaratoria a los rumores inauditos: “Estados Unidos no le ha enviado ningún mensaje a Maduro para conversar, pero estamos dispuestos a discutir los detalles de su partida”.

He repetido con insistente inquietud, que los próximos meses serán decisivos. Sí se busca una negociación, más allá de lo detestable e intolerable del término “diálogo”. Pero no se suscitará. Principalmente porque siguen apostando por unas elecciones farsas y porque la única alternativa pacífica es ceder con una transición hacia la democracia.

Los planes para concretar la salida no serán revelados nunca. No tendría sentido correr el velo a vox populi sobre las estrategias secretas. Pero las sanciones tienen su efecto a mediado plazo. Veo menos sonrisas placenteras en Miraflores y más artimañas para no caer al precipicio.

Entretanto, para John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos y quien todavía se maneja en la controversia con su libro, principalmente por los resquemores todavía vivos en contra de su antiguo jefe, ha dicho recién que la salida de Maduro ha costado más de lo esperado.

Pero Bolton ha lanzado un vaticinio demoledor: “es inminente la salida del régimen”. Su frase casi enciclopédica parece reiterada. La ha sustentado con explicaciones razonables. Ha recalcado que “los militares en el Alto Mando son abrumadoramente antimaduristas”. El escollo, según sus argumentos, son los generales y almirantes que se están beneficiando de los negocios turbios y el narcotráfico.

Sigo creyendo en el cerco que genera las sanciones. No son acciones folclóricas ni caprichos para distraer. La semana pasada el Departamento del Tesoro de EE. UU. emitió sanciones contra Havana International Bank, entidad financiera ubicada en Londres y establecida con capital del Banco Central de Cuba. Los atosigamientos no son solo para el títere, sino también para golpear las manos de quien lo maniobra.

Me refugio en la esperanza sobre lo que vendrá. No estamos inmersos en decisiones perezosas del mundo ni nuestro país es irreparable. Actualmente se conjugan sobradas situaciones para continuar en la lucha. Los recursos del crudo y el oro están complicados para la tiranía. Las sanciones merman sus maniobras. Por eso buscan aliados más oscuros. Y Álex Saab es un dolor terrible, un despecho infinito. Por eso nosotros tenemos un papel fundamental en darle buenos augurios a un destino que está edificándose a nuestro favor.

José Luis Zambrano Padauy

[email protected]

@Joseluis5571

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