El coronavirus ha agravado la vulnerabilidad de la población venezolana, afectada luego de siete años de caída de la economía y casi tres años en hiperinflación. Es por ello que la empresa privada y algunas asociaciones sin fines de lucro se han activado para tratar de reducir un poco los efectos de la crisis en las comunidades más afectadas
Desde que estalló la pandemia del coronavirus en Venezuela, la empresa privada y la sociedad civil han trabajado, en muchas ocasiones de manera mancomunada, para ayudar con donativos e iniciativas filantrópicas a combatir la emergencia sanitaria en hospitales y comunidades vulnerables, ante el insuficiente apoyo del Estado que se ha limitado a entregar bonos irrisorios y a repartir una caja CLAP cada vez más liviana y ausente.
Asociaciones sin fines de lucro y compañías locales y transnacionales, como parte de su responsabilidad social empresarial (RSE), han realizado importantes donativos, entre otras cosas, de alimentos, comida preparada, tapabocas, guantes y alcohol antiséptico a centros de salud y a sectores empobrecidos.
Las compañías también han creado nuevos proyectos con los que buscan garantizar la alimentación y la protección de niños y personas de la tercera edad, así como también dotar de insumos de protección al personal de salud que está en la primera línea de respuesta a la covid-19.
«No es momento de señalar quién es rojo y quién es azul, ahorita lo importante es la salud de todos. Tenemos que remar en un mismo barco para conseguir la salud en Venezuela», asegura Margarita Méndez de Montero, directora ejecutiva de la Alianza Social de la Cámara Venezolano-Americana de Comercio e Industria (Venamcham). «Si algo nos tiene que dejar este horror que estamos viviendo, es que recapacitemos y todos seamos más solidarios y responsables. Tenemos que saber que esto pasó por algo».
Las primeras dos acciones de responsabilidad social ejecutadas por las empresas en el momento en que fue oficial la llegada del coronavirus al país fueron a lo interno: conservar los puestos de trabajo -una tarea que han intentado mantener a pesar de los problemas de flujo de caja que han sufrido-, y proteger a los trabajadores garantizando el traslado, implementando todas las medidas de bioseguridad y haciendo dotaciones de insumos de uso obligatorio como mascarillas, guantes y gel antibacterial. También se han ocupado de sus familiares y han mantenido los seguros.
A juicio de Francisco Acevedo, primer vicepresidente de Conindustria, la mayor responsabilidad que hace las cerca de 2.145 industrias que quedan en el país -83% menos que en 1999- en la actualidad es mantener los puestos de trabajo.
«Es un esfuerzo inmenso. Esa es la mejor labor social que podemos hacer hoy. En un sector industrial que pasa cuatro meses sin facturar solo es posible mantener la empresa operativa y pagar salarios si se mete la mano en el bolsillo. No hay manera de hacerlo con un flujo de caja negativo. Hay empresas que han gastado en salarios más que todo lo que facturaron en el mes, incluyendo las que están en este proceso de 7+7 que no terminan de abrir ni de cerrar».
Alianzas para luchar contra el coronavirus
Algunas empresas se han aliado con organizaciones de desarrollo social para atender las necesidades de las comunidades, generalmente aledañas a las empresas. «Nada de esto se puede hacer solo, todo lo tenemos que hacer en alianza para tener un mayor impacto. Que te alíes con alguien no significa que perderás personalidad, sino que conseguirás mejores resultados», sostiene Méndez.
El Comité de Alianza Social de Venamcham, que integra 48 empresas, entre ellas las reconocidas Nestlé y Coca-Cola Femsa, y dos fundaciones dedicadas a promover la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en las regiones venezolanas, creó en abril de 2020 Empresas que piensan en ti. El objetivo de este espacio es difundir información no solo de lo que están haciendo las compañías a lo interno sino también sobre los programas sociales que han desarrollo para ayudar a comunidades en todo el país en estos tiempos de pandemia.
«Si bien las empresas ejecutan sus acciones en donde tienen su fábrica, las que trabajan conjuntamente con organizaciones como Caritas ayudan a nivel nacional. Las empresas también están dando la oportunidad a su cliente que quiere colaborar pero no sabe cómo de que apoye», señala Méndez.
En el caso del Dividendo Voluntario para la Comunidad, una asociación civil sin fines de lucro con una reconocida trayectoria de 56 años al servicio de las comunidades más vulnerables del país, un grupo importante de sus 90 empresas miembro han dado un giro a sus programas de RSE y destinado recursos para diversas iniciativas que buscan ser parte de la solución a esta crisis en varios estados de Venezuela.
«Los líderes del sector privado están demostrando ser conscientes de la famosa frase del filántropo y empresario Stephan Schmidheny, que afirma que ‘no hay empresas exitosas en sociedades fracasadas’. Están siendo parte de la solución con responsabilidad y creatividad», afirma la asociación.
El 30 de julio, más de 100 empresas y 200 participantes del sector privado y Naciones Unidas acordaron en la primera edición del Foro de Sostenibilidad Empresarial Venezuela 2020 comunicar lo que se está haciendo y los aportes a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por parte de pequeñas, medianas y grandes empresas para potenciar las acciones sumando esfuerzos, además de crear alianzas y acuerdos para multiplicar impactos que puedan estar a la altura de las necesidades del país.
En sectores populares de Caracas también han aportado de manera importante los clubes de la reconocida organización sin fines de lucro Rotary, entre ellos el que está ubicado en el municipio Chacao. En los últimos meses los rotarios (miembros de los clubes) han sostenido reuniones con el alcalde Gustavo Duque y con funcionarios del municipio para conocer con detalle las necesidades que tienen los habitantes de las zonas más vulnerables y definir qué acciones más urgentes se deben tomar. También han hecho algunos donativos a la alcaldía de alimentos, tapabocas y libros de estudio de cuarto y quinto año de bachillerato para colegios del municipio, en algunos casos con contribuciones hechas por el empresario privado.
En mayo los rotarios de Chacao entregaron cinco bultos de arroz y cinco bultos de harina de maíz a la Dirección de Desarrollo Social Chacao, donación que fue posible gracias a la empresa Alimentos Santa Lucía, quienes fueron contactados por Rotary para hacer la compra de dichos alimentos. En julio, el club Chacao de Rotary donó 108 unidades de caraotas negras de 900 g, 108 unidades de pasta larga de un kilo, 108 unidades de latas de sardinas de 155 g, y 108 unidades de un kilo de arroz blanco.
«La necesidad que hay en Chacao, lo que pasa en Chacao con muchas familias, parece mentira, pero no tiene nada que envidiar a familias de otras barriadas. Hay mucha gente pasando trabajo», afirma Rosa Magaly Varela, corredora inmobiliaria y rotaria. «Lo bueno es que hay gente que ayuda. Hace poco Alimentos Santa Lucía nos donó comida y eso hizo que el dinero que teníamos lo volviéramos a invertir en más comida e hicimos una tercera donación a la alcaldía. La mayoría de los rotarios somos empresarios, esto nos hace tener contactos con otras empresas que nos puedan ayudar».
Rotary Chacao también ha hecho donativos de material de bioseguridad. En abril entregaron 200 tapabocas a la Alcaldía de Chacao a través de su unidad de Salud Chacao destinadas a la comunidad Pajaritos.
Ayudar a quien ayuda
En la mayoría de los hospitales de Venezuela no hay equipos de bioseguridad para que el personal médico y de salud pueda protegerse del coronavirus. De acuerdo con Monitor Salud, una iniciativa de la dirigencia sindical del sector, los trabajadores de 85% de 15 centros de salud de Caracas reciben apenas un par de guantes por guardia, cuando deberían tener un par nuevo por paciente. La mitad de los hospitales no cuenta con tapabocas y en nueve de los 15 los reutilizan.
Ante esta situación, la organización Rotary ha creado un programa de ayuda para dotar de estos implementos al personal de salud.
El proyecto Porque todo es necesario, Rotary se une, lanzado oficialmente el 9 de agosto y dirigido por la gobernadora del Distrito 4370 de Rotary International, Roxana Catalán, busca hacer donativos de mascarillas N95, braga de protección impermeable, máscara monolentes, artículos de limpieza y alcohol al 70% a 25 hospitales ubicados en el centro y oriente de Venezuela.
«Hay mucha necesidad. Los médicos no tienen ni cómo hacer un récipe. Estamos trabajando con el Colegio de Médicos y con Médicos Unidos de Venezuela, quienes nos ayudan a levantar la data del personal de salud más necesitado, que son fundamentalmente los de primera línea. Cada grupo tiene asignado dos o tres hospitales. Estamos poco a poco levantando voluntades, motivando a la gente a que crea en lo que estamos haciendo. Todo el mundo sabe las necesidades que tienen los médicos», asegura Catalán.
Hasta la primera semana de agosto el programa de Rotary ya había donado 70 monolentes a los médicos residentes de los hospitales de Puerto Ordaz. El Colegio de Enfermeras de Caracas recibió una donación de 600 tapabocas quirúrgicos y 160 protectores faciales. Próximamente el Distrito 4370 entregará 1.000 tapabocas, 500 guantes y dos cuñetes de cloro a centros de salud en la ciudad de Puerto La Cruz.
Recientemente The Rotary Foundation le aprobó recursos al Distrito 4370 para la compra de 7.000 tapabocas N95, 7.000 tapabocas quirúrgicos, 100 cajas de guantes y 900 monolentes destinados a los 25 hospitales atendidos por el programa.
A los centros de salud venezolanos también han aportado ocho empresas del sector licorero nacional, que han donado más de 100.000 litros de alcohol para que sean usados como antiséptico y desinfectante y así disminuir el riesgo de contagio con el coronavirus. Son Destilerías Unidas S.A. (DUSA), Destilería Yaracuy, Corporación Alcoholes del Caribe, Destilería El Caimán, Ron Santa Teresa, Destilería Veroes – San Javier, Destilería Carúpano, y Alcoholes y Añejos Monagas.
La Cámara de la Industria Venezolana de Especies Alcohólicas (Civea) informó que las principales empresas del sector «han decidido contribuir a través de donaciones de alcohol destinados a la producción de antisépticos y desinfectantes requeridos por el sistema sanitario nacional».
Centros de salud que han recibido alcohol por parte de las destilerías son Salud Lara, Salud Yaracuy, Salud Portuguesa, Salud Aragua y Salud Monagas. El Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel también acogió una donación de alcohol.
Clubes del distrito oriental de Rotary también han aumentado su asistencia a hospitales a través del programa Desnutrición Cero. Rotary Guarapiche San Simón, en el estado Monagas, se alió con el Colegio de Médicos de Venezuela para garantizar la alimentación del personal médico y de salud. En alianza con La Crocantina, que cedió su cocina, los rotarios pudieron preparar la sopa, hecha con ingredientes que en parte fueron donados por vecinos del sector de Parque Caroni I, que luego entregaron a centros de salud públicos.
En Cachamay, estado Bolívar, el club de Rotary pudo donar un aire acondicionado para el área de descanso de los residentes de traumatología que fue solicitado por el doctor Ernic Dominguez, jefe de traumatología del Hospital Uyapar. Esta donación fue gracias a la distribuidora de estos equipos Ronalca que ofreció un descuento del aire acondicionado. Además, la tienda de artículos para el hogar Corporación Disanta C.A donó 50 tubos fluorescentes para el área de quirófano.
«Pero esto no es suficiente. Hace falta mucho más que todo esto. En países desarrollados el personal de salud bota el tapaboca apenas sale de un área. Aquí lo estiran tres o cuatro días, por lo menos una mascarilla N95. Tenemos que cuidar a los médicos. Si no lo hacemos, ¿quién nos va a cuidar a nosotros?», agrega Catalán.
Más información www.talcualdigital.com