Coinciden dirigentes: Cierre de fronteras, además de costoso, ineficaz para el control de la COVID 19

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Si el principal argumento para mantener las fronteras cerradas entre Colombia y Venezuela es la crisis sanitaria por la COVID 19, la Organización Mundial para la Salud (OMS) vuelve a darle la razón a aquellos que proponen un proceso de reapertura comercial controlado entre ambos países.

La OMS, a través del director de emergencias de la institución Michael Ryan, calificó como “insostenible” la estrategia de mantener las fronteras cerradas indicando que los cierres fronterizos solamente son útiles “cuando se combinan con otras medidas para romper la transmisión del coronavirus”.

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El tema vuelve a colocarse en la mesa a nivel binacional luego del llamado hecho por un grupo de representantes de la sociedad civil y empresarios de la frontera colombo venezolana quienes solicitaron tanto al gobierno colombiano representado por Iván Duque y al venezolano, de Nicolas Maduro, sentar las bases de una reapertura comercial fronteriza en el eje Táchira-Norte de Santander tal y como opera en la frontera por Paraguachón.

Al ser consultado, Carlos Luna, dirigente del sector empresarial en Cúcuta y uno de los promotores de la reapertura, señala que toda estrategia de reactivación económica en la zona binacional pasa por una reapertura comercial en la frontera,esto ante el agravamiento de la crisis económica y social producto de la parálisis en la economía.

“Sectores de distribuidores, proveedores de bienes y servicios, reconocen que el intercambio comercial fronterizo es la dinámica económica natural en la zona. Lo normal es la frontera abierta, nuestras fronteras son complementarias y ese es el deber ser”.

Entiende el tema de la pandemia, pero considera que se puede trabajar en conjunto en el diseño de estrategias de prevención, control de la enfermedad y bioseguridad mientras se realiza el tránsito e intercambio por la frontera. “Son los habitantes del Táchira y el Norte de Santander los principales afectados con la frontera cerrada”, recordó.

La OMS desde marzo viene señalando la poca eficacia de los cierres fronterizos. En mayo los países miembros del Foro para el Progreso de América del Sur (PROSUR) señalaron también, en reunión de cancilleres, “la necesidad de una apertura controlada de las fronteras cuando disminuya el riesgo de contagio por coronavirus”.

En el caso de la frontera colombo-venezolana hay dos tesis confrontadas: la de aquellos que solicitan mantener un cierre total de las fronteras de ambos países hasta que se controle la COVID 19 y las de aquellos que hablan de una reapertura controlada y por fases que inicie por lo comercial y derive luego en el tránsito controlado de personas y vehículos con los protocolos biomédicos necesarios.

Sin embargo, las noticias son claras: la presencia de la COVID en nuestros países se prolongará, por lo menos un año más, fecha para la cual se anuncia la comercialización masiva de las primeras vacunas. Pero es obvio, para muchos, que la región fronteriza no puede esperar un año más de cierre total.

Luna así lo señala: “Hay temas de legalidad, seguridad, salud pública, empleo por resolver en conjunto. No se puede permitir que el intercambio comercial y el desarrollo de estas regiones de frontera, dependa de la trocha. Es por los puentes, de manera legal que el intercambio debe desarrollarse. Para nosotros, los habitantes de frontera, era impensable que los puentes cumplieran cinco años cerrados”.

Pero, frente a la realidad de un quinquenio de cierre comercial binacional por la frontera entre el Táchira y el Norte de Santander, cómo explicar que el intercambio se mantenga de forma regular por el paso fronterizo de Paraguachón, en la Goajira, hacia donde se ha desviado, de forma limitada, la carga y comercio del sector privado de ambos países.

Y menos entiende la gente esta zona fronteriza la situación ya que, antes del cierre, por aquí pasaba el 80% del comercio entre Venezuela y Colombia, con mejor infraestructura, sistema aduanal y tradición de intercambio en ambos lados de la frontera.

“La reapertura es el sentimiento de los habitantes de la frontera. Una frontera abierta es lo normal a pesar de las dificultades. Consideramos que podemos solicitar la asesoría de la Organización Panamericana para la Salud, OPS, con el fin de establecer una estrategia de bioseguridad que permita normalizar el tránsito binacional”, señala Carlos Luna.

Indica el dirigente empresarial colombiano que otra consecuencia inmediata de la reapertura será reducir la acción de grupos ilegales y el delito, en ambos lados de la frontera binacional. Los grupos irregulares han sido premiados con el cierre al hacerse con el control de las trochas y sus beneficios económicos. Reconoce que, aún con la negativa de los gobiernos, el comercio y el tránsito fronterizo seguirá realizándose por las trochas.

“Entonces ¿qué es preferible? ¿El paso legal, controlado, con medidas de bioseguridad o el paso por las trochas? Nosotros seguiremos propiciando los consensos necesarios con los actores políticos nacionales, gobernadores, alcaldes, actores internacionales para procurar que el paso fronterizo se normalice y se abra la frontera comercialmente”.

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