Si la COVID-19 está afectando a países con economía fuerte, su impacto en Venezuela es descomunal, porque nuestra nación tiene la economía más debilitada en el mundo al sufrir la mayor hiperinflación jamás vista.
Al emitir su opinión a Elimpulso.com, José González, secretario general nacional de la Federación de Trabajadores de la Industria Gráfica y directivo de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV)-Lara, recordó que ese proceso hiperinflacionario se desató en octubre de 2017, cuando alcanzó el 50, 6 por ciento.
Coincidió ese hecho con el aumento del salario mínimo a 177 mil bolívares (53 dólares al cambio de entonces) y la emisión del billete de cien mil bolívares. Se dijo en aquella ocasión que se estaba tratando de apagar el fuego con gasolina de avión. Y fue la verdad, dijo.
«Nos llegó la COVID-19 cuando el país no estaba preparado para atender una enfermedad de esa magnitud, la crisis económica ha sido agravada con la cuarentena y mucho más con la aplicación de las jornadas laborales de 7-7, ya que las empresas que aún están en funcionamiento se están tambaleando».
A su juicio, más de un año con fallas diarias en el servicio eléctrico, que impide también el suministro de agua, falta de transporte y de gasolina, dificultades para adquirir materia prima y excesivos impuestos, además de falta de compensaciones por parte del Estado, harán que la cuarentena termine de acabar con las pocas empresas que se han resistido a cerrar sus puertas.
Y si la informalidad ha crecido excesivamente, continuará aumentando si los trabajadores son despedidos por el cierre de sus fuentes de trabajo con la dificultad de que no podrán irse a otros países, porque la pandemia es universal.
«Indudablemente, Nicolás Maduro, quien ha demostrado una enorme incapacidad en su gestión, no sólo le echará la culpa de sus errores al imperio, sino a la COVID-19 y se lavará las manos».