Hanna se degradó el lunes a depresión tropical, pero sus remanentes aún amenazaban con causar aguaceros e inundaciones en el sur de Texas y el norte de México, áreas que están lidiando con un repunte de contagios de coronavirus.
La mañana del lunes Hanna estaba ubicada a 105 kilómetros (65 millas) al norte de Fresnillo, en el estado mexicano de Zacatecas, con vientos de unos 40 kilómetros por hora (25 millas por hora), informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
La tormenta arrojó 38 centímetros (15 pulgadas) de lluvia en algunas zonas del sur de Texas, según reportes preliminares y se prevén otros 2,5 a cinco centímetros (una o dos pulgadas) la tarde del lunes. De acuerdo con las proyecciones caerán otros 10 o 20 centímetros (de cuatro a ocho pulgadas) en los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas en el norte de México, lo que podría provocar deslaves.
Comunidades fronterizas cuyos sistemas de salud de antemano estaban abrumados por la crisis del coronavirus —en algunas de ellas los pacientes fueron trasladados vía aérea a hospitales de ciudades más grandes— se vieron forzadas a lidiar con los estragos causados por la tormenta. De momento no se han reportado decesos en ninguno de los dos lados de la frontera.
Henry Van De Putte, director local de la Cruz Roja en la costa del golfo en Texas, anunció que su organización abrirá más albergues aunque con menos capacidad para permitir el distanciamiento social. Tanto voluntarios como damnificados serán sometidos a chequeos de temperatura y en todas las instalaciones habrá personal médico, aseguró. Algunos damnificados serán llevados a hoteles para asegurar que no entren en contacto físico con otras personas, de acuerdo con autoridades estatales.
Un centro comunitario conocido como “The Dome” en Mercedes, Texas, fue reservado para los refugiados que hayan dado positivo al virus o que hayan estado expuestos a él.
Van De Putte enfatizó que nadie debe abstenerse de buscar ayuda debido a la pandemia y que las autoridades están tratando de asegurarse de que todos los albergues cumplan con las más estrictas normas de higiene.
En la ciudad mexicana de Reynosa, un hospital de maternidad resultó dañado por los torrenciales aguaceros y se requirió usar bombas para extraer el agua, informaron las autoridades. Algunas pacientes tuvieron que ser trasladadas a pisos superiores y otras fueron llevadas a otros hospitales, señaló Pedro Granados, director de protección civil del estado de Tamaulipas.
Los estados costeros trabajaron en los meses previos para adaptar sus planes de contingencia contra huracanes a la eventualidad del coronavirus, y el impacto de Hanna resultó ser la primera prueba importante.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció el domingo que la Agencia Federal de Manejo de Emergencias aprobó una declaración de emergencia que facilitará el envío de fondos federales a la zona.
Hanna tocó tierra como tormenta de Categoría 1 la noche del sábado con vientos de 145 kph (90 mph), cerca de Port Mansfield, que se ubica a unos 210 kilómetros (130 millas) al sur de Corpus Christi.
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