Miami-Dade se ha convertido en uno de los epicentros de casos en la segunda oleada de coronavirus en Estados Unidos.
Al 20 de julio son más de 84 mil casos en todo el estado de la Florida, de acuerdo a los datos de la Universidad de Johns Hopkins.
Llegar a la unidad de cuidados intensivos, saludar al “observador”, recibir el equipo de bioseguridad, ponerse los guantes, cubrirse los zapatos, usar el gorro, colocarse la mascarilla N95 y el protector de cara. Vestirse con el traje de bioseguridad el resto del cuerpo, cerrarlo, y finalmente colocarse una bata quirúrgica entre el chequeo que se hace entre paciente y paciente. Este es el procedimiento que debe cumplir a diario el médico venezolano Luis Alberto Escobar para atender a los pacientes de coronavirus.
Luis Alberto es graduado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), especialista en cuidados intensivos. Actualmente trabaja en el Jackson Memorial Hospital de Miami-Dade, en Florida, Estados Unidos, el lugar que ahora es el epicentro de casos de coronavirus en el mundo. Cuenta a RunRun.es que el hospital trata a más de 400 pacientes de COVID-19 y a 60 personas también contagiadas que se encuentran en la unidad de cuidados intensivos. Además, todos los días se habilitan nuevas camas hospitalarias para convertirlas en camas de terapia intensiva.
“Nosotros tenemos dos unidades de cuidados intensivos pero con esta segunda ola de casos, éstas se nos han quedado cortas. Al día de hoy casi todas las unidades quirúrgicas, de neurología, cardiovascular, son prácticamente unidades COVID-19. La administración del hospital ha hecho un trabajo excelente”, aseguró Escobar.
Adaptarse sobre la marcha
A pesar de que el hospital se ha adaptado para atender al flujo cada vez más demandante de pacientes, el estado de la Florida ha pedido ayuda a enfermeras de otros estados, menos golpeados por el virus, para atender a los pacientes de coronavirus.
Asimismo, el Jackson Memorial Hospital no es el único centro de salud que ha tenido que modificar su infraestructura para adaptarse a las exigencias de la pandemia. El Hospital de la Universidad de Miami, en donde Escobar también trata a pacientes en la unidad de cuidados intensivos, del mismo modo ha tenido que transformar camas hospitalarias en camas para pacientes críticos.
Además, las adaptaciones no se limitan a la infraestructura. Escobar afirma que es retador usar el equipo de bioseguridad ya que es bien incómodo y se sale de las unidades de cuidados intensivos bañado en sudor.
Los lentes se empañan por la mascarilla. Es complicado hacer los procedimientos pero vamos agarrando trucos. Todos los días vamos aprendiendo y leyendo bastante de los estudios que salen diariamente”, dijo.
A pesar de que Florida ahora es uno de los epicentros de casos en Estados Unidos, de acuerdo a Escobar, no se ha repetido la situación crítica que vivió Nueva York en la primera oleada de casos. “No hemos tenido falta de insumos ni de equipos de bioseguridad. Las camas se nos están llenando pero tenemos suficientes. Aprendimos de la primera ola de casos y no nos ha faltado absolutamente nada”, dijo.
Pero el médico venezolano, a pesar de estar en la primera línea, no deja de pensar en sus colegas y amigos que aún ejercen la medicina en el país. Asegura que se mantiene en contacto con muchos y el panorama que le presentan no es muy favorecedor.
“Aquí en Estados Unidos tenemos muchas herramientas para darle soporte al paciente, allá en Venezuela, no. Me han comentado que el número de ventiladores y de camas de cuidados intensivos es muy reducido e incluso les falta el propofol, necesario para sedar a los pacientes y poder mantenerlos intubados”, aseveró.
Una enfermedad que no respeta a nadie
Además de pensar en el país en donde se formó, Escobar ha tenido que vivir experiencias que él mismo califica como “extenuantes”. Asegura que ha tenido colegas que no han superado la enfermedad y han fallecido, por lo que el personal médico, de enfermeras y técnicos se han tenido que apoyar y cuidar emocionalmente entre ellos.
“Si hay algo que me ha marcado mucho no es un paciente, sino la mayoría de los pacientes. El hospital no acepta visitas para proteger a los familiares de contagios y he tenido que presenciar a muchos pacientes fallecer solos. Muchas veces se han muerto en mi presencia mientras hacen facetime conmigo y la familia desde la casa. Yo creo que esto ha sido lo peor de esta enfermedad, más allá de la patología orgánica”, confesó Escobar.
El médico venezolano añade que si tener que presenciar eso ha sido duro para él, un médico especializado en cuidados intensivos, mucho peor ha sido para las familias que pierden a un ser querido. “Es algo muy difícil de soportar cuando lo tienes que ver”, añadió el médico venezolano.
En medio de un periodo laboral que ha triplicado sus exigencias, a Escobar también le preocupa llevar el virus a su casa y contagiar a su familia. Por esa razón es muy cuidadoso al salir de su trabajo a la casa y toma previsiones adicionales como cambiarse la ropa, lavarse las manos y nunca dejar de usar la mascarilla.
“Mi recomendación es que usen la máscara y se laven las manos frecuentemente. Este virus no respeta a nadie. Todo lo que se ve en las noticias creo que es bastante cercano a la realidad”, sentenció.
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