“El marxismo se erige sbre una paradoja insólita: es inviable, según las propias leyes enunciadas por Carlos Marx.”
(Manuel Gayol Mecías)
Paul Johnson, Karl Marx-Los Intelectuales, Ed. Vergara 1990-
(Las autoridades soviéticas publicaron su versión expurgada y guardan el manuscrito bajo llave en el Instituto Marx-Engels Lenin de Moscú)- Otra versión, posiblemente censurada, se publicó en Leipzing, 1965 – www.marxists.org págs. 146-74, Londres, 1975: – El Capital, Edición Everyman, págs.873 y ss, Londres, 1930 – Robert Payne, Marx, págs. 09 y ss, Londres, 1968.
Impacto de la teoría de Karl Marx
El impacto que ha tenido la teoría de Karl Marx sobre acontecimientos reales, como también sobre las mentes de hombres y mujeres, ha sido mayor que el de cualquier otro intelectual de los tiempos modernos.
La razón de ello no está en sus conceptos y metodología -nada atractivos- aún cuando ambos tienen un fuerte encanto para espíritus carentes de rigor, que por lo general ni han leído ni han entendido sus escritos y que repiten lo que oyen de los que sí han estudiado y analizado a Marx, a su conveniencia.
Este impacto se basa en el hecho de que su filosofía fue institucionalizada en dos de los países más grandes del mundo, URSS, China y sus numerosos satélites, en forma parecida a cómo los dirigentes de la Iglesia Católica, entre los siglos V-XIII, basándose en los escritos de San Agustín, tuvieron un papel predominante en la conformación de la cristiandad medieval.
Sin embargo, Marx tuvo una influencia aún más directa, porque el tipo de dictadura personal, que como veremos, imaginó para sí, fue de hecho llevada a la práctica, con consecuencias incalculables para la humanidad, por sus seguidores más importantes, Lenin, Stalin, Mao Tse Tung, Tito, PolPot, Ho Chi Min, Castro… todos los cuales, en este aspecto, fueron marxistas fieles y consecuentes.
En el mundo no marxista, tuvo mucha acogida porque a los intelectuales, en especial a los académicos, les fascina el poder, y la identificación del marxismo con una poderosa autoridad tangible ha tentado a muchos profesores a dar cabida a la “ciencia” marxista en sus propias disciplinas, especialmente en materias inexactas o cuasi exactas como economía, historia, sociología y geografía.
La teoría de Marx: ¿fue científica?
Marx fue un hijo de su tiempo, a mediados del siglo XIX, y el marxismo fue una filosofía típica del siglo XIX con un divorcio -casi total- entre lo dicho y escrito por Marx y lo que los gobiernos del siglo XX llevaron a cabo en los países que lo impusieron.
Esta filosofía no es científica. “Científico” era, para Marx, el mayor elogio que se le podía hacer, el que usaba habitualmente para diferenciarse de sus muchos enemigos, porque consideraba que “él y su obra eran científicos, y aquéllos y las suyas no”.
Tuvo la sensación de haber encontrado una explicación de la conducta humana a lo largo de la historia semejante a la teoría de la evolución de Darwin. La sensación de que el marxismo es una ciencia, en un sentido en que ninguna otra filosofía lo fue o podrá llegar a ser, está implantada en la doctrina oficial de los Estados fundados por sus seguidores, de modo que impuso la enseñanza de todas las materias en sus escuelas y universidades.
Al leer y reflexionar sobre el Manifiesto Comunista y su obra El Capital, nos debemos preguntar: ¿En qué sentido, si es que en alguno, fue científico? ¿En qué medida se dedicó a la búsqueda del conocimiento objetivo por medio de la búsqueda y evaluación cuidadosa de los dichos, los hechos y las pruebas?
Próximo domingo: Karl Marx y el marxismo teórico (Parte II) – ¿Quién fue, en realidad, Karl Marx?…
Juan José Ostériz
