La economía de América Latina y el Caribe se contraerá un 9,1% a fines de este año, la peor caída en un siglo, dijo la Comisión Económica para América Latina y el Caribe que estimó que los ingresos per cápita caerán a los niveles de hace una década.
La contracción se debe a los efectos de la pandemia del nuevo coronavirus, informó el miércoles la Comisión, que detalló que el mayor impacto lo sufrirá América del Sur y el menor el Caribe, ayudado por la expansión de Guyana.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indicó en un informe que la caída de la actividad económica regional es de tal magnitud que los ingresos per cápita de los latinoamericanos retrocederán hasta los niveles de 2010.
La caída mundial de la actividad económica afecta fuertemente a la región, que hoy es el centro de la pandemia, y se expresa en un menor intercambio comercial, en la casi total caída del turismo y en menores remesas. La situación se agrava por las cuarentenas, que impactan en las economías locales.
El informe de la CEPAL estima que la mayor caída será en América del Sur con 9,4%, seguida por un 8,4% de América Central y México y un 7,9% en el Caribe excluida Guyana, cuya fuerte expansión reducirá la contracción a un 5,4%.
El organismo internacional corrigió sus proyecciones de abril, cuando el nuevo coronavirus llevaba unos dos meses en la región, y estimó que el desempleo se ubicará en torno del 13,5%, dos puntos porcentuales más, sumando 44,1 millones de desempleados, 18 millones más que el año pasado.
El documento señaló que la contracción del Producto Interno Bruto y el mayor desempleo “tendrían un efecto negativo directo sobre los ingresos de los hogares y su posibilidad de contar con recursos suficientes para satisfacer las necesidades básicas”.
Además, proyectó que se profundizará la desigualdad en la distribución de ingresos y que habrá 45,4 millones de nuevos pobres, pasando de los 185,5 millones del año anterior a 230,9 millones a fines de 2020, lo que representa un 37,3% de la población regional.
A fin de año quienes viven en la extrema pobreza sumarán 96,2 millones de personas, 28,5 millones más que el año pasado, alcanzando una tasa del 15,5%.
Ante el dramático panorama regional la CEPAL destacó las políticas públicas para satisfacer las necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares, aunque advirtió que se requerirá un “bono contra el hambre” equivalente a 67 dólares para los más de 90 millones de personas que a fin de año vivirán en la extrema pobreza. Enfatizó que el bono se complementa con el sugerido Ingreso Básico de Emergencia de 143 dólares durante seis meses para los sectores más pobres.
El organismo resaltó también que la región necesitará de la cooperación de la comunidad internacional, especialmente del G20, para capitalizarse en las instituciones multilaterales de crédito.