Darle el último adiós a un ser querido, sin duda, es lo más difícil que puede ocurrir, aún más complicado cuando los gastos de los servicios fúnebres son tan elevados y no se está preparado para asumirlos.
La muerte es uno de los acontecimientos que mayor angustia causa en el ser humano y es que no todos están preparados para enfrentarla.
Sin embargo, hay que asumirla como un hecho natural que ocurrirá de un momento a otro por lo que siempre se aconseja estar preparados para no dejar a los familiares a la deriva.
En Maracaibo los costos para realizar un sepelio se han convertido en otra preocupación que se suma a la ya larga lista de dificultades e imprevistos que ocurren en el día a día de quiénes aquí residen.
Sin gasolina no hay sepelio
Desde el 2019 los problemas de despacho y abastecimiento de combustible han recrudecido en una ciudad que parece no tener descanso entre tantos problemas.
El transporte publico, privado y de particulares padeció durante meses de largas colas y pernoctas en las afueras de las estaciones de servicio con la esperanza de poder surtir sus vehículos.
Con las dificultades para abastecer combustible comenzaron también los problemas para las empresas que prestan los servicios fúnebres en la ciudad.
«En más de una ocasión debimos recurrir al mercado negro de la gasolina para poder llenar los tanques de nuestros vehículos«, cuenta el empleado de una funeraria.
«También en ocasiones los familiares del fallecido han debido buscar el combustible para que poder hacer el traslado hasta el cementerio«, agrega.
Esto es un gasto que no esta estipulado en los paquetes de servicios ofrecidos a los clientes, quienes además de enfrentar la pérdida del ser querido, deben lidiar con situaciones que parecen ser inverosímiles y escapan de su control.
Precios impagables
Con la caótica situación económica que se vive en la mayoría de los hogares marabinos el bolsillo no da para cubrir este tipo de imprevistos, por lo que familiares se ven en la necesidad de solicitar algún tipo de ayuda para poder cubrir los gastos en los que se incurren.
Y es que tener un servicio funerario y un entierro digno en esta época puede convertirse en un lujo. Entre la urna y los servicios básicos, cómo la preparación del cuerpo, entre otras cosas, se pueden gastar aproximadamente unos 400 dólares.
A esto aún hay que sumarle el costo del terreno en el cual descansará la persona. Si no se cuenta con una parcela los gastos se elevan mucho más.
El costo de este procedimiento representa unos 150 dólares más de lo establecido en el contrato. Y este servicio debido a las creencias y costumbres de las personas es el menos popular.
«Queríamos un entierro normal pero no lo permitieron y debimos aceptar la cremación de una tía que murió hace unos días, No teníamos el dinero y tuvimos que pedir ayuda, algunos familiares fuera del país colaboraron para completar y pagar los gastos«, cuenta Raiza Martinez quién reside en el sector La Rotaria.
Estos pagos pueden pagarse en bolívares, divisas en efectivo e incluso con transferencias bancarias desde el exterior, todos a la tasa de cambio del día según el mercado paralelo.
Una triste y solitaria despedida
Atrás quedo la época de acudir a la funeraria o al hogar del fallecido a presentar las condolencias a los familiares.
Y es que ante la orden de cuarentena y el distanciamiento físico, las medidas para velar a los difuntos han sido extremadas para evitar la propagación y el contagio por el virus.
En las funerarias no está permitido la aglomeración de personas, tan solo durante dos horas se puede «velar» el cuerpo y se permite la presencia de tres o cinco familiares.
Para el traslado al cementerio privan las mismas medidas al igual que el acceso al mismo. En muchos casos solo permiten el ingreso de dos familiares. «Es lamentable y muy triste no poder despedirse de las personas más cercanas«.
«Mi mamá falleció en medio de todo esto y solo dos de nosotros pudimos estar presentes en el entierro. Es muy doloroso no poder contar con la presencia de la familia y los amigos en esos momentos«, comenta una persona consultada.
En Maracaibo, donde se vive en medio del virus, de medidas extremas, aislamiento y con muchas dificultades en otras áreas, sufrir la perdida de un ser querido y vivir el duelo es enfrentarse a otra parte de las carencias que vive la ciudad.