En el semestre que viene, el hambre será mayor que en 2019, porque la producción del campo será menor, sobre todo por la hiperinflación que impide a los campesinos desarrollar con normalidad sus labores.
Esta afirmación es hecha a Elimpulso.com por el exdiputado Lorenzo Monasterios, coordinador de la Comisión Agroalimentaria en Lara, la cual está compuesta por partidos políticos, sociedad civil y productores.
La baja producción se explica por razones muy claras:
Primero, la hiperinflación, ya que todos los insumos para producir cada día tienen un precio distinto y ya la moneda de referencia no es el bolívar, que perdió todo su valor; sino el dólar, que se ha disparado desde comienzo de año.
Segundo, no existe financiamiento público, ni privado, ni mucho menos incentivos. Además, la eliminación de Agroisleña ha perjudicado considerablemente a los productores, porque no existe una empresa de servicios que la haya sustituido, pues Agropatria fue un parapeto para la corrupción y hoy no funciona, dijo.
Tercero, no existe una política agroalimentaria por parte del Estado venezolano. El informe del Programa Mundial de Alimentos, en el estudio solicitado por el propio régimen de Maduro, demostró que más de 9 millones 300 mil personas padecen de insuficiencia alimentaria, cifra correspondiente al 2019, que evidentemente debe haber subido porque la situación ha empeorado. Los campesinos son los más afectados.
Lara despuntó como uno de los primeros estados agrícolas del país, pero hoy presenta una situación deprimente. No sólo son cada vez menos las familias que se dedican al agro, sino que cada vez es mayor la superficie que se deja de trabajar. Y, por supuesto, hay menos producción.
Esta es una situación nacional, dijo Monasterios. Para ilustrarla basta dar dos ejemplos: El año pasado se lograron 600 mil toneladas de maíz blanco, para consumo humano; y 500 mil toneladas de maíz amarillo, para alimento de animales. Eso representa apenas el 26 por ciento de la máxima producción de hace veinte años.
Y en cuanto a papas, donde Lara era la primera zona productiva, fueron cultivadas 22 mil hectáreas en Andrés Eloy Blanco, Jiménez, Morán y Crespo, lo que significa el 30 por ciento de lo que se cultivaba antes. Ni 1.500 hectáreas serán sembradas este año.
Si todos los insumos hay que adquirirlos en dólares, si no hay gasolina y la que se vende es bajo condiciones discriminatorias impuestas por el régimen, y si la cuarentena por la pandemia no deja que la gente trabaje en el campo, lo que viene es una escasez muy grande de productos y si éstos serán importados, su precio los hará prohibitivos a la mayoría de la población.
En un país, donde la mayoría de la población consume cereales, raíces y tubérculos, si éstos escasean y aumentan de precios, tomando en consideración los ingresos familiares, indudablemente, habrá más hambre, dijo Monasterios.