Del economista Gerardo Álvarez textualmente cito:
“Hace cerca de cien años, uno de los economistas más brillantes del universo en el siglo XX, el británico John Maynard Keynes hizo una descripción de lo que debe ser un economista cuando escribió sobre su maestro Alfred Marshall, considerado el padre de la economía contemporánea. Esta categorización la cita precisamente uno de los economistas más brillantes si no el mejor del país, mi profesor y amigo Asdrúbal Baptista en 1988 cuando escribió uno de sus tratados de economía, “Itinerario por la Economía Política.” Decía Keynes “El estudio de la economía parece no requerir de unos datos especiales y con características fuera de lo común. Aun así, los economistas buenos, o incluso los competentes, son aves de las más raras. Una disciplina científica en el cual muy pocos se distinguen…” Sin pretenderlo, Asdrúbal se estaba identificando así mismo como una rara especie en el campo de la economía.
Lo conocí hace muchos años en la Facultad de Economía de la ilustre Universidad de Los Andes, de dónde ambos éramos oriundos. Para esa época, alrededor de los años setenta, ya Asdrúbal era un aventajado y sobresaliente estudiante, tanto en nuestra Facultad como en la de Derecho, pues al igual que sus hermanos, estudiaron varias carreras al mismo tiempo. Lo interesante de esta doble función, que nosotros los mortales nunca nos atrevimos hacer, fue que en ambas carreras se graduó con la distinción “Summa Cum Laudae” Inmediatamente comenzó a dar clases allí mismo y yo fui uno de los privilegiados de ser su discípulo.
Estudiaba cuarto año de la carrera y me inscribí en un seminario que él dictaba, dónde estudiábamos a los grandes pensadores de la ciencia económica y en esta oportunidad me correspondió analizar con él, a nada menos que a Adam Smith, el Adán de la economía política. Allí tuvimos la oportunidad de hacernos amigos, más allá de la relación profesor alumno y desde entonces comenzó nuestra amistad. Como era un hombre tan inteligente, sus compañeros de estudio lo bautizaron como “Pita” que era el abréviatelo de Pitágoras. Por razones del destino, nos volvimos a encontrar años más tarde en Caracas, él como profesor del IESA y yo como docente de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, en Barquisimeto. Muchos colegas recordarán que el IESA dictaba en el mes de noviembre de todos los años un taller sobre las perspectivas económicas del año siguiente. Que yo recuerde, “Pita” siempre estuvo presente como conferencista de orden en esas jornadas académicas. Cada vez que asistía a estos eventos, aprovechaba para ir a su cubículo y conversar sobre lo que nos apasionaba: la economía.
A comienzos de los ochenta la entonces Escuela de Administración y Contaduría de mi universidad, la U.C.L.A por sus siglas, nombró un equipo de profesores con la finalidad de crear una Maestría en Finanzas, la primera en la provincia venezolana y en ese equipo, el entonces Director de la Escuela, mi hermano del alma ya fallecido, Francesco Leone, me honró al nombrarme como uno de ellos. Inmediatamente pensamos en “Pita”, quien ya descollaba como uno o quizás el más brillante economista del país y lo contactamos en el IESA para que viniera a Barquisimeto dónde además vivía y aún vive uno de sus hermanos, otro brillante profesional que estudió varias carreras al igual que “Pita”, Mario Baptista, quien nos ayudó a traer a Asdrúbal…” (Continuará).
Maximiliano Pérez