Hay un tema que para unos se debe debatir, pero para otros se debe razonar. Ahora bien, la escogencia de cualquiera de estas vías para la discusión de dicho tema, será de importancia capital para que la oposición venezolana participe con éxito en el venidero proceso electoral, donde se llevara a cabo la escogencia de quienes deberán integrar la nueva Asamblea Nacional. Podrías preguntarte ¿por qué establecer dos opciones que al mismo tiempo pudieran ser lo mismo?, ¿cuál será la diferencia que marque el resultado de la vía escogida? A simple vista pareciera ser así, pero al definir los conceptos encuentras que cabe aquella expresión que dice, “todo depende del cristal con que lo mires”
Cuando se va al debate, una vez puesto el tema a discusión, quienes participan en este, dan sus ideas al mismo tiempo que defiende sus intereses y opiniones. En el caso del razonamiento de un tema, se procede a generar una secuencia de relación entre ideas y conceptos que permiten llegar a una conclusión luego de formarte un juicio.
Cuando se esta en un debate, los conceptos que se expresan muchas de las veces van cargadas de emociones, y de esa forma se pretenden imponer las ideas, pero esto no es posible cuando el mecanismo de disuasión o transmisión de las ideas, van llenas de la lógica que te marca la razón. En el debate, la oratoria, el liderazgo y el carisma pueden definir el camino, así no sea este el correcto. En el razonamiento no se impone de esa manera, porque la sensatez, es la que impera al final en la decisión. No por ello en vano muchas veces se sale de un debate con el comentario de “a fulano no le asiste la razón” o “Se dejo llevar por la pasión”, “la rabia no lo deja razonar”.
En el tema que nos ocupa, bien vale la pena generar previamente una serie de preguntas que te lleven a formarte un juicio previo, lo que haría que un debate se convierta en un centro del razonamiento, y es aquí en donde en todo caso, se marca el hecho del vinculo entre estos dos conceptos.
Vale la pena que los electores de la oposición se hagan las siguientes preguntas ¿Qué ha ganado la oposición cada vez que asume la postura de la abstención?, ¿Que se logró con ello en el 2005 y el 2018?, ¿Cuál fue el resultado de participar en el 2015?, ¿Hasta cuando la estrategia va seguir siendo la de perder los espacios?, ¿Sera que el cambio de gobierno pasa por la pérdida de la AN?, ¿Cuál es el camino a seguir con éxito, perdiendo la AN?, ¿Cuál es la opción que me das. si es con el voto como democráticamente se castiga y se cambia a un gobierno?, ¿Si la salida no es democrática, para cuando es la salida? ¿Mientras tanto, vamos abandonando los espacios?
Estas preguntas y muchas más, son las que debemos hacernos para que, con un juicio razonado, podamos asumir en todo caso la vía que se ha de escoger. En esta oportunidad, dicha decisión no ha de responder a la elite política, en razón a tantos errores cometidos, esta es una decisión transcendental que ha de tomar el pueblo de Venezuela, como la tomo en el 93, 98 y 2015. Cabe aquí recordar la frase de Arístides Calvani que señala: “Solo el pueblo, salva al pueblo”.
Para el razonamiento, cabe destacar la estrategia que ha venido aplicando el régimen desde sus inicios, en primer lugar, una política de confrontación, eso ha permitido la división y con ello la polarización en todos los segmentos de la población, cumpliendo con aquello de que” divides y vencerás”, como bien lo ha señalado el evangelio con aquella frase de que “reino dividido, no prevalecerá” y, en segundo lugar, enmarcado en lo electoral, el promover la abstención.
En este ultimo punto, las decisiones del régimen dirigidas a dinamitar la vía lectoral, que lleve a la oposición a justificar su no participación por estas acciones tomadas, son una clara demostración, del miedo que este tiene de que el pueblo salga con su voto a castigar. No le hagamos el juego.
Miguel Antonio Parra Giménez