La gobernadora de Puerto ha extendido tres semanas más un toque de queda impuesto por el coronavirus, el más largo en cualquier jurisdicción de Estados Unidos, incluso cuando autorizó las reaperturas de ciertos negocios y agencias gubernamentales.
Todos con excepción de los trabajadores esenciales tienen que permanecer al interior desde las 10 de la noche hasta las 5 de la mañana hasta el 22 de julio. Además, las mascarillas siguen siendo obligatorias y quienes incumplan serán multados.
El toque de queda inicial comenzó a mediados de marzo y la gobernadora Wanda Vázquez advirtió el domingo que medidas más estrictas podrían volver a implementarse si hay un aumento de casos, con varios pequeños brotes ya reportados atribuidos a quienes visitan o regresan de Estados Unidos continental.
“Nuestra prioridad es mantener nuestra isla saludable”, dijo Vázquez.
La isla, con una población de 3,2 millones de habitantes, ha reportado por lo menos 153 muertes de COVID-19, junto con más de 1.630 casos confirmados y más de 5.600 casos probables.
Los expertos en salud criticaron la más reciente ronda de reaperturas diciendo que era prematura, sobre todo dada la demora en las estadísticas del gobierno que no reflejan el impacto de las reaperturas más extensas anunciadas hace un mes, incluido de playas, cines y gimnasios.
“Pudiéramos estar entrando en una fase crítica de la pandemia”, dijo la epidemióloga puertorriqueña Roberta Lugo. “Debieron no tomar decisiones apresuradas».
Lugo y otros señalaron que el gobierno ha realizado muy pocas pruebas, y la mayoría con el tipo de pruebas equivocadas para realmente conocer la extensión de la pandemia en Puerto Rico.