Los favores del «Médico de los Pobres» se iniciaron desde su misma muerte el 29 de junio de 1919, hace casi 101 años.
El notable galeno fallece al ser atropellado por un automóvil en una Caracas en la que ya circulaban más de 700 vehículos automotores.
El Impulso, que aún circulaba en Carora, reseña el trágico suceso. La sociedad caraqueña se conmociona, el público se aglomera en el cortejo, pero quienes más sienten la partida del médico son los pobres.
José Gregorio nació en Isnotú, Edo. Trujillo, el 26 de octubre de 1864. El joven es enviado a Caracas a cursar estudios en 1878.
Se gradúa primero de bachiller en 1882 y de doctor en medicina en 1888. Inicia una brillante carrera e introduce el uso del microscopio en Venezuela.
Se destaca en dos terribles ocasiones, la llegada de la peste bubónica en 1908 y durante la nefasta pandemia de la Gripe española a finales de 1918.
El doctor José Gregorio Hernández pasará a la posteridad por su altruismo. No cobra consulta a quien no pueda pagar y hasta les regala las medicinas.
Desde el principio, dedica gran parte de su tiempo en atender a los pobres, los mismos que visitaban su consultorio, ahora acuden a su tumba.
Hace 100 años ya se reportaban milagros del buen samaritano y en 1949 la Iglesia Católica inicia gestiones para su beatificación.
En 1986 el Papa Juan Pablo II lo declara «Venerable» y hoy el Papa Francisco decreta su beatificación. El Impulso desde siempre siguió el devenir del noble galeno, hombre además de marcada devoción religiosa y fe católica.
Largo fue el camino del médico, ahora beato. ¡Enhorabuena!