Seguir las reglas del librillo ha sido infalible. Se sabe que habrá muchos enardecidos. A la gran mayoría la confusión solo les hará emitir la queja acostumbrada. Por eso se actúa sin piedad. Con una normalidad pasmosa. No se requiere darle vueltas a un dictamen roto. Simplemente funciona. No necesita explicaciones al uso.
Han nombrado a un poder electoral a su antojo. Como lo han hecho siempre. Cada miembro de este organismo sin ley cuenta, más allá de los ingredientes para formar parte de una lista de secuaces, con una enumeración de culpas pasadas y fechorías probables. Ninguno se libra de algún hecho delictivo antiguo.
Es parte de la componenda. Los lame botas para el bien del régimen. Quienes deben darle continuidad al mismo guion, con el final infeliz acostumbrado. Aquellos que no les duele en el alma la impunidad y la farsa.
Parecían reírse a mandíbula batiente de su triunfo. Sin cortapisas. Son los dueños del poder. Con arte y maña se puede ver blanco al rojo más intenso. La mentira metida con calzador. Nadie puede quejarse, estamos en cuarentena. Atascados en la historia. Un dolor alucinante que pasará. Como todas sus operaciones. El sabor agrio de hoy, ya mañana se olvida con una cola para el combustible.
Pero no existen hechos imperturbables. Siempre algo puede cambiarle el sentido a un veredicto. Sus victorias leoninas, exageradas y cantadas con un gusto a burla, pueden empañarse. Y así ha sucedido.
Poco importa que vuelvan a detonar al país con otra obra de ilegalidad. En otro continente se estaba consumado un suceso determinante. Lo he leído con un fervor más que esperanzador. La noticia llegó y ha generado un sobresalto inmenso en la usurpación.
No le puede sentar bien que la DEA y el FBI hayan capturado a Álex Saab, quien le lleva las cuentas negras al usurpador. El testaferro. Su paisano y amigo. Imagino el pánico en Miraflores. La revuelta por el peligro tangible. Éste lo sabe todo. Duele más que diez buques militares en el Caribe o el cartel de búsqueda en las sedes de justicia del planeta.
Se estará preguntando, con un dolor en la frente y un respirar entrecortado, ¿cómo no puso a buen resguardo a su hombre de confianza? A quien le conoce los secretos, se sabe sus balbuceos y hasta le lleva sus rumbos torcidos en la misma maleta. Todo anotado en la memoria. Le sabe hasta los puntos más negros de la conciencia.
Le dieron caza a Saab. Lo han capturado. De golpe y porrazo este colombiano cayó en África. Hasta allá lo siguieron los satélites. Estaba presto a negociar en Cabo Verde. Se reuniría con una comisión de Irán para liberar un barco de gasolina. Los agentes federales no le dieron tregua. Lo arrestaron y será procesado. Blanqueo de capitales son sus pecados. Son suficientes para esta acción ejemplar. Ha lavado millones de dólares a través de los Clap. Transacciones turbias al por mayor.
No dudo que Maduro esté metido hasta el cuello en un gran problema. Este sujeto le conoce al dedillo sus bienes y cuentas bancarias. También a dónde han ido a parar los dólares, los lingotes de oro y lo que quedaba de futuro en el país.
La extradición parece estar cantada. Lo sabe el dictador y su entorno. No perdieron un segundo para enviar comunicados, amenazar con impulsar mecanismos legales y abogar por una liberación inmediata. El terror los invade. Está en juego más que una fortuna personal. Los pactos cruentos se encuentran en la boca de Saab. Las alianzas con los enemigos más oscuros de los norteamericanos.
Saab está atiborrado de evidencias. No es probable que se libre de la justicia. Tratará de negociar y sus argumentos deslumbrarán. El destino de la tiranía pende de una viga o de la lengua afilada de un testaferro. Luisa Ortega Díaz lo escribió recién en un tuit oportuno: “con él cae toda la información sobre contactos, negocios, cuentas y nombres de otros personajes que sirven a Maduro para mantenerse en el poder”.
La verdad está a pocos palmos de altura. Este hombre conoce con precisión y ha manejado, los negocios de la vivienda, la gasolina, el petróleo, los alimentos y hasta el oro ilegal. No solo está en el oropel de la fama informativa, sino además su vida podría estar en juego. Pueden colarse secretos inimaginables. Atestiguar sobre presunciones espeluznantes de relevancia internacional.
Un nuevo CNE ilegal me tiene sin cuidado. La captura de un testaferro, paladín de la usurpación y conocedor de sus verdades abrumadoras, aviva más mis conjeturas alentadoras y mis esperanzas por la libertad. Su extradición podría demorar algunos días. Pero que esté en manos de la justicia, el contratista y columna financiera del régimen, será clave para embaldosar de optimismo el camino de nuestra nueva independencia.
José Luis Zambrano Padauy
@Joseluis5571