Desde el 27 de febrero de 1999, cuando Hugo Chávez lanzó su primer programa asistencialista, el Plan Bolívar 2000, ha sido imparable la corrupción con la compra y distribución de alimentos en Venezuela.
Así lo expresó Lorenzo Tovar, exministro del Trabajo y expresidente de la Corporación de Abastecimientos y Suministros Agrícolas (CASA), al referirse al caso de Alex Saab, el colombiano, que entre otros delitos, está sindicado de haber incurrido en delito de corrupción con las cajas Clap y quien desde el viernes está preso en Cabo Verde, siendo reclamado por la justicia de los Estados Unidos y Colombia.
Según informes que se tienen acerca del Plan Bolívar 2000, el primero de las misiones de este régimen, estuvo a cargo de militares y su responsable, Víctor Cruz Weffer, acusado de haber de haberse apropiado del 86 por ciento del dinero que le confiaron para administrar, más de 114 millones de dólares.
En veinte años no se ha podido precisar el monto de dinero que fue distraído de los planes de alimentación, ya que no hay investigaciones concretas en esa materia, incluyendo pérdidas de alimentos en galpones, dijo.
Confió nuestro entrevistado que CASA se ocupaba de supervisar la compra de alimentos hecha por empresarios y, por tanto, no administraba recursos para tal fin como sí lo han hecho funcionarios del régimen, que incluso han sido designados por tipo de productos. Hay un general para caraotas, otro para cerdos y así para los diferentes rubros, cosa que resulta contraproducente porque los militares han sido adiestrados para funciones muy distintas.
Lo grave de todo esto, agregó, es que los perjudicados son las familias de escasos recursos, ya que se abultan los precios de los comestibles que son importados y, en consecuencia, los beneficiarios tienen que esperar semanas para recibir una bolsa o una caja, que sólo les alcanza para unos pocos días.
“Y lo más preocupante es que no haya investigación sobre ese tipo de negocio, del cual se sabe por las averiguaciones que han hecho otros países. Se ha venido a saber de Saab porque los Estados Unidos le han hecho un seguimiento no sólo por alimentos, sino por otros delitos que ha cometido y su vinculación con el régimen”.