A la memoria de mi amado primo hermano Carlitos Morales+
“Siempre es más difícil que te dejen atrás, que ser el que se va”
Brock Thoene
“Y al partir serán estas mis últimas palabras…
Me voy, dejo mi amor detrás”
Rabindranath Tagore
Nada es más duro que el adiós. Nada. Me paseó por la cabeza cuando caí en cuenta que nunca más lo vería en vivo. De inmediato pensé en mi mamá que está viejita y con la mente en otro universo. En su mirada observo un adiós oculto que se aproxima sin prisa pero sin pausa. En el corazón persiste ese impulso que relata en silencio y que resguarda el temor a la desaparición. Llegó el amanecer con la noticia que mi primo Carlitos no aguantó en cuidados intensivos. El malsano COVID-19 no lo dispensó luego de ochenta días de cruzada agonizante. Ninguno hallamos consuelo en su partida pues batalló como un campeón y al final nada pudo con los microbios que fueron letalmente más enérgicos de lo que a nadie nos pasaría por la conciencia.
En la muerte la poesía de la vida tiene un stop decisivo. La bucólica de la partida es el punto final del vivir que no sabemos qué tanto es inapreciable hasta que perdemos de disfrutarle al lado. Nos acostumbramos a su coexistencia pero jamás a su inexistencia. Uno no sabe cómo sentirse o si no sentir es saber cómo hacerle al hecho de la ida al más allá, por así decirlo. Le decimos así por darle prisa a ese gusto agrio que no da paz al deudo, a los que subsistimos silentes y solitarios, a los que no consuela el mutismo y el yermo aislamiento, lo más parecido a la muerte en vida, por eso la soledad es la peor de las consejeras será porque ésta es la indigna abogada de la muerte.
Mi hermano Nelson, su más conspicuo amigo y hermano, no haya cómo hacerle con la agitación. Lo ha molido tan hondamente que no sabremos qué va a proporcionarle en su futuro. No alcanzamos a imaginar a sus hijas Kira, Karla y Teresa y a su esposa Olga la sensación de desolación al entender que ese vacío jamás podrá volver a llenarse,acaso el tiempo dará toda la paz necesaria que la realidad misma desconoce.
Al vinculado pesimista como mi primo Alf, su hermano, ha subsistido en un atascadero de miedos, desmantelado por un autismo íntimo. Él pasa a ser mi mayor dolor, más que la pérdida misma,porque sufren más los que quedan dolidos y son los que entienden mejor qué es la melancolía y la condena del amor perenne que pareciera no tener fin al menos en estos momentos aciagos de incredulidad y angustia.
El recuerdo pasa su revista desde la biblioteca de la memoria. Son tantos y tan personales que cada quien tiene un relato diferente. Yo tengo muchos hermosos que no puedo escoger con facilidad para traerlos a la mesa de los recuerdos, la mejor si no la única manera de mantenerlos en la intimidad más particular.
Parece apenas ayer que íbamos a Bahía de Cata escondidos luego de sustraerle su bote de asalto que tomamos sin pedir permiso. Carlitos fue siempre severo con los que se comen la luz del deber ser, yen dos jóvenes como nosotros la luz esta siempre atrás del túnel y no al final. Pasó meses sin hablarle a su hermano, y a mí me castigó por muchos años. Espero que donde esté. Alcance a perdonarnos…
Pero eso no es lo más relevante de mis recuerdos. Una vez le regalé mi primer boceto escrito allá en esos años donde morirse no estaba en los cálculos de nadie. Me miró con una sonrisa tan especial y les dijo a los presentes alrededor de la mesa, cosa que jamás olvidaré, aquí está el gran escritor de la familia. Nunca sentí mayor orgullo que ese día. Ningún regalo posterior me ha llenado de tanta suficiencia como sus palabras que recordaré hasta que nos reunamos con él en una jornada no tan lejana.
Ahora viaja con su papá, con el mío, con su mamá y mis tíos, entre muchos otros amigos que recién partieron al otro lado del río y entre los árboles. Gracias primo por tanto que supiste dar, y no lo comprendí sino hasta pasado los años. Pero te estaré en deuda eterna por eso y por tantas otras cosas que me enseñaste con severidad pero no con menos amor que el que convenía.
También están sus anécdotas con los amigos dilectos entre los que recuerdo a Moisés Naím, Alberto Slezynger, Giordano Di Marzo, entre tantos otros que marcaron diferencia en la época de los Babies Boomers época en la que enmarcamos los nacidos en la segundamitad del siglo veinte, valga decir la generación que cambió al mundo y lo estacionó en la épocanaciente. Él es uno de los que legó ese designio inimaginable para la nueva generación del Rap y el Flow, tan insuficientes de contenido, carácter y prolijidad poética.
De Carlitos habrá quien relate bien sus destrezas de ecónomo que dejó como prueba de ingenio con las posadas Bequevé en el archipiélago de Los Roques y en las costas de Choroní. Sus días de asesor de los Branger. De director ide Fondo Agrícola en tiempos de Cap en la que me nombró en el Icap como jefe del departamento de pesca y acuicultura. La carrera en el hipódromo donde firmamos en el libro VIP en la tribuna central. Fue un lector furibundo pero no se le conoce escrito alguno que yo sepa lo que en ningún caso lo hizo menos filósofo. Su filosofía era un mixto de ironías y conocimiento vital. Su mordacidad no era del agrado de miserables que en este país abundaban, y hoy más que nunca abundan. Al menos consuela que no verá más el mañana muerto de la pequeña Venecia que tanto amó y mucho entregó. Su mejor empresa fue la amistad que cultivó entre tanta gente valiosa y de porte cultural e intelectual incalculable.
La música fue otra de sus pasiones. Era un melómano del ayer con el Rock ante todo. Un Beatles moderno si se quiere. Una rola rodante como un Rolling Stones. Su simpatía siempre fue más por el diablo que por el cielo pero fue el cielo quien lo reclamó prematuro. El demonio perdió sus derechos de autoría pues su corazón siempre ganaba la batalla del bien y del mal. No podemos olvidar su pasión por los Tiburones de La Guaira y el béisbol criollo. Ahora quedará vació su lugar en primera base.
Siempre compraba todos los años el abonado de los juegos de la temporada. Ahora la verá en puesto privilegiado a la diestra del Sereno. Siempre nos sentábamos en primera base que era donde se veía mejor el juego según nos decía. Cuando perdía el Caracas nos invitaba a comer Reina Pepiá en los Kioscos aledaños al Estadio Universitario de la UU-UCV. Nos caíamos a birra limpia durante todo el juego. Y salíamos zaratacos de metra siempre.
Cada noche después del adiós mi corazón se congela al recuerdo ácido. Cómo le dices adiós a quien no imaginas poder vivir sin él en tu presente.Todos los días pienso en mi mamá cuando me toque lo que hoy tocó a mi primo querido. Pero mamá espero se vaya por vejez y no con la infamia de una enfermedad que lo tomó por sorpresa con la guardia abajo e inesperadamente a un arco iris con taza de oro al fondo donde reposa su haz multicolor.
De muchas maneras la rabia, la inutilidad y la incertidumbre empeoran el teatro del absurdo. En todas estas duras interpelaciones está la dilatación del sin sentido de la vida y la propiedad de lo inapropiado de morir antes de tiempo. Allí va la desazón, No tenía que ser así, pero así se fue. La vida es una paranomasia una tómbola y una ruleta rusa que no sabes cuándo te toca la bala que nos saca del juego de la vida.
La diferencia entre madurez e insuficiencia no se encuentra a la vuelta de esquina. A veces no llega nunca una razón que nos sane o de solaz a una pena infinita, inverosímil, irreversible. Para el biólogo, que la muerte es un proceso natural, tampoco encuentra tranquilidad es esa realidad inobjetable. Para morir tan solo hay que estar vivo y con eso en mente no hay forma de arropar la conformidad de desaparecerse para siempre.
No poder honrar su memoria como se debía ha sido lo peor de este horizonte aciago. Sin exequias, o protocolo de velorio, el novenario es muy poco para la conformidad del que le falta su ser amado. Pido al sereno que se apiade de los que no tendrán solaz en demasiado tiempo y que las sombras de la desaparición acompañaran las noches de insomnio que no darán basto en medio de tantos ciclos sin cerrar, de tantas cosas que no se podrán vivir, de tantos momentos que quedaba por repartirse o que quedaran sin repetirse.
No puedo centrarme en algo más que las palabras que en mi caso son un salvavidas dentro de un mar de olvidos y soledades. Un tsunami de penas como olas que chocan en un malecón de emociones truncadas. Durante años he sido naufrago en mí mismo,paria dentro de la intimidad más opaca. Un cero zurdo en una izquierda sin sentido. Esto que le sucedió a la familia nos rompe por dentro y nos envejece por fuera. Apenas apuntaré un poema que hace tiempo dediqué al escritor insigne criollo Federico Vegas, creo es lo mejor que dejo a mi gente y por eso también se lo dedico con todo mi afecto y dolor fraterno a mi amado Carlitos… ahora que reposa en la habitación de dios… adiós primo del alma, allá nos veremos donde la eternidad de tu recuerdo es una lágrima que corre por mis mejillas…
Habitaciones del alma
Desde el cofín de las murallas
Hasta los campos del espejo…
Abrasaran los desiertos de telas
Apalearan el infinito, las tristezas
Y en la insignificancia, las horas
Entrarán invadiendo el alma…
Marcantonio Faillace Carreño