Esto va a parecer una paradoja, pero EEUU es un país subdesarrollado sociológicamente por la persistencia histórica del fenómeno del racismo existente desde los tiempos de su fundación por los ingleses en el siglo XVII. Se trata de un mal social sistémico con sus deplorables secuelas de violencia en que los blancos siempre llevado las de ganar y los negros la de perder.
El problema ha vuelto a sacudir las estructuras del estamento estadounidense tras el vil asesinato de George Floyd a manos de un policía en el condado de Miniápolis, estado de Minesota. Un hecho que ha desencadenado una prolongada ola de protestas callejeras extensivas a Europa.
Estas manifestaciones ciudadanas han tenido como banderas la condena a la brutalidad policial contra los negros y la defensa de los derechos civiles en general.Lo preocupante es que se trata de las manifestaciones de mayor magnitud por su lapso y amplio escenario desde 1968, cuando fue asesinado el líder civil Martin Luther King. Algo no visto antes desde las protestas ocurridas en 1992, 2014 y 2015 por causas similares.
Este es un mal que no cesa en la sociedad norteamericana, pese a la promulgación de reformas en diversas instancias para su erradicación definitiva.Ello indica que las mismas no han pasado de ser simples paños calientes. Visto que en EEUU los abusos policiales contra la población negra son el pan de cada día. Violencia de la que también son objeto las personas de piel morena, sobre todo los mexicanos.
Es así como la ira de los manifestantes se ha tornado violenta. Una crisis en parte recrudecida por el inadecuado manejo del presidente Donald Trump. Pues éste en lugar de contemplarizar la misma lo que ha hecho es echarle combustible al fuego con su discurso virulento en lugar de la conciliación
Resulta inconcebible que la nación que inspiró la lucha por la independencia y constituciones liberales en la América Latina, siga a merced de la vergonzosa segregación racial.
El caso vuelve a plantear el tema de la necesidad de cambios oportunos en las sociedades abiertas regidas por democracias liberales con la ventaja de la libertad.Un hecho que las hace siempre superiores a todo sistema totalitario fascista o comunista con el látigo de sus dogmas.
Estos deplorables sucesos en la principal súper potencia mundial deben disparar las alarmas en nuestro país. Tengamos presente que en Venezuela con el actual régimen, se han hecho comunes las violaciones a los derechos humanos por los cuerpos policiales, entre estos el FAES.
Una peligrosa situación al extremo de que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU lo denunció y condenó de forma contundente. Pero lamentablemente la gravísima denuncia cayó en saco roto. Violencia de la cual una de sus víctimas ha sido el capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo muerto a consecuencia de crueles torturas en junio de 2019.
Recordemos que en Venezuela marchamos hacia un estado totalitario negador de la libertad y democracia. Un opresivo régimen de inspiración neocomunista al estilo de Cuba y China donde los derechos humanos son letra muerta.
Freddy Torrealba Z
