Los bajos sueldos, la poca posibilidad de trabajo en medio de la cuarentena social en todo el país, ha puesto cuesta arriba la supervivencia de los venezolanos. Algunos han optado por hacer actividades que no generan tanto para comer, sin embargo eso o nada.
Los vendedores ambulantes en Barquisimeto ven cómo la vida les pasa frente a ellos en cámara lenta. El hambre y la pocas posibilidades de conseguir dinero son una combinación que atenta contra quienes se han visto perjudicados por la medida de cuarentena para prevenir contagios de la COVID-19. La mayoría vive de lo que hace diariamente y ante las pocas posibilidades de trabajo quedaron en un limbo, como es la situación de los vendedores informales en el centro de Barquisimeto.
Personas que venden helados caseros como es el caso del señor William Pérez, caminan varios kilómetros para poder llegar al centro de Barquisimeto ante la falta de transporte público. Pérez dice que en el día puede hacer Bs. 200.000, menos de un dólar de acuerdo a la tasa oficial de Banco Central de Venezuela que se ubica este 28 de mayo en 215.000 bolívares.
“Aunque sea para una harinita para llevar a mi casa, me da. Hay que trabajar para conseguir la comida. Tenemos que vivir como sea, es difícil porque no hay efectivo, la gente hace pagomovil pero prefiere comprar comida y uno lo entiende, pero me encomiendo a Dios para que me vaya bien y seguir…” dijo William Pérez a Elimpulso.com con los ojos humedecidos ante la impotencia de no poder trabajar de manera normal.
Pérez dijo que antes de la cuarentena trabaja como vigilante en una entidad del estado pero no lo siguieron llamando para trabajar y se vio en la necesidad de salir a vender helados caseros.
Trabajar para reunir para las medicinas de su hija con condiciones especiales
Franklin Zerpa llegó a Venezuela 22 días antes de que anunciaran la cuarentena social en Barquisimeto. Estaba en Argentina desde hace 1 año, pero después de quedarse sin trabajo, decidió regresar. En el centro de Barquisimeto vende ciruelas. Alguien le pone la mercancía y las ganancias son por porcentaje, dependiendo de lo que venda en el día.
Cada bolsa de ciruela cuesta entre 50 mil y 100 mil bolívares. Diariamente puede obtener entre 300 mil y 400 mil bolívares. Lo que gana debe dividirlo para comprar las medicinas de su hija de 3 años con condiciones especiales y para comprar comida para su pequeña familia.
El joven de 25 años comentó a Elimpulso.com que a veces prefiere no comer para que lo haga su esposa y su pequeña hija.
“Entre café, tostones y cigarrillos sobrevivo”
“La cantidad de dinero que pueda recoger es cuestión de suerte. Si la gente anda de buenas, me va bien. Aquí en El Manteco el que viene es a comprar para ellos, la gente prefiere llegar a su casa y tomarse un vaso de agua antes que comprar cualquier cosa en el centro”, comentó con buena actitud, David Jiménez, un joven de 27 años que recorre la carrera 22 con un carrito de supermercado en donde lleva un termo de café, tostones y cigarrillos.
Al ser interrogado si lo que ganaba le alcanzaba para vivir, contesto que no vive, “yo sobrevivo entre café, tostones y cigarrillos. En este país estamos es sobreviviendo. Tengo que comprar una bolsita de café y una de azúcar y debo vender todo para poder llevar algo a la casa. A veces en media mañana vendo todo y debo hacer más, pero desde la cuarentena todo se ha puesto rudo. Debo estar aquí hasta que me corran los policias porque no he vendido nada y no puedo llegar con el termo lleno a mi casa”.
A pesar de esa difícil realidad que comenta David, siempre anda con una sonrisa en la cara. La gente en el popular mercado El Manteco, lo conoce y a veces colaboran para que lleve algo a su hogar.
La cuarentena social le ha cambiado la vida a todos los venezolanos. No es solo la precaución, el tapabocas y el lavarse las manos. Para otros la prioridad es continuar en la calle para poder conseguir el sustento para vivir.