Para recordar:
“Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada”
(Mateo 12:31)
Según la página, www.país.com (España): “Más de 5,3 millones de personas se han contagiado en el mundo desde el comienzo de la pandemia de coronavirus y más 342.000 han fallecido, según la Universidad Johns Hopkins. El país más golpeado hasta ahora es EE UU que roza los 100.000 decesos y 1,6 millones de infectados” (24/05/2020).
De acuerdo al diario online deportivo, as.com, en Venezuela, hasta el 24 de Mayo, se registraban 1.010 contagiados, 262 casos recuperados, y según la Wikipedia, ‘tristemente’ hay 10 fallecidos. Gracias a Dios, no ha sido peor en nuestro país, bien porque las autoridades han alargado (obligado) el aislamiento por más de 60 días;o porque este país, tiene la peor condición económica de muchos años y no ha habido gasolina, trabajo, producción, que haga que la gente tenga que ir a trabajar o salir masivamente a la calle.
Entonces, ¿qué es mucho peor que el coronavirus? Definitivamente: El pecado.A pesar del llamado de atención que nos está dando la degeneración de la naturaleza, con pandemias como el COVID-19, tanto en Venezuela como el mundo, hay pecados increíbles, insólitos, excesivos, atroces, que seguimos cometiendo los seres humanos.
Si revisamos la Biblia, la definición de pecado en muy simple: “Es saber hacer lo bueno y no hacerlo” (Santiago 4:17).La desobediencia, se señaló como el primer pecado de Adán y Eva, y detrás de ello un sin fin de malas acciones, vinieron como consecuencia.
De acuerdo a la es.wikipedia.org: “Pecado es la transgresión voluntaria y consciente de la Ley divina. En teología moral se lo considera un acto malo, o la omisión culpable de un acto bueno obligatorio. Por extensión, se denomina pecado a todo aquello que se aparta de lo correcto y justo, o que falta a lo que es debido”. De esto sobre en el mundo.
Ningún pecado es mejor que otro.A Dios no le gusta ninguno, pero cualquiera es mucho peor que el COVID-19 y algunos pecados, pudieran ocasionar un grado mayúsculo de afectación en la humanidad: Avaricia, estafa, ladrones, maldicientes, criminales, traficantes, corruptos, injusticia, entre otros.El resto que no nombramos, no son mejores.
Estos pecados son mencionados en diferentes libros de la Biblia. Por ejemplo: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1ª Corintios 6:9,10).
Algunos de los anteriores se repiten en Gálatas 5:19-21; o Apocalipsis 22:15, y los mismos nos persiguen como ladrones, para arrebatarnos nuestra vida eterna. La buena noticia es que todos ellos tienen el 100% de posibilidad de ser perdonados, siempre y cuando nos arrepentimos de estarlos cometiendo.Tras ello, Pablo nos dice: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. (1ª Corintios 6:11).
Aunque los pecados son mucho peor que COVID-19, porque tienen infectados a toda la población mundial, son perdonables.Lo que no es perdonable es no aceptar la existencia del Espíritu Santo; no hacerle caso o no cambiar con su ayuda. Bien dijo Jesucristo:Cuando venga el Santo Espíritu: “…convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí;de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado” (Juan 16:8).Como dice el dicho: “Más claro no canta un gallo”.Ningún humano será perdonado que no crea en la existencia de Jesucristo y/o el Espíritu Santo.
Todos,mejor tarde que nunca, podemos abandonar los pecados que nos impedirían entrar al cielo y, de ellos podemos ser absueltos, lo que no va a ser tolerado es no aceptar que tenemos, debemos, podemos cambiar con la ayuda del Santo Espíritu y creer que Cristo y Dios Padre están dispuestos a perdonarnos (1ª Juan 2:1).
Eduardo Iván González González
www.ventanabiertalmundo.com