Algunas escuelas de la Universidad Central de Venezuela han decidido retomar las clases vía online. Sin embargo, tanto a profesores como estudiantes se les ha hecho cuesta arriba, pues las fallas de internet los han obligado a ver clases y hacer evaluaciones a medianoche, cuando los servidores están menos saturado
Luego de que el pasado 16 de marzo Nicolás Maduro anunciara que el país entraría en “cuarentena total”, todo el sistema educativo suspendió sus actividades académicas presenciales. Para ese momento, algunas universidades no habían culminado el semestre en curso y hoy, a dos meses de haberse iniciado el confinamiento, son contadas con los dedos de la mano cuales son las que han logrado cerrar ese periodo académico, y muchas menos las que han podido comenzar uno nuevo a distancia.
Cifras presentadas por el ministro de educación superior César Trompiz, señalaban que a mediados de abril, 90% de las universidades de todo el territorio nacional, tanto públicas como privadas, estaban cumpliendo con los lineamientos del “Plan universidad en casa”, con el cual, a través del uso de herramientas tecnológicas, se pretendía darles prosecución a los estudios universitarios. Sin embargo, testimonios de estudiantes de diferentes casas ponen en tela de juicio la legitimidad de esos datos.
Roniel Rosa, estudiante de la Universidad Marítima del Caribe (UMC), asegura que el viernes 13 de marzo la institución emitió un comunicado en el que indicaba que el semestre corriente, que tenía apenas 15 días de haberse iniciado, seguiría de manera online y que el estudiantado debía mantener comunicación constante con sus profesores. Dos semanas después esa instrucción fue derogada.
“Paralizaron las actividades remotas porque había que esperar a que se pronunciara el rector. Cuando lo hizo, un mes y medio después (la segunda semana de abril), dijo que el semestre está suspendido por la falta de profesores con recursos tecnológicos, y porque la universidad no posee una plataforma para dar clases online” comenta el estudiante turismo.
Para él, eso se traduce en pérdida de un semestre o tal vez dos, pues para esta fecha ya debería estar terminando su séptimo semestre, e iniciar uno nuevo en julio. Rosa habría culminado su carga académica en julio de 2021 si las condiciones de la universidad se lo hubiesen permitido; mas ahora cree que le tomará un año más para poder graduarse.
La autonomía de la que gozan las universidades públicas venezolanas les concede la libertad de acatar o no las instrucciones que emita el Ministro de Educación Superior. Es por esa razón que al igual que la UMC, la Universidad del Zulia (LUZ) decidió no implementar lo establecido en el plan que dio el ente oficial, sino crear uno propio que se adaptase a las condiciones reales de acceso y operatividad de las plataformas con las que cuenta. En tal sentido, la institución decidió que «en las facultades y núcleos bajo ningún concepto se intentará culminar los períodos académicos en la modalidad a distancia«.
LUZ comunicó a la población estudiantil que una vez terminada la etapa de contingencia, se reanudaría el lapso académico 2020, basándose en la estructura curricular convencional. Durante estos meses de aislamiento social, por voluntad propia, y únicamente aquellas asignaturas cuyos estudiantes y respectivos profesores tengan las condiciones y herramientas para hacerlo, podrán seguir viendo clases de manera virtual, pero tomando ese contenido dado meramente como un avance.
Con el objetivo de lograr el cumplimiento total de los programas de cada materia, la universidad dijo en un comunicado que iba a «garantizar la participación de todos los estudiantes inscritos en sus respectivos cursos, a fines de garantizar los principios de inclusión y equidad. Aquellos que no logren la participación utilizando la plataforma virtual deberán ser considerados en la replanificación académica.
Reincorporación a medias
El nueve de abril, a través de un comunicado, la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela indicó que se estaba discutiendo no sólo sobre la reprogramación del semestre o año lectivo, sino también la posibilidad de que algunas escuelas retomaran actividades de forma virtual.
El documento señala que se estaba discutiendo una propuesta de reglamento transitorio para que las escuelas que estuviesen en la capacidad de iniciar clases de forma remota lo hicieran, “pero siempre bajo unos estándares predeterminados que eliminen en su mayoría las desventajas desiguales para los estudiantes, como fallas en el servicio eléctrico, conexión a internet, señal telefónica, acceso a distribución de alimentos, entre otras cosas, y a su vez permita que exista un récord de actividades, y la institucionalización de esta medida en el período de contingencia que atravesamos”, se reseña en el escrito.
Hasta el momento en que se escribió este reportaje, según Horacio Molina, secretario adjunto de la FCU-UCV, sólo las escuelas de farmacia, ingeniería, arquitectura y cinco de la Facultad de Ciencias económicas y Sociales (FACES) serían las que comenzarían a dar algunas materias de forma online.
“Los estudiantes de arquitectura harán cursos de contingencia a modo de intensivo. En ingeniería adelantarán contenido únicamente si 75% del salón está de acuerdo, y en FACES, dos escuelas habían terminado semestre para el momento en que inició la cuarentena, pero no habían comenzado el otro, y las otras cinco van a culminar de hacer evaluaciones a distancia”, comentó el representante estudiantil.
A paso de vencedores
Jessica Cepeda pertenece a una de esas escuelas que se reincorporó a la modalidad online. Desde el 22 de abril sus profesores, de la escuela de estadística, han estado poniéndose en contacto con ella para reanudar las sesiones académicas. Han puesto en agenda conferencias a través de la plataforma zoom y les han enviado evaluaciones, talleres y parciales, que deben subir a una aplicación llamada Edmodo.
A su parecer, pese a las fallas pedagógicas y de conexión a internet, es mejor estar avanzando “a paso de vencedores”, que perder semestre. Cepeda dice que incluso algunos docentes han optado por aplicar pruebas a la medianoche porque es el momento en que mejor conectividad tienen tanto ellos como los alumnos.
“Mi internet es muy inestable, se pega en la trasmisión, cuando el profesor está pasando las presentaciones se pega (…) de hecho, estamos cursando materias y ni siquiera estamos inscritos. Se presentó un problema en el sistema y hasta el momento hay estudiantes que no están inscrito porque eso no se ha podido resolver”, explica la ucvista, quien cursa el octavo semestre de estadística.
De acuerdo con el Observatorio de Universidades, 71% de las denuncias hechas por las universidades públicas durante el mes de marzo estaban vinculadas con la violación de los derechos educativos, y más específicamente a las fallas de conectividad. En información reseñada en su portal web señalan que uno de los factores que dificultan el seguir el plan que ideó el Ministerio de Educación Superior es la deficiencia de los servidores que permiten la distribución de internet en las universidades.
“Por lo tanto, para las universidades es cuesta arriba garantizar la estabilidad de sus sistemas informáticos que darían continuidad a las plataformas de estudios a distancia, al igual que se les dificultaría mantener activos los programas que utiliza para el registro y control de estudio”, coteja la organización.
No pueden ser virtuales
Si bien hay algunas asignaturas con programas que permiten llevar sus contenidos a las plataformas virtuales, hay otras que son meramente prácticas y que no se aprenden más que en un laboratorio o en hospitales.
Kirby Barrios es estudiante del cuarto año de medicina de la Universidad de Carabobo. Sus clases están paralizadas, pues a estas alturas de la carrera “ya yo estoy en el área clínica y, en mi opinión, es difícil lograr adelantar contenido vía online en este tipo de materias”. Sin embargo, dice que algunos profesores de los primeros años, los que dictan materias teóricas, han decidido dar cátedra aunque de forma no oficial.
“La facultad de Ciencias de la Salud sacó un comunicado a principios de la cuarentena anunciando la suspensión de actividades de todo tipo. Así que, oficialmente ningún año está viendo nada, pero hay profesores que han dado clases por Zoom, pero algo como iniciativa propia, no como algo obligatorio”, asegura.
Kirby está en “una especie de limbo académico” porque cuando se inició la cuarentena tenía apenas dos meses de haber comenzado su período lectivo. Ahora no le queda más que esperar a que termine el confinamiento para continuar con sus clases.
En la misma situación de Kirby están muchos otros estudiantes de los tres núcleos de la Universidad de Oriente, pues los cursantes de carreras como medicina, bionálisis e incluso ingeniería, pese a que se les envió una encuesta consultiva para saber cuál era el estatus de su conectividad, ninguno podrá comenzar o terminar semestre hasta que se acabe la cuarentena. No tienen las condiciones académicas que se requieren para dictar todas las materias del pensum de estudios de manera virtual.
«Es necesaria la formulación de contenidos digitales basados en el programa de cada asignatura, por lo cual, no permite improvisación, como pensar que con un teléfono inteligente, una computadora o tableta se puedan generar contenidos programáticos sin su correcta evaluación”, explican a los estudiantes en un comunicado emitido por el Consejo Universitario.
Las autoridades de esa casa de estudio y también la de la Universidad de los Andes, que se ha caracterizado por ser pionera en estudios a distancia, sentenciaron que bajo ningún concepto sacrificarían la calidad educativa que han ofrecido para seguir un plan ministerial, que poco tomó en consideración la precariedad y la necesidad por la que los profesores y estudiantes se han quejado durante los últimos años.
«¿Educación virtual con qué electricidad y con qué internet? Las dificultades son obvias, no son nuevas, tenemos años padeciéndolas, pero eso no puede significar que nos quedaremos de brazos cruzados», expresa el rector de la ULA al diario El Impulso.
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