Uno de los problemas más serios que tienen las empresas venezolanas actualmente, además de la reposición de inventarios, es la dificultad para trasladar los costos al producto final, asegura el economista César Aristimuño, director general de la firma consultora Aristimuño Herrera & Asociados (AH&A)
Explicó que la gasolina anteriormente no era un factor importante dentro de las estructuras de costos de las empresas, pero que ahora se ha convertido en un enorme gasto para los establecimientos que se traduce en un producto mucho más caro para el consumidor final.
“La gasolina pasó de tener un subsidio infinito, a ser un producto que está por encima del precio en el mercado internacional, en el mercado secundario” señaló.
El economista indicó que las empresas deben revisar hasta dónde los costos pueden trasladarse al producto sin afectar la demanda, sobre todo durante la pandemia, etapa en la que el consumidor ha tenido que establecer prioridades ante los altos índices de inflación, cesantía y desempleo, afectándose la falta de poder adquisitivo para comprar determinados bienes o servicios.
Asimismo, el director de AH&A resaltó que los inventarios de las compañías «se han estirado» solo porque han disminuido considerablemente los niveles de producción como consecuencia de los problemas con el suministro de combustible y la incapacidad de mantener a todo el personal laborando, además de la caída temporal de la demanda. Sin embargo, estimó que, ante un escenario de normalización de las actividades, habrá una mayor necesidad de producción y, por consiguiente, una importante caída en los stock.
Importar en manos del sector privado
El especialista en materia económica y financiera, afirmó que actualmente el sector oficial no tiene recursos suficientes para poder importar, al punto que están estimando una significativa caída en las importaciones, este año, por lo que aseguró que el Gobierno va a perder protagonismo en este ámbito y es el sector privado el que va a apalancar las importaciones que, según estimaciones de la firma consultora que representa, caerán a 7.000 millones de dólares, frente a los 12.000 millones que alcanzaron el año pasado.
“Estamos viendo un sector privado con un volumen de importación superior al sector oficial y con ello se está dando un proceso de cambio en la dinámica económica del país”, afirmó Aristimuño.
Aseguró que el sector público se verá en la necesidad de generar las condiciones económicas y jurídicas para que el sector privado pueda producir con eficiencia y de esta forma generar empleo estable, mayor demanda y un circuito favorable que beneficie no solo a lo privado sino a lo público a través de una recaudación de impuestos mucho mayor y más efectiva.
Flexibilidad, agilidad y simplicidad
Estima Aristimuño que las empresas deben aprender a coexistir con una pandemia mundial, sumada a la escasez de combustible que es una de las mayores amenazas que enfrenta el sector empresarial pues ha impactado directamente en la operatividad, la logística, el flujo de caja e incluso en la posibilidad de replantearse el modelo de negocios. Para ello, sugiere a los empresarios mantener flexibilidad, agilidad y simplicidad en su estrategia.
“Se debe mantener una estructura organizacional y un modelo de negocios que permita maniobrar; a las empresas con estructuras rígidas les cuesta mucho más adaptarse a una situación como la venezolana”, precisó.
Considera que es necesario evaluar el impacto de la crisis de la pandemia sobre el segmento del mercado, el perfil del cliente y las necesidades que cubre la empresa y, con base en ello, la forma en la que tiene que adaptarse para seguir siendo rentable y sostenible. “En estas circunstancias ha habido negocios que han resurgido, y esto es porque en los últimos cinco años hemos venido preparándonos para actuar en contextos como este”, aseguró.
El economista agregó que en el ámbito empresarial se debe mantener la calma y no caer en pánico. “En los momentos complejos siempre se van a presentar oportunidades, la clave es aprovecharla”, aseguró en entrevista radial.