Hermosas son las descripciones de colonizadores y viajeros sobre los predios del valle del gran río Variquecemeto, hoy espacio conocido como el Valle del río Turbio, donde como referencia podemos citar a Nicolás Federmann, cuando en 1531, destaca que el río “de color cenizo…”, “es de inusitada anchura y sus tierras son ricas y fértiles”. Más tarde, este vasto territorio será ocupado por extensos sembradíos de maíz y cacao.
El propio obispo Mariano Martí, en su visita pastoral de 1779, a la ciudad de Barquisimeto y su valle, deja escrito un testimonio revelador: “En todo el territorio de esta jurisdicción o Vicaría de Barquisimeto se podrán recoger unas quince mil fanegas de cacao, que es lo principal de la riqueza de esta jurisdicción”.
La caña de azúcar, se introdujo en Venezuela el siglo XVI, en las costas cercanas a Coro. De allí sus espigas fueron llevadas a El Tocuyo y de este, pasaron a formar parte de la hermosa vista del Valle del Turbio, para pasar después a Carora.
Los trapiches de Lara
Para finales del siglo XVIII, en jurisdicción de Barquisimeto, estaban instalados 63 trapiches, que producían 128 mil 268 pesos en papelón, y 11 mil pesos en aguardiente, lo que supone una elaboración altamente significativa en la Venezuela de finales de esa centuria. Para aquella remota fecha, Barquisimeto ocupaba el segundo lugar en la producción de estos rubros en todo el territorio de la Provincia de Venezuela.
El tercer puesto lo ocupó El Tocuyo, con 58 trapiches y el último lugar Caroca con 3 trapiches que producían 4.300 pesos al año, entre papelones y aguardiente. En una cifra general, tenemos que en el hoy territorio larense, estuvieron instalados 124 trapiches en las cercanías de los tres centros urbanos coloniales de esta jurisdicción cuando el total general en Venezuela, para 1775, era de 348, con una producción anual de 656 mil 240 pesos en papelón y 70 mil en aguardiente. En 1900, la región larense se inscribió como la primera productora de cañamelar y sus derivados en Venezuela, puesto que conservará hasta el siguiente siglo.
Al despuntar el siglo XX, el estado Lara se situaba en el tercer lugar, según el censo de 1937, entre los estados productores de caña de azúcar, con 237 haciendas dedicadas al cultivo y una producción de 240 millones 434 mil 967 kilogramos de caña, antecedido por los estados Zulia y Táchira.
Para 1950, se registran en Lara, 333 predios de cañamelar, cuya producción alcanzaba 391 millones 785 mil 581 kilogramos de caña dulce, para ocupar el primer escalafón en la producción nacional.
Para la primera mitad del siglo XX, estaban instalados en Lara, un grupo de ingenios denominados Centrales Azucareros, desplegados entre Barquisimeto, El Tocuyo y Carora, dedicados a la producción de papelón y sus derivados.
Los Yepes Gil industrializan la producción
Tempranamente, en la primera década del siglo XX, los hacendados del Valle del Río Turbio, mostraron gran interés por la instalación de modernas factorías para procesar la caña de azúcar que se cultivaba en abundancia en la región.
Los hermanos José Antonio, Cruz María, Mariano, Domingo y Daniel Yepes Gil, fueron los capitanes de la industria cañamelar en la vasta zona que comprendía desde las márgenes del río Turbio hasta el piedemonte del majestuoso Terepaima.
El Central Tarabana, asentado en jurisdicción de Cabudare, fue por más de dos lustros, la primera y más importante factoría de la región, en donde a lomo de bestia y en carretones, se arrimaba la caña para su procesamiento, llegando a producir, durante la década del 30, cerca de 100 toneladas por día.
El investigador Juan Morales Álvarez, en su obra Historia del Central La Pastora, anota que en 1944, durante el gobierno de Isaías Medina Angarita, ya existían 29 centrales azucareros instalados en el país. “En esa época convivían técnicas antiguas con conocimientos modernos”.
Entre estos ingenios figuraban en Lara solamente en 1949, Los Palmares, en El Tocuyo, con una producción de 939 mil 990 kilogramos de azúcar; Tarabana, en Cabudare, con 800 mil, seguido por Versalles en La Concepción con 360 mil y Sicarigua, en La Trinidad con 350 mil.
La rigurosa obra Tarabana, del investigador José Antonio Yepes Azparren, advierte que para 1940, el Central Tarabana, procesaba 120 toneladas de caña diariamente, elevando a 150 desde 1944 hasta la culminación de la zafra en 1954, fecha en que este trapiche cesa en sus funciones.
La historiadora Catalina Banko, en su estudio La Industria Azucarera en la Región Centro Occidental, destaca que de las 27 mil 241 toneladas de azúcar producidas en el país en 1945, la proporción correspondiente a los centrales establecidos en la región era muy pequeña: Las Mercedes (1.926), Tarabana (558), Los Palmares (299), San Marcos (103) y El Rodeo (62), lo que representaba 7.1%, del total nacional.
Exprópiese y su mortal declive
El 28 de noviembre de 1952, en el sitio de la Hacienda La Unión, en el caserío Chorobobo, a 8 kilómetros de Barquisimeto, fue colocada la primera piedra para la fundación del Central Río Turbio, factoría que vendría a reemplazar los pequeños ingenios del Valle del Turbio. Las operaciones se iniciaron en 1955, con el procesamiento de 2.500 toneladas diarias de caña y la elaboración de 14 mil 447 toneladas de azúcar.
En 2006, año de la expropiación ordenada por el entonces presidente de la República, Hugo Chávez, se confiscaron 29 fincas productoras apostadas en el área. Para tal fin, fue juramentada la Comisión Especial designada a darle cumplimiento al decreto, entre los que se encontraban los entonces alcaldes de Iribarren y Palavecino, Henri Falcón y Aura Contreras.
Para ese año de la confiscación, se molieron 9 millones de toneladas de caña de azúcar en el país, para producir 700 mil toneladas de azúcar.
La historiadora Catalina Banko, reseña en su trabajo Tradición y Colapso de la industria azucarera, que en el 2017, el Central Río Turbio, aportó 6.68% del abastecimiento nacional, contrastando notablemente con las cifras del año 2007, cuando este ingenio produjo 77 mil 012 toneladas métricas de caña de azúcar.
En 2017, la molienda registró 19 mil 755 toneladas y un año después, solo se molieron 154 mil 864 toneladas de cañas, generando así la cifra más baja de todas. En octubre de 2019, solamente se molieron en Venezuela, dos millones 300 toneladas de cañas para lograr unas 200 mil toneladas de azúcar, según declaraciones de Edgar Contreras, gerente de la Sociedad de Cañicultores del Occidente del Estado Lara (Socadol), adicionando que para satisfacer el mercado nacional, había que importar un millón de toneladas de azúcar.
A 14 años del estruendoso grito de ¡Exprópiese!, e inmediata confiscación de las tierras productoras, el Valle del Turbio, es un escenario sombrío, cuyo verdor se trastocó en ocre, arrebatándonos el olor a cañamelar, por el de muerte y destrucción.
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Referencias
Pedro Manuel Arcaya. Narración del primer viaje de Federmann a Venezuela. Caracas: Lit. y Tip. del Comercio (1916)
Discurso de Incorporación de la Dra Catalino Banko a la Academia Nacional de la Historia Venezuela. 10-11-2018. Tradición y colapso de la industria azucarera venezolana
Catalina Banko. La Industria Azucarera en la Región Centro Occidental. UCV, diciembre de 2007
José Antonio Yepes Azparren. Tarabana. Fondo Editorial Río Cenizo. Barquisimeto 2003
Rafael Domingo Silva Uzcátegui. Enciclopedia Larense. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas 1981
Juan Morales Álvarez. Dulzura Caroreña. Historia del Central La Pastora. Caracas 2006
Centro Interno de Documentación Diario EL IMPULSO
www.CorreodeLara.com