El coronavirus y la crisis compleja humanitaria que vive el país, lo obligó, a su corta edad, a buscar un oficio porque todos los miembros de su familia necesitan poner algo en la mesa.
El niño de 14 años, con zapatos rotos, trenzas desanudadas y franela curtida, contó para el equipo periodístico de Elimpulso.com que asumió la responsabilidad de mantener y resguardar a sus hermanos de la COVID-19 porque su mamá se encuentra detenida en la estación policial de Fundalara, recinto carcelario ubicado al este de Barquisimeto.
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El jovencito relató que proviene de una familia rural empobrecida, situada en la adyacencia de la avenida Ribereña y desde allí, todos los días, debe caminar junto a su hermano de 7 años hasta la comandancia para llevarle comida a su progenitora.
“De vez en cuando me he acostado sin comer, cansado, porque debo atender a mis hermanos y protegerlo del virus. No puedo permitir que se enfermen. En el negocio donde trabajo a veces me pagan con comida y me dan 600 mil bolívares semanales y con eso ayudo a mi mamá que está presa”, relató el adolescente.