#COLUMNA El rincón de los miércoles #13May

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Recientemente vimos y escuchamos al nuevo presidente de la cuestionada empresa hidrológica del estado Lara, uno de esos ingenieros que no le temen a las responsabilidades más agobiantes con las que debe enfrentarse un verdadero profesional. José Luis Yépez lo sometió a un interrogatorio a profundidad tratando de conocer de primera mano sobre la crítica situación de escasez de agua en Barquisimeto y poblaciones tan cercanas e importantes como la capital del municipio Palavecino. Pudimos entender, por ejemplo que las causas del desabastecimiento tiene su origen primario en la falta de inversiones en el pasado, también en la acción de quienes utilizan bombas en las tomas clandestinas para satisfacer sus necesidades sin tomar en cuenta las de sus comunidades, además de utilizar mecanismos no adecuados en el sistema de distribución del preciado líquido – creo que escuché algo así como una válvulas, necesarias para mejorar su funcionamiento. Confieso que me pareció muy coherente las explicaciones del nuevo presidente de Hidrolara y espero, al igual que todos los que padecemos de la sequía, poder felicitarlo si logra superar este drama que parece no tener fecha de caducidad. Ah, y perdone usted, señor ingeniero que haya olvidado su nombre y el número telefónico de la oficina de quejas de la institución, pero ya lo averiguaré para llamarlo. Ya sabe cómo somos de inquisidores los reporteros.

II

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El otro capítulo del drama tiene que ver con los interminables apagones de los cuales somos víctimas los venezolanos. Resulta curioso el impenetrable silencio de quienes están responsabilizados de atender el servicio eléctrico del país. Lo que sabemos solo lo imaginamos. Nos dijeron que en un año todo estaba resuelto, pero nada de ese ocurrió, salvo los cambios de presidentes de la Corporación Eléctrica, quienes no fueron capaces de cumplir con la misión encomendada, los venezolanos, entonces, se han acostumbrado a la oscuridad, por la mañana, por la tarde, por la noche y la madrugada, con el agravante de lamentar el daño que sufren los artefactos impulsados por la electricidad. A la tiniebla se une el silencio de las autoridades que, dicho sea de paso, se fastidiaron de tanto inventar excusas para justificar los apagones. Las iguanas, los papagayos, las golondrinas y hasta los limpia casa, fueron acusados como autores de un presunto sabotaje a las redes hasta comprobar que ninguno de los sospechosos tenía que ver con esas imputaciones. Ante la falta de una explicación más convincente, los estrategas de opinión recomendaron a los voceros oficiales olvidarse del tema y abordar otros más atractivos para el sufrido consumidor. No quiero, de ninguna manera ser un aguafiestas, pero esto de los apagones sospecho que no tiene fecha en el calendario para que concluya felizmente.

III

COVID-19.- El virus este se ha cargado, entre otros acontecimientos populares a las ferias, nacionales e internacionales. Ayer nos informaron de la suspensión del ferial madrileño dedicado San Isidro, el patrón de esa belleza de ciudad que es Madrid y a la cual hemos tenido la gran suerte de haberla disfrutado plenamente. El ferial se ofreció por primera vez en 1947 y nunca se suspendió hasta ahora, cuando la peste ataca con saña la capital española. Esperemos de San Isidro acompañe a sus aficionados y nos devuelva el año próximo la alegría de las ventas, su taurinísima e histórica plaza.

Luis Rodríguez Moreno

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