La cuarentena social decretada en el país por el brote del nuevo coronavirus obligó a las instituciones educativas a aplicar la modalidad virtual para así continuar el año escolar y evitar la suspensión.
Este nuevo método ha sido un reto para los docentes, no solo por lo difícil que puede resultar comunicarse a distancia con los representantes para que funjan como “asesores” de sus niños o el cambio de rutinas diarias, sino por las constantes fallas en los servicios como son la electricidad y la internet, vitales para recibir una adecuada educación online, y que en el estado Lara cada vez se acentúan más.
Elimpulso.com entrevistó a Jamileth Mora, quien es maestra de primaria en la Unidad Educativa Bolivariana «Lola Alamo», ubicada en la comunidad de San Jacinto en Barquisimeto, para conocer cómo ha sido sobrellevar los cambios de clases presenciales a virtuales.
En principio Mora expresó que los padres de los alumnos tenían algo de “temor” por la nueva responsabilidad ya que no sabían qué hacer y cómo hacerlo, por lo cual ella buscó las formas más viables y les dio herramientas para llevar a cabo las actividades. “Les mandé todo el contenido que se iba a ver por áreas solo para que el niño copiara, explicando con ejemplos. Les dije que tenían que confiar en sus hijos y les sugerí que se organizaran”, contó, al tiempo que remarcó que es imprescindible utilizar el mismo horario de clases para hacer las tareas, pues extenderlas durante todo el día provocaría un agotamiento físico y mental en el infante.
La educadora sostuvo la importancia de la planificación, pues estando en casa surgen los quehaceres como lavar, comprar comida, limpiar, entre otros.
Mora afirmó que los problemas con los cortes eléctricos, la falla de la internet o la señal han afectado; sin embargo al comunicarse a través de la aplicación móvil WhatsApp con los representantes, estos logran descargar el material en diferentes horas cuando no presentan fallas. “No es obligatorio que la haga el mismo día (tareas) sino que poco a poco el niño vaya cumpliendo con sus actividades en la semana”.
Por otra parte, Mora confesó que lo más difícil de la educación a distancia ha sido no poder realizar prácticas con los estudiantes. “Los docentes tenemos estrategias de cómo abordar un tema y cómo explicarlo. Por ejemplo yo a través de juegos incentivo al niño para que capten la información, y de forma virtual no se puede”.
La docente cree que los representantes han entendido la gran labor del educador que, según expresa, hoy día siguen ejerciendo es por vocación.
También se mostró crítica por la falta de recursos de los estudiantes para trabajar vía online, muchos no cuentan con computadoras y esto dificulta el progreso.
Cambios en la rutina diaria
Para la maestra de preescolar Karen Jiménez, quien labora en otra institución barquisimetana, el cambio de modalidad no ha sido fácil. “Para mí ha sido un desafío ya que no es lo acostumbrado, indistintamente de la rama laboral, uno pierde la rutina, el horario, al igual que la manera de trabajar. La paciencia y la organización es lo que a mí me ha ayudado”, indicó.
Seguidamente, explicó cómo es su método de trabajo durante la cuarentena social.
“Todos los lunes yo mando el plan pedagógico, saludo a mis niños por nota de voz, les deseo un buen día y les digo lo que les envié de tarea. Los martes hago un seguimiento con los representantes para atender dudas. Los miércoles mando un video personalizado a cada niño para motivarlos, ellos necesitan ese estímulo porque al ser tan niños extrañan su zona de aprendizaje en el colegio y los parques. Los jueves ya comienzo a recoger tareas y hacer los reportes”.
Entre otras cosas coincide Jiménez con Mora sobre las fallas eléctricas y las concurridas caídas de la internet, las actividades son enviadas semanalmente y las entregas varían. Son entregadas los lunes y recibidas de jueves a domingo, son flexibles y se buscan alternativas ante la crisis.
Al igual que esto, entre los puntos negativos que resulta dar clases a distancia, Jiménez sostiene que el contacto con los niños es clave. “El abrazo de ellos cada mañana, el compartir, el tener que explicarles o implementar algún refuerzo de alguna necesidad académica que ellos ameriten. No es lo mismo por videollamadas que dentro del salón de clases, cuando están en su casa no rinden igual que en el colegio”, detalló.