#OPINIÓN Memorias del olvido: Sondeos de la Sgto. Saunders (Parte IV) #11May

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…Yo no hablo de venganzas ni perdones,

el olvido es la única venganza y el único perdón…

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Jorge Luis Borges

 A Mamá la apodamos con justicia la Sargento Saunders por haber sido mandona vitalicia y debido al célebre show televiso Combate de los 60 con Vic Morrow y Rick Jason protagonistas. En la época de perfecta ama de casa, me enseñó y aprendí, todo este oficio con el que ahora le atiendo. Lo que sé y la función de sus normas ISO-Covenin, dejaron su diligencia rigurosa rayana en lo intensivo, y baste decir que perfección era la meta de cualquier emprendimiento de Carmen y bien que dicen que lo perfecto es enemigo de lo bueno, no así la perfectibilidad, pensaba al trazar de memoria la exigencia profiláctica de la suboficial.

Hoy veintitrés de Febrero 2018, Papá cumpliría noventa y nueve años. Mamá por supuesto, nunca se enteró. Hace veintitrés años que murió y cumplía un veintitrés. Papá fue ese señor querido por todos dentro y fuera de lo familiar, por su peculiar humor negro con un toque de sabiduría propia amén del carácter volátil de calabrés. Peppino respondía al José diminutivo de Pepe.

Mamá y Papá se amaron por décadas, pero acabaron alejados sin divorciarse. Papá fue el primero en llegar de la capital a pasar la recta final y fue el primero que marchó al otro patio. Mamá llegó a la isla luego de su fallecimiento. pero aun sin partir para fortuna nuestra. La isla y sus hijos, somos los recuerdos con los que cuenta mamá para ir a tientas al mundo y huir al sectarismo del caos invasor que yace desconcertándola…

El mecanismo que usé para datar la experiencia fue el procesador. Aquí entra un inciso doble. El escritor narraba eventos que no perpetuaba el que olvidó y también usé el oficio para que recordar fuera tomar el olvido, y ponerlo en palabras. Desde hace varios lustros empecé a publicar en El Impulso un diario con sede inaugural en Carora y luego en Barquisimeto, estado Lara, recientemente salido de circulación por boicot de papel por parte de la satrapía tras ciento catorce años de edición constante. He entendido fijamente que la acción en ejercicio de la palabra es la que somete la relegada expresión al aturdido. Se piensa en palabra y no así tanto en imagen. Así que eché mano a mi habilidad y a Mamá gustaba mucho leer pero sin preocuparse por entender lo que advertía al instante de utilizar la estricta habilidad de la lectura bien ejecutada. Leer era de las pautas del Dr. Ordaz que resultó, pero a la larga la demencia fue ganando espacio para congoja de ambos.

A Mamá había que recordarle a diario las cosas que a cualquiera quedan tácitas. Una de ellas, que me daba coraje era mi empleo de asesor ambiental del municipio. Entendidos aseguraban es la tercera en recibir  presupuesto de las más de trescientas alcaldías del país. Nunca retuvo el hecho. Todos los días si tocábamos el tema salía a relucir la explicación novedosa para Mamá, y trillada para mí. Hay ciclos que a Mamá provocaba estrangularla a pesar de ser de los hechos directos responsable indirecto. Y eso sería solo una de las tantas situaciones espontáneas facilitadas por la condición cognitiva degenerativa.

Mamá iba al comedor con exactitud de relojero suizo. Era la suiza de la fagocitosis. Ella que está más cucú que el pájaro que marca la pauta jamás se saltó la hora de poner a exigir lo suyo, es decir, lo de sus panzas que ignoraba pero presentía. Como buena vivípara rumiaba las señales del desayuno, almuerzo y cena, rumiaba con igual apetito entre ellas, y cuando acababa con todo, me rumiaba. Salta a la vista que la avidez suena más a nervios que a deleites. Mamá perdió la frontera entre hambre real y artificial, la que al hambreado o con síndrome de carbohidrato coronaba ansias de un detonador que desde el olvido facultaba sin percibirse.

La nutrición del enfermo fue lo primero que el especialista recomendó en su ocasión cuando supimos el diagnóstico del neurólogo a cuatro años de pesquisas saludando cuanto tratamiento saliera pues la gama de respuestas a las innumerables incógnitas de la dificultad cognitiva era apenas una apertura que había mejorado los escenarios de laboratorio con vacunas que andaban por Food, Drugs & Administration para proyectarse al mercado. Carmen rodaba por inercia, con lo que nunca rodó fue con el vacío de panza y el apetito a toda hora. Tampoco con desmarcar la letra y la etapa, porque subsistir y un tropezón era el catecismo al que rendía total observancia si venteaba a banano frito u olía a comestibles.

Para salir adelante y cambiar la unión obsesiva a menudo iba a su habitación a trabajar crucigramas, sudokus, sopas de letras, scrabble, y a veces sacaba el calculador yellow submarine que usaba para ponerla a remarcar números y a inducir habilidades numéricas, y, o, verbales que han relegado y a la vez permutado por cuanto caldo, pasta o arroz con pollo se ofrecía.

Empecé a brindar el bollo de pan de la palabra confiriendo textos que Mamá leía. Le agradó uno que recibí en cadenas por la red que a otros no gustó pero sí a Mamá. Insistía en leer solita el asunto del Romero. El mismo día de cumple de Papá Mamá se entera que es el Día del Romero y se emociona porque a la larga el tema de vianda no importa cuánta especia, mirra, incienso, albahaca, pimienta o adobo, a Mamá le sabía igual y servía para lo mismo.

Leía en voz bajita y pausada… Con los mejores deseos, mando Romero para que salga lo malo, y que entre lo bueno. Hoy es el día del Romero. Aprendí, seguía leyendo Mamá, que quien no te busca, no te extraña, y quien no te extraña, no te quiere. Que la vida decide quién entra en tu vida, pero tú decides quien queda. Que la verdad duele una sola vez y la mentira siempre. Por eso, valora a quien te valora y no trates como prioridad a quien te maltrata como opción. Quien te lastima te hace fuerte, quien te critica, te hace importante, quien te envidia, te hace valioso, y a veces, es divertido saber, que aquellos que te desean lo peor, tiene que soportar que te ocurra lo mejor…

Yo le pedía que leyera la apócrifa de Borges, y cada vez que lo hacía se aguaban sus ojos, no así con la lectura del romero que brillaba en la mirada…Mamá sabía a su manera crear un mundo. No era algo que duraba pero si le daba sentido a lo que faltaba ¿Cómo somos dos Marco(s) en un solo tipo?¿Por qué comer es más importante que recordar?¿Dónde entra el agua a cristianar todo lo que es recipiente?¿Cómo demonio el romero es más escolástica que simple fronda para la mención?

Olfatear romero era una extrema inventiva naturista para la retentiva e igual se contaba con el aceite de cannabis. Borges reaparecía y Mamá entonaba: De tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar se me dibujó la sonrisa que tengo. Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. Me asombró tanto cómo es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo. Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía. Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que me pidieran ayuda. Trate siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome).Hago solo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran. Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido. Aprendí que en esta vida nada es seguro, solo la muerte… por eso disfruto el momento y lo que tengo. Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mi me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea. Que la verdadera amistad si existe pero no es fácil encontrarla. Que quien te ama, lo demostrará siempre sin necesidad de que se lo pidas. Que ser fiel no es una obligación sino un verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti. Eso es vivir… La vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sin sabores…aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores pero no vivo pensando en ellos porque siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante pues hay errores irremediables. Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón pero siempre hay alguien realmente dispuesto a sanarlas con la ayuda de Dios. Camina de la mano de Dios, todo mejora siempre. Y no te esfuerces demasiado que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan. Lo mejor está por venir”, justo al final Mamá regaba los espejuelos de llanto y ya de sargento solo quedaba un cabo raso al que degradaron de rango sin saber qué fue lo que la sancionó o si la sancionada era otra dentro en algún distrito apartado de sí misma; a estas alturas el iceberg sin dar un paso atrás, intentaba asomarse entre un universo de glaciares dispersos en un caos de hielos fríos infinitos.

Marcantonio Faillace Carreño

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