A los creadores en el Día Nacional del Artista Plástico el 10 de mayo El pintor venezolano de quien quizás más se haya escrito e investigado su obra es Armando Reverón: artistas, escritores, críticos y periodistas han abundado para tratar de condensar la trascendencia de su magnífica e impresionante pintura, en particular Alfredo Boulton, su principal biógrafo quien descubrió una temporalidad asociada al uso predominante de ciertos colores, ubicados en tres diferentes períodos, azul, blanco y sepia. Para Boulton toda la obra de Reverón fue guiada por un sentimiento sumamente fino y sutil que da al espectador la visión brutal de un mundo mágico y terrible. “El color blanco significó para él como el resumen de todas las fórmulas, de todas las fuerzas, de todos los factores y de toda la concreta realidad del mundo. Todo quedó sometido a la fuerza de su potencialidad, por medio de la eliminación, a través de un proceso de análisis muy hondo en que cualquier otro matiz fue rechazado y sólo el blanco con su extraordinario vigor, permaneció intacto y predominó. Según Boulton, también tiene grande importancia su periodo azul, en el cual obtuvo inauditas profundidades poéticas. Durante la etapa sepia, igualmente inventó magníficos conceptos tonales de mágicos acentos de misterio. “En las tres fases que caracterizan su obra, en cada una de ellas creó una forma de muy alto valor artístico”.
El poeta y crítico Juan Liscano apunta que Reverón pensó y vivió en su interior la pintura para resolverse finalmente en la acción pura de pintar. Según Manuel Quintana Castillo, la pintura fue para Reverón un acto de rebeldía. Mariano Picón Salas reconoce en su pintura retratos casi mágicos como los de la Ravenna del siglo IV. Alejo Carpentier acepta en Reverón la obra de un gran pintor, creador de un mito, constructor de un mundo plástico que le pertenecía por entero.
Para Guillermo Meneses, después que Reverón vivió y trabajó, después que se echó a ser bailarín, payaso, actor, mono, sombra apenas, después que se metió en el oficio de pintor, la pintura misma es otra cosa y su pintura el milagro, el misterio, el prodigio de un hombre.
Su particular obra pictórica, muñecas de trapo, objetos y El Castillete, han sido siempre motivo de exhaustivos estudios para muchos críticos y amantes del arte. Armando Reverón nació en Caracas el 10 de mayo de 1889 y en su honor el 10 de mayo fue decretado Día Nacional del Artista Plástico. Fue víctima de diferentes enfermedades que le afectaron a lo largo de su vida, entre ellas la fiebre tifoidea a los doce años y la esquizofrenia de sus últimos años, trastornos que le hicieron ganar el mote de «el loco de Macuto».
Tras una estancia de algunos años en Valencia, Venezuela, fue aceptado en la Academia de Bellas Artes de Caracas en 1907, donde tuvo por compañeros a los artistas Manuel Cabré y Rafael Monasterios, entre otros. En 1911 recibió una beca para estudiar en España, donde ingresó a la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona y después a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Luego se trasladó a París, coincidiendo con el inicio de la Primera Guerra Mundial. En París, conoce la obra impresionista y se deja conmover profundamente por ella, dándole la espalda a los movimientos de vanguardia que comenzaban a emerger.
Sintiendo amenazada su seguridad en pleno contexto bélico, pidió auxilio a su familia para retornar a Venezuela y se establece en Caracas. En 1918 conoció a Juanita Ríos, quien se convertirá en su sempiterna compañera, su esposa y su modelo. En 1921, con 32 años se mudó a Macuto y construirá su casa taller El Castillete, donde la complejidad de su trabajo se extiende a ese mundo mágico que crea, aún a la espera de su restauración al ser arrasado durante el deslave de Vargas en diciembre de 1999.
La vida de Armando Reverón estuvo cargada de inestabilidad emocional desde su infancia y se manifestó en crisis psiquiátricas que afortunadamente no afectaron su capacidad creadora. Tras un año hospitalizado en la clínica de Báez Finol, murió en Caracas el 18 de septiembre de 1954, de 65 años. La comunidad artística le rindió homenaje en capilla ardiente en el Museo de Bellas Artes y el 10 de mayo de 2016 sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional, en un mismo acto junto a los de César Rengifo. Desde El Impulso, un gran saludo a todos los artistas plásticos.
Reverón, Alí Primera
Juan José Peralta